lunes, 23 de septiembre de 2019

23 de septiembre. Día de la Naturaleza.


23 DE SEPTIEMBRE
DÍA DE LA NATURALEZA

ODA
A LA VIDA
EN LA TIERRA


Danilo Sánchez Lihón



Garzas. Foto de Ruben Lettieri de Capulí, Vallejo y su Tierra


La tierra no es del hombre,
el hombre es de la tierra


1.

Vivir
hechizados por la creación del mundo
este que habitamos,
maravilla que se da cada día y donde
todo es milagro.
¿Oyes en el ramaje el trino del zorzal?
¡Y, más allá,
la respuesta desolada de sus hijuelos!
Y el canto
indómito de su pareja con quien juntos
comparten
la gracia de vivir, ¡y el sentirse ambos
solidarios!
¡Y, más tarde o temprano, lo hondo de
cada instante!
Donde todo es sagrado; porque, si se
lo piensa
bien, todo es maravilla: el que estemos
vivos.
Que podamos disfrutar el encanto de
lo existente. Y
sentir el instante, conteniendo incluso
la eternidad.


2.

Esta paz
y don de la tierra que hace que el trigo
nazca y
que el maíz eche tallo y tenga espiga.
Que el capulí
florezca y su fruto recoja la luz del sol
radiante.
¡El manar sonoro de las aguas del río,
como el gorjeo
melódico del ave al atardecer, cuando
vuelve a su
nido; el lento aparearse de los reptiles,
el estridente
chirriar del grillo. De la rana en su croar
invicto.
Y el silbido quejumbroso de la codorniz.
¡En todo ello
está depositado el destino del hombre y
la razón
y la causa de su presencia sobre la faz
de la tierra!



Naturaleza de Santiago de Chuco. Foto de Jaime Sánchez Lihón de Capulí, Vallejo y su Tierra

3.

Pero es
también hermoso que en la vida haya
desafíos
y dificultades; como razones supremas
para luchar.
Y hasta para morir en defensa de algo;
como es la Tierra.
Por todo misterio que hay tras el telón
de los cielos.
Preguntas sin respuesta que es bueno
que así sea:
¿Qué ocurrirá mañana? ¿Y con quién
me encontraré
al voltear una esquina? ¿Qué es todo?
¿Y tú niña,
dónde estás? ¡Conmueve tanto la vida!
que hemos
de mirarla siempre a los ojos y temblar
compasivos con ella
cuánto se pueda, para que cuando nos
vayamos
sepamos que vivimos y que juntos nos
supimos amar.


4.

Y decir: ¡Incluso
yo avizoré las cúpulas de las ciudades
sumergidas! Oí
las campanas insepultas que emergen
con sus tañidos
al vaivén del oleaje. ¡Loco de alegría,
y fascinado, escuché
los cantos de las sirenas al atardecer!
¡He contemplado
a la gaviota que vuela solitaria sobre
la orilla del mar!
El relincho del caballo que va y viene
galopando en la flor
de la mañana; he seguido con los ojos
extasiados
a la garza blanca volando los campos
sembrados de arroz.
He interpelado a los luceros del cielo
por una luz
de aquí que en torno nuestro no se ve
sino desde allá;
por lo que encuentro que mi vida está
justificada.



Patos. Foto de Ruben Lettieri de Capulí, Vallejo y su Tierra


5.

Es que
tú eres la Madre Tierra, por quien todo
existe:
La cuculí trina, y sobrevuela la parvada
de santarositas
que cruza por entre bajíos y acequias
haciendo que todo
sea celebración. Es por ti que se oye
el tintinear
de cascabeles en el cuello del ganado
que sale
a pastear en las inabarcables laderas
y prados
de la bóveda sideral. Es en tu honor
aquel sonar
de las esquilas y el colorido atuendo
de gañanes y
pastoras. En tu honor hacemos el rito
de la fertilidad,
el ciclo de la reproducción de semillas
y plantas. ¡Y
¡la celebración de la vida sobre la faz
del planeta Tierra!



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