sábado, 29 de agosto de 2020

29 de agosto. Poesía y educación. Aula Virtual Capulí. / El maestro César Vallejo.

 

29 DE AGOSTO

POESÍA Y EDUCACIÓN.

AULA VIRTUAL CAPULÍ

 

EL MAESTRO

CÉSAR

VALLEJO

 

Danilo Sánchez Lihón






1. Maestro

de alma

 

César Vallejo es poeta y es maestro. Y para constatar este último don, e idoneidad, recordemos que fue maestro de niños de escuela, que tuvo a su cargo un aula de clases, principalmente de primer grado básico, casi de la educación inicial, donde había que enseñar a los niños a leer y a escribir, labor para cuyo desempeño hay que ser maestros auténticos y de a verdad

Ser maestro se valora poco en la sociedad actual rentista, mecanizada y mercantilista, en donde este ejercicio profesional frecuentemente se menosprecia y se evita serlo por considerar esta función en la vida como precaria, marginal y hasta de personas que se refugian en ella porque fracasaron en otras, razón por cual qué importante es contar entre la fila de maestros al hombre más importante en la historia del Perú contemporáneo.

Porque todos recordamos cómo nuestro poeta dedicó talento y esfuerzo a su labor magisterial, actividades que realizó además de escribir literatura, lógicamente con extraordinaria honestidad y fervor. Y en las cuales se transparente el alma de este ser esencial, tuétano de hombre ejemplar y modelo a seguir.

 


2. Siempre

en las aulas

 

Oficialmente, y como personal asimilado a la escuela pública, esto es dentro de la planilla del Estado, lo encontramos de preceptor entre los años 1913 y 1915, en el Centro Escolar Nº 241, o más llamado Centro Viejo.

Esta era la institución educativa emblemática de Trujillo, situada en plena Plaza de Armas de esta localidad, en donde enseña a los niños a leer y a escribir. Pero también a conocer aspectos básicos de las ciencias, de las artes y de las humanidades.

Podemos decir que tenemos el orgullo como para que el destino registre estos hechos, que César Vallejo fue maestro en las escuelas y colegios no solo emblemáticos sino representativos de la escuela pública de cada localidad.

Porque otro hito en su trayectoria magisterial es el período que abarca entre 1915 y 1917, época en la cual dicta clases en el primer grado de primaria del Colegio Nacional de San Juan, en esa misma ciudad señorial.

 


3. Maestro

auténtico

 

Ya en Lima, desde el año 1918 labora como preceptor en el Centro de Educación Primaria del Instituto Barrós, denominado después de la muerte de su director y propietario, como Instituto Nacional.

En esta entidad educativa le cupo a César Vallejo desempeñar en algún momento el rol de director de ese plantel, función a la cual pronto renunció.

Esta incursión la hizo más bien presionado por sus colegas para asumirla, por ser el único quien poseía grado académico de Bachiller expedido además por una casa de estudios prestigiosa como era la Universidad Nacional de Trujillo.

Sin embargo, nunca tuvo aspiraciones ni de riqueza económica ni mucho menos le dominaban las ganas de ocupar cargos públicos, ni de pugnar por ningún tipo de poder en el ámbito de una institución.

 


4. En la educación

básica

 

Él es artista y maestro auténtico, no administrador de bienes, como tampoco empresario en el campo de la educación, siendo su opción la eminentemente formativa, en lo cual imparte también cátedra y magisterio.

Ya en 1919 lo encontramos como profesor del 4º y 5º de Educación Primaria en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe en Lima.

En marzo de 1921 nuevamente ejerció la docencia en esa institución educativa emblemática, donde hay el registro de que participó también como jurado examinador de alumnos ingresantes, junto con los profesores Octavio Mayaute, Eduardo Valenzuela, Severino Sedó y Juan Ronceros.

Así, prácticamente, desde que inicia sus estudios universitarios, en el año 1911, hasta que se aleja del Perú, el 17 de junio del año 1923, trabajó en la educación básica y como maestro de aula, solo con breves interrupciones.

 


5. Maestro

ejemplar

 

Pero César Vallejo no solo es maestro porque tuvo a su cargo niños a los cuales orientar, o solo porque tuvo bajo su responsabilidad un aula de clases, sino que su actitud en la vida y su manera de ser, así como un eje en que se sustenta su poesía es el ser maestro de alma, porque todo lo siente, lo piensa y lo sueña como maestro.

¿No es este un hecho extraordinario y admirable, que el poeta universal que ha dado al mundo nuestra cultura, lleve la esencia y la insignia de ser también maestro en las aulas, en la escuela pública y en las dos instituciones educativas emblemáticas de ciudades capitales de nuestro país, como son Trujillo y Lima?

Quien dedicó parte de su poesía expresamente al arte de educar en la vida. Y su actitud, hasta en los últimos días de su vida, fue la de un guía que orienta y conduce, y la de un maestro ejemplar.

 


6. Marca

el futuro

 

En César Vallejo al mismo tiempo que se da el poeta se da el maestro, asumiendo una adhesión plena con el niño y con la escuela como institución tutelar, convencido hasta el tuétano de lo que es ser un maestro de a verdad.

El puente entre la poesía y la escuela César Vallejo lo dejó tendido, abierto e inaugurado, no solo predicándolo sino construyéndolo tanto con su obra como con su vida, con sus pasos, sus afane y sus actos concretos.

Recorramos más ese puente entre la poesía y la escuela, entre la cultura y la educación, entre la palabra extasiada de belleza y la palabra imbuida de humanismo, de moral, de compromiso por el hombre, por su desarrollo y por su realización tanto individual como colectiva.

Porque lo que sucede en la escuela marca el futuro del mundo, como influye mucho en el tiempo presente, por eso tenemos que interesarnos más acerca de lo que sucede en la escuela.

 


7. La plena

esperanza

 

La vida se colma en una institución educativa. Porque allí confluyen niños, jóvenes, padres de familia, comunidad docente, administrativa y comunidad en general.

Siendo así es en la institución educativa o escuela donde se establecen los mejores contactos y en donde ocurren los más intensos eventos.

En ella hay un enlace de generaciones. Y en donde todos están abiertos a la actitud de aprender, de superarse y de aspirar a un mundo mejor.

Si somos seres que anhelan con nuestro arte cambiar el mundo, establezcamos entonces un mayor vínculo con las instituciones educativas para superar aislamientos, escepticismos y desmoralizaciones.

Son en las instituciones educativas en donde aflora la ilusión, los grandes propósitos e ideales. En donde se manifiesta de manera íntegra y poderosa la plena esperanza.

 


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