29 DE FEBRERO
A LUCHAR, HERMANOS,
EN DEFENSA DEL AGUA
DESTINO
DEL
AGUA
Danilo Sánchez Lihón
Laguna en cabecera de cuenca, en Santiago de Chuco
Las aguas
con su sorda antigüedad!
César Vallejo
1. Luchar
por la vida
Para el mundo
andino el agua en su estado natural es la representación de Dios.
A lo cual se suma
algo conmovedor y extraordinario, y esto es: que es el Dios mujer.
Porque Dios es
mujer en el agua. ¡Mayor razón para defenderla! Es Dios mujer, o en forma de
agua. Hecho, ¡o hecha agua!
Por eso debemos aún
más amarla y respetarla. Porque es la Pacha Mama amorosa, pero mujer. Por eso,
habremos de desagraviarla ahora que se la está vejando.
Desalojando a los
intrusos que han llegado a ofenderla, y la están hiriendo. Pero sin quedarnos
en lo ocasional.
¡Restituyamos
nuestra primigenia cultura del agua! Y en una actitud coherente con ella y ante
ella, seamos seres morales, generosos y agradecidos.
2. Y el agua
desaparece
Por todo ello,
defendamos ahora el agua de nuestras lagunas, ríos y nevados. ¡De nuestros
arroyos, aljibes y manantiales!
¡De los humedales a
los cuales se arroja basura y desmonte creyendo que son pantanos que hay que
convertirlos en terrenos para hacer construcciones!
Más bien hagamos
del agua, y para siempre, un motivo más de nuestras luchas, gestas y
esperanzas. Porque luchar por el agua es luchar por la vida.
Sin embargo, el
sistema social imperante, y el modelo económico vigente, rentista, usurero y
deshumanizante, es quien la contamina y corrompe.
Sistema capitalista
que se ha impuesto en nuestros países, que mal gobierna y prevalece a sangre y
fuego reprimiendo a nuestros pueblos.
Que a lo primero
que envilece es al agua, porque es libre y transparente. La contamina y la
corrompe. Y el agua desaparece.
3. Donde nace
el agua
Y el agua lo que
hace es que se enferma gravemente. Y se hace malsana. O, si no, se esconde y desaparece,
como ocurre en mi comarca que es Santiago de Chuco.
Donde, a partir de
las 9 de la mañana, y durante todo el día, no hay agua en una tierra que es pródiga,
cuna de César Vallejo.
Así, desde esa
hora, no gotea ni una sola lágrima, no importa si feliz o acongojada, de
aquella sustancia vital. ¡Aunque humilde como todos nosotros!
Doliente y
solidaria. Pero a la cual se la envilece dándosela a las compañías mineras.
¿Quiénes? Los corruptos, que son todos estos últimos gobiernos que la han
vendido solapadamente, a ocultas.
Pero hay algo
evidente, cuál es que ahora nos la están robando en nuestras propias narices,
excavando con sus máquinas ahí donde nace el agua. ¡Y esto sí que ya es asunto
completamente nuestro!
4. A golpe de pico
y lampa
Porque digo: ¿Se
puede ser autoridad para ahogar de sed a un pueblo y para darle el agua que
tomamos a una compañía minera? ¿A nombre de qué? ¿Qué iniquidad hay entre los
seres humanos convertidos en autoridades locales, regionales y nacionales? ¡Ya
sabemos las comisiones subrepticias que reciben!
Y quien es
autoridad y diga que no puede hacer nada, ¡miente! ¡Está coludido! ¡Está
recibiendo coima! Porque, la verdad y lo lamentable es que, entre nosotros,
ningún alcalde ha dedicado esfuerzos especiales y efectivos en solucionar el
problema del agua en nuestro pueblo. Todos son disimulos, evasiones,
apañamientos. Y apariencias de que se está haciendo algo.
La única vez que se
hizo algo fue en la Guerra del Pacífico, cuando se trajo a golpe de pico y
lampa el agua hasta nuestro pueblo con la acequia Vicente Jiménez, como un
exorcismo de defender la vida ante tanta muerte que sembraron los invasores.
5. “Del
común”
Después solo
rebrillan estos resultados ocurridos en los últimos años, y que hablan por sí
solos:
1. Ya no llega el
agua al pueblo, que antes se precipitaba en cascadas por la acequia que baja
por el cerro Quillahirca.
2. Las lagunas
están cercadas por alambradas de púas, como en los campos de concentración o
guetos de prisioneros. Y están excavando, echando químicos y contaminando ahí
donde nace el agua.
3. Se han ventilado
documentos en el poder judicial por los cuales las lagunas de Callacuyán, lugar
al cual se ha cambiado de nombre, para tratar de confundir, y ahora la llaman
Alto Chicama.
4. Resulta ahora que
esas tierras que eran “Del común”, o “Del pueblo”, ahora ya son propiedad
privada de la mina.
5. Santiago de
Chuco, tierra de Vallejo, muere de sed, inanición y desaliento.
6.
Turquesa
y
esmeralda
De allí que es en
el agua en donde más se evidencia los efectos del cambio climático y el
fenómeno del calentamiento global, que en el fondo es la crisis de un sistema social
y político aberrante.
Que se grafica en
las avalanchas de los ríos, en la subida del nivel de los mares, en la
desglaciación de los nevados, en la contaminación de lagunas, quebradas,
fontanas y vertientes.
Y se dramatiza en
su escasez, que ya resulta pavorosa. Así en mi pueblo, en muchos otros en donde
las minas campean. En mi pueblo solo una hora al día llega por los caños
ansiosos, famélicos y apenas gorgoteantes.
Y se ve a las
personas echar de mano a cualquier utensilio o recipiente, aunque sea un
cacharro, una lata o una teja.
Y juntar agua gota
a gota, lo que ahora no solo parece, sino que ya es joya: diamante, turquesa y
esmeralda.
7. Y arrasa
todo
Y así se llenan los
baldes, las jarras y los lavatorios. Jarro tras jarro, ilusionados en ver
llenarse cántaros y tinajas.
Y todo lo que se encuentra
a la mano, porque al instante el agua desaparece.
Y, ¿para qué? Para
que del agua se haya apropiado la mina. Y donde hay mina, desde hace siglos, la
pobreza tiende sus harapos. No hay sitios más pobres en el Perú que allí donde
hay minas.
Hace poco pasé por
Hualgayoc, donde se explota oro desde hace centurias. Desde el ómnibus veía a
la gente pasar con sus baldes cargando agua desde algún pozo.
El agua ahora está
enojada. Por eso, asola, inunda y cae en avalancha. Y está molesta en contra
del sistema imperante, contra las minas que siguen siendo formas de explotación
y no de desarrollo.
Por eso el agua se
desprende negra por los peñascos y arrasa todo.
8. Unidos
venceremos
– Pero, ¿por qué,
maestro, es a la gente humilde y sencilla a quienes castiga el huaico y no a la
gente pudiente ni a los funcionarios del gobierno?
– Porque somos nosotros
quienes no estamos atentos a los asuntos que verdaderamente importan para la
vida. Así, no somos conscientes y nos volvemos cómplices.
Y encima empeoramos
todo cuando elegimos mal a nuestras autoridades. Y cuando eso ocurre no
protestamos ni defendemos nuestros derechos.
– Y, ahora, ¿qué
podemos hacer?
– Organizarnos.
Luchar y vencer, porque la vida se ordena de este modo: amar, sufrir, luchar y
vencer.
Los dos primeros
aspectos ya se cumplieron: amamos nuestra tierra que es la Pacha Mama, y el agua
que es dios mujer. Eso es lo básico.
Ahora estamos
sufriendo por ella. Tenemos que organizarnos, y luchando unidos venceremos.
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