27 DE MARZO
DÍA MUNDIAL DEL TEATRO
PALO
DE
ESCOBA
Danilo Sánchez Lihón
de Danilo Sánchez Lihón
1. ¿Qué está
haciendo?
Cuando el niño
convierte a un palo de escoba en un caballo raudo, en un corcel de fuego y
hasta en un unicornio con alas y un cuerno en la frente, y a sí mismo en un
jinete súbito que devora caminos, cruza ríos, tramonta montañas y hasta
asciende a las nubes.
En realidad ¿qué
está haciendo? De manera inocente, espontánea y natural está incursionando en
el apasionante mundo del teatro.
Y lo hace de manera
viva y auténtica. Realiza el teatro más puro, auténtico y raigal que uno pueda
imaginar, pero a la vez está dando expansión a su ser, a sus impulsos y
aspiraciones más profundas y legítimas.
Así como,
igualmente, cuando el niño coge un sombrero, una capa, un par de zapatos de su
padre o de su abuelo y empieza a hacer una función de representación, está
suplantando la realidad por otra potencial y que yacía oculta.
2. Práctica
creadora
Allí asume la
conducta de todo aquello que sus sueños, sus anhelos inconfesos, sus miedos y
sus cariños le inducen o sugieren ser.
Y aflora aquello
que debemos hacer evidente, porque es algo que es menester superar. O porque es
la verdad que esperábamos ver configurada.
De allí que el
teatro infantil se basa en dos principios educativos del máximo valor. Ellos
son:
a). La práctica
creadora, que deja libre la capacidad de cada uno en particular y de todos los
miembros o participantes en general, para intervenir con ideas, sugerencias,
planteamientos y actuaciones propias.
b). El trabajo
grupal, en donde el niño aprende a asumir roles y a acoplarse armoniosamente en
un conjunto vasto de personas y situaciones.
3. Climas
de entusiasmo
Otro elemento se agrega
a lo anterior. Y es la capacidad de organización, dado que hay que ordenar
muchos factores, pero principalmente las coordenadas de espacio y tiempo.
Y ello, tanto en la
preparación de un determinado texto a ser puesto en escena, como en la
escenificación misma de la obra elegida para ser representada.
El teatro infantil
debe permitir el desenvolvimiento de los aspectos biológicos, psíquicos y
sociales de los niños.
Así como servir
para aliviar tensiones, generar climas de entusiasmo, de compromiso y responsabilidad.
4. Libre
iniciativa
Este cometido se
logra tanto en el grupo que actúa como entre quienes desempeñan otras
actividades inherentes a la representación, pero distintas a la actuación, y en
quienes son espectadores.
En lo posible, debe
propiciar la libre iniciativa de los pequeños, la posibilidad de que ellos
creen soluciones propias y audaces a cada situación que se presente.
Ha de ser un
momento de juego, de alegría, de total expansión, en donde la confianza, la
sonrisa y el placer de compartir se pongan de manifiesto, estalle y se exalte.
En donde el niño
tímido, inhibido, triste o melancólico juegue a ser osado e intrépido y
viceversa; incitando siempre a descubrir desconocidos y hasta opuestos estados
de ánimo. Y todo obtenido por el ambiente contagioso de la espontaneidad que se
logre estimular.
belleza
Ha de ser como
cuando con los niños salimos de paseo al aire libre. O cuando practicamos un
deporte en los campos abiertos, y nos disponemos a la sana recreación a través
del vuelo del espíritu por los ámbitos de la imaginación.
El teatro como tal
y visto así será sincero, desenvuelto e inmerso en la vida misma, y parte del
proceso del niño de instalarse o relacionarse con los demás en un clima de
confianza, y de crecer en comunión con los demás.
Porque, es
consabido que hay una etapa de la evolución del niño que es imitar, en la cual
él aprende reproduciendo lo que padre, madre, y toda persona que forme parte
del contexto que lo rodea. Ellos imitan los aspectos más característicos y
definidos que realizan las personas mayores.
6. Exacta
belleza
Y es eso mismo lo
que hace el teatro: llevarlos a un espacio de representación en vivo, lo que
significa una reflexión valiosa y un vivir a otro nivel, con categorías
intelectuales superiores, teatro que surge desde el centro del ser y vuelve
hacia él, idéntico o transformado.
Cabe advertir que
en el teatro infantil hay la tentación del acartonamiento, de los clichés y de
la rigidez. Por eso, siempre debe estar presente en él, como fundamento de
trabajo, que el principio rector es la libertad creativa. Claro que bajo la
práctica de un trabajo disciplinado y de pleno compromiso.
Es sólo con esa
condición que se manifiesta en todo su esplendor la vida auténtica de los seres
humanos, con autonomía, pero también con exigencia de lograr exacta belleza,
develamiento y esplendor.
7.
Bajo
nuestros
pies
En noches de luna y afuera de
las cabañas donde restallan los leños en el fogón, se extiende la pampa, con
los cerros oscuros al frente y las hondonadas que encierran misterios a sus pies.
Allí los niños juegan a las escondidas, a la pega-pega y a representar la vida
de una y otra manera.
Juegan juntando el pasado, el
presente y el futuro, encarnando cada destino de la gente que ven pasar,
destino que se une a los caminos que vienen y que van, a las montañas
presentes, a los animales y a las plantas que duermen o se desvelan sumidos en
la misma magia que embarga al universo.
Más acá, los mayores
conversan sentados en el umbral de la puerta. Y, más allá de las cercas y de la
luna que boga en el cielo sereno se extiende el vasto mundo que es también
incógnita. Frente a la chacra de maíz, de la fuente y la cascada se desliza el
misterio del río con su rumor antiguo y las voces de los niños que juegan.
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