18 DE MARZO
ESCRIBAMOS
AQUELLO QUE
HEMOS VIVIDO
Danilo Sánchez
Lihón
Y que aflore el
canto
a la vida,
y que esta
finalmente
trascienda.
1. Ahora
que hay
tiempo
Hay una actividad muy importante que
cada uno de nosotros hemos estado aplazando día a día, cual es escribir la
anécdota, el cuento, el poema o las vivencias que queríamos plasmar con tinta
indeleble sobre el expectante y desvelado papel.
Y que sería bueno que no sigamos
posponiendo ni marginando esa posibilidad, y dediquemos algún momento a plasmarlo.
Ello a fin de tener el referente de un texto que nos permita saber quiénes
somos; porque todo texto que se produce es un espejo para mirarnos en él
anímicamente y conocernos mejor.
Como también será importante a fin
de contribuir a que muchas personas, principalmente niños y jóvenes, cuenten
con materiales de lectura pertinentes que tanto necesita para afianzar su
comportamiento lector. Como para mejorar nuestro desenvolvimiento personal y
colectivo, así como para consolidar nuestro desarrollo en el arte, la ciencia y
la cultura en general.
2. Recrear
los textos
Para ello caben algunas
recomendaciones a tomar en cuenta en la redacción de textos breves de lectura
para niños.
Como caben otras para su consecuente
recreación posterior, para su puesta en vivo mediante la lectura vivenciada;
actividades que para realizarse no es necesario que los niños a los cuales se
dirige sepan ya leer.
Ello no es un requisito ya que es
imprescindible que los adultos recreemos las historias que están escritas leyéndolas
en voz alta.
Ello a fin de que niños y jóvenes se
aficionen a la lectura, ojalá que de manera cabal e intensa y se adentren en
ese mundo mágico y fascinante que en los textos se evoca.
Y en esta práctica mucho mejor si se
juntan creativamente la palabra oral y la escrita y alternamos la lectura del
texto con el comentario directo y la recreación viva de los hechos que queremos
narrar.
3. Oír
hablar
Y, justamente, la primera
consideración a tener presente en el acto de escribir es la oralidad en los
textos literarios, dado que los lectores en general quieren escuchar a los
personajes. Y quieren oírlos hablar.
Quieren sentir que la escritura
habla, y a viva voz. Quieren textos donde sientan el aliento y hasta la
respiración de los seres que son evocados.
Y precisan oír al narrador.
Requieren tener vivencia de los diálogos y conversaciones que se producen, para
lo cual se ha de escribir como se habla o como se escucha hablar en la vida
cotidiana.
Para ello hemos de esforzarnos en
escuchar y decir los hechos y asuntos con naturalidad, sintonizando con aquella
manera de hablar de los seres que nos rodean y que son los mismos que el niño y
joven conocen.
Ya que no hay nada mejor para el
acercamiento y la aproximación a la lectura que recreando el mundo que nos es
familiar, a partir de la cual podremos proyectarnos hacia una dimensión ideal,
mágica y hasta onírica.
4. El lenguaje
sensorial
La segunda recomendación es utilizar
un lenguaje muy sensorial, directamente dirigido a los sentidos. Y en tal medida
nada mejor que la acción y el movimiento.
E ir al hecho en sí, pues la
relación del hombre con el mundo en nuestra época es la de intenso predominio
de los actos, de los sucesos y con ello de las sensaciones y percepciones.
Tanto que se reconoce que en la
historia de la civilización en los albores de la humanidad el hombre fue mágico
e intuitivo. Luego nos hicimos seres racionales, siendo representativas de esta
faceta las culturas griega y romana.
Posteriormente el hombre se adentró
en lo espiritual, que para ubicar esta época hay que recaer en el período de la
Edad Media con el predominio en ella del misticismo consumado en todo orden de
cosas.
En una época posterior dominaron los
sentimientos, la emotividad y hasta las pasiones, entonces advino el romanticismo
de los siglos XVII, XVIII y XIX.
5. Y que la
vida
trascienda
Ahora, el ser humano es
eminentemente sensorial. Sino veamos cómo son, hoy en día, los medios de
comunicación. Por eso, para encajar con el temperamento de la época escribir
entonces en esa dirección y con tal carácter. Y mucho más si se trata de textos
para captar la atención y la preferencia de niños y jóvenes.
Escribiendo lo que hemos vivido.
Porque, ¿qué más sensorialidad que la presencia actual y viva de quien escribe
en primera persona y nos da de ello testimonio de lo que evoca y refiere?
Convirtiendo así su vida en historia.
Y no dejando que la historia siga siendo extraña y ajena. Y que esté contada en
relación a personajes y a sucesos distantes, foráneos e indiferentes.
Siendo de este otro modo los
profesores promoverán la lectura con textos propios, personales y
comprometidos. Ante los cuales los niños sí creerán y hasta confiarán mucho más
en ellos. Y a fin de que todo sea comprensible. Para que el diálogo se motive y
la amistad profunda y luminosa entre adulto y niño surja. Y aflore el canto a la
vida. Y que esta finalmente trascienda.
Los textos anteriores pueden ser
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