20 DE NOVIEMBRE
DÍA DE LA PSIQUIATRÍA
MAX SILVA,
DESVELADO
POR EL ENIGMA
Danilo Sánchez Lihón
Max Silva Tuesta
1. Era eso
y mucho más
Definir o hacer un perfil de Max Silva
Tuesta es tarea ardua, difícil y quizá hasta imposible. Decir, por ejemplo, que
fue médico es cierto pero insuficiente, porque a la vez abarcó muchos otros ámbitos,
campos hasta opuestos a la rama médica, pero que los asumió con igual
legitimidad. Áreas disímiles ya que la medicina es un área de las ciencias, y
él en muchos aspectos coloca su eje y su centro en el terreno de las artes.
Decir a su vez que fue un psiquiatra es totalmente
cierto, pero también resulta limitado e insuficiente, porque abarcó y fue mucho
más que un psicoanalista. Porque en muchos casos puso a un lado la psiquiatría,
para él mismo aventurarse como paciente por el mundo de lo ignoto, misterioso e
inexplicable.
Decir que es un hombre de letras a la vez
es innegable, pero no es una aseveración completa, pero decirlo así resulta
escaso, poco y exiguo. Porque siéndolo cabalmente él es mucho más que eso,
porque en principio era a su vez un hombre de ciencias.
Decir que es un autor e intelectual
destacado y del mayor relieve en el campo de la vida universitaria y académica es
verdad. Porque desde muy joven fue docente en la Facultad de Medicina de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
2. Sencillez
y valentía
Pero con ser halagüeño todo eso, no es
suficiente porque fue muchísimo más que eso: fue en la vida: un ser
inmensamente vital, apasionado, ubicado muy tangiblemente en la vida y en los
hechos de la cotidianeidad.
Decir de otro lado que Max fue un vallejista
es innegable, pero no es suficiente, dado que fue, a su vez, mucho más. Por
ejemplo, es uno de los estudiosos más cabales y completos de la obra y sobre
todo de la vida de Mario Vargas Llosa, antípoda total con lo que es un César
Vallejo.
Con el ahora Premio Nobel fue condiscípulo
en la Escuela Militar Leoncio Prado. Como fue amigo y devoto de Carlos Alberto
Seguín, de Georgette de Vallejo y César Calvo con quienes mantuvo una amistad
entrañable, y con muchos otros poetas y narradores de la generación del 60 y
70, principalmente.
Decir a secas que es un intelectual es
verdad. Pero no es suficiente dado que era mucho más que ese mondo enunciado,
porque era un narrador, un ensayista, pero también un conferencista, un
promotor y difusor cultural que solía bajar frecuentemente al llano, y ser un
personaje de a pie, común y corriente, viviendo y asumiendo la vida con mucha
naturalidad, sencillez y valentía.
3. Lucidez
suprema
Ahora bien, ¿cómo era Max Silva Tuesta como
persona humana? Cabe esta pregunta porque algunos rasgos de su personalidad
pueden ayudarnos a tener una aproximación hacia él a fin de tener un retrato lo
más fiel al original.
Un rasgo destacado de su personalidad que
pondría por delante es su inmensa curiosidad intelectual.
El ser capaz de tener impresiones muy
originales, propias y hasta inusitadas acerca de esto y aquello.
el ser un hombre de preguntas antes que de
respuestas.
Era sorprendente su vitalidad, su capacidad
para ser amigo atento, sincero y puntual, con mucha capacidad para la generosidad.
Con miedos muy infantiles, con arrebatos y
decisiones abruptas, radicales y tajantes. Sincero, apasionado, categórico.
Un hombre que en algunos aspectos de la
realidad los volvía nítidos, con una lucidez suprema, y otros aspectos los
volvía oscuros.
4. Devolviendo
la vida
Era sugestionable, con mucho mundo y
fantasmas hacia adentro.
Cuando enfermó del corazón y lo operaron en
el Hospital Obrero fui a visitarlo.
– Tengo alucinaciones. –Me dijo–. Sueño
tanto en Capulí que empiezo a ver cosas raras. Dime, por favor, ¿puedes mirar
hacia esa ventana?
– Sí.
– ¿Qué hay ahí? ¿Dime, por si acaso, hay un
afiche de Capulí?, ventana a la cual ni siquiera ya puedo mirar por lo
sugestionado que estoy.
– Sí. –Le digo–. Hay un afiche del Capulí
13.
– ¡Jura! ¿Y quién lo ha puesto?
– Yo lo he pegado. Vine hace una hora mientras
estabas dormido. Pegue el afiche. Y después me fui a comprar algunas cosas,
esperando que despiertes.
– ¡Avísame, Danilo! Me he asustado. Al
despertar lo he mirado. Y me he espantado creyendo que me estaba volviendo loco,
o que estaba delirando. ¡Ay, me devuelves la vida!
5. Su última
sonrisa
Otro rasgo es que era un hombre catador de
la palabra exquisita, que las seleccionaba, revolvía y jugaba con ellas. Un
hombre sensible a lo bello, a lo hermoso y pletórico. Una persona que deparaba
una amistad fraterna y fervorosa. Le fascinaba a Max el tema de la seducción, del
poder, de la fantasía. Y de ironizar de manera fina, elegante, con mucha
sutileza. Ingenuo, frágil y tembloroso.
Viajamos juntos a Santiago de Chuco, pasamos
días hermosos en la fiesta del Patrón en Santiago de Chuco. Las autoridades lo
hicieron jurado de la corrida de toros en lo cual era un consumado conocedor.
Era un hombre de ritos y detalles. Tengo en
mi biblioteca sus libros “Hotel
sementerio”, “La memoria peligrosa”, “César Vallejo: muerte y resurrección” y “Psicoanálisis
de Vargas Llosa”. He aquí la dedicatoria en el primero de ellos: “Para Danilo, que estoy seguro conoció y
gozó a Caresanta. Max Silva, junio 2001”. Dedicatoria que me hace mucha
gracia, como también me sonroja.
Y en el cuarto libro mencionado, escribió: “A Danilo, por haber conseguido que mi madre
–a quien adoro como Vallejo adoraba a la suya- regale a la vida su última
sonrisa. 12 de marzo 2006.”
6. Las tres
preguntas
Pero he aquí un ejemplo de cómo escribía
Max de cómo él fabulaba, texto en donde encuentro un símil a su profesión y a
su vida, titulado “Las tres preguntas”:
– MADRE –dijo Jacín–, ¿por qué la piedra es
dura, está siempre sola y no contesta cuando se le habla?
Cleofé, que era una de las pocas madres que
quedaban todavía de la Edad de Oro maternal, de cuando inventaban cuentos para
mantener contentos a sus hijos, respondió:
– La piedra es así, dura, solitaria y
silenciosa desde la vez que, niños como tú, la ofendieron.
– ¡Mentirosa! –exclamó Jacín.
– Ahora verás si miento –dijo ella–. De los
que menos esperaba, de los niños, la piedra recibió la ofensa que endureció su
forma.
– ¡Mentirosa! –volvió a exclamar el niño.
Y la madre, volvió a decir:
– Ahora verás si miento. Las piedras,
antes, hace mucho tiempo, eran amigas de los niños.
– ¿Amigas? –preguntó Jacín, escapándosele
un suspiro.
7. ¿Y qué es
la intimidad?
– Sí, amigas, muy amigas. Sumisas, en todo
les satisfacían, con tal de verlos contentos. Un día, los niños quisieron ver
qué escondían en su interior. Esto fue lo único que ellas rechazaron: mostrar
su intimidad. Por eso, por cada golpe recibido, se endurecían más y más, hasta
volverse impenetrables. Algunas, exhaustas del dale y dale de los niños, se
partieron, pero la intimidad ya se había refugiado en los porosos escondrijos
de cada piedra.
El niño, pensativo, sin comprender muchas
cosas, preguntó:
– ¿Y qué es la intimidad?
– La intimidad es la guardería de los
secretos de cada uno, donde sólo puede entrar uno mismo –contestó la madre.
Jacín siguió sin comprender, aunque dentro
de sí repitió, una y otra vez, "donde sólo puede entrar uno mismo".
Arriesgando algo, ni él sabía qué, inquirió:
– ¿Y en tu intimidad, mamá, yo podría
entrar?
Ante esto, Cleofé se tornó dura, solitaria
y silenciosa, como la piedra que vivía en la orilla del río Amoray.
8. El camino
a pie
Max Silva Tuesta era uno de los seres
flechados por César Vallejo, quien tenía el corazón atravesado por el darlo de
su poesía. Era su fantasma interior, de quien tenía siempre una frase, un verso
o un pasaje de su obra que era un descubrimiento íntimo, absoluto y esencial.
Era el ser al cual más se refería, así como a Georgette de quien fue amigo y
devoto.
Con su propio pulso copió varias veces la
poesía completa de César Vallejo con una letra fina, apretada y pareja en unos
libritos pequeños que él mismo preparaba y empastaba para luego obsequiarlos a
personas entrañables.
La última vez que estuvo en París al
regresar me confesó más o menos así: “Estuve
quince días y me moría de pena, pese a que tenía todo. Viajé invitado, con mi
mujer y no me faltaba dinero. Allí comprendí que hay otra heroicidad en César
Vallejo, cuál es el haber soportado allí quince años y en las condiciones más
desfavorables y atroces.”
En el viaje que hicimos a Santiago de Chuco
en algún momento quiso bajarse y hacer en homenaje a César Vallejo el camino a
pie. No lo dejé porque el corazón le latía fuertemente.
9. Con quien
se han abrazado
En Max Silva, César Vallejo fue siempre su
asombro, su alter ego, que hizo de él un vallejista imprescindible, raigal y a
fondo, pero a la vez impresionista, que escudriñaba los gestos y actitudes del
poeta, como por ejemplo la manera de coger la copa de vino, que él llegó a
imitar a la perfección y así se servía él cada vez que brindaba por la vida. Manifestaba
que lo que más hubiera apreciado en la vida es haber conocido en persona a
César Vallejo. Y solía preguntarse: “¿Qué hubiera dicho y hecho Vallejo si
hubiera estado aquí? Era un ser desvelado por el enigma.
Convirtió muchas cosas de la realidad en
fetiches acerca del poeta. La parte principal de su casa lo había acondicionado
como Mural Vallejo. Hacía empastar ediciones de algunos libros del poeta como
ediciones únicas y propias.
Desde la psiquiatría ha hecho aportes
importantes para la comprensión de su vida y se su obra. Así sus estudios
acerca de “El complejo de Tántalo en la poesía de César Vallejo”. “El complejo
de Edipo en Vallejo”. Y su artículo que creó tanta polémica: “Tipos de
Vallejistas” que revela tanta prolijidad, erudición y sapiencia.
Creo que ahora el camino que quiso hacer a
pie a Santiago de Chuco ahora lo está haciendo, pero en una dimensión
trascendente, porque su mente y su espíritu estaban puestos en lo incógnito,
misterioso e inabarcable. Creo que ya alcanzó a conocer en presencia a César
Vallejo con quien se han abrazado fuertemente.
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Maravilloso. Exultante, dicha triada intelectual, goza de una fecunda plataforma de saber, que nutre almas, conciencias, a la humanidad toda.
ResponderEliminar"El verdadero maestro es un alumno eterno de la vida de todos aprende y a todos enseña".
(Autor:Carlos Humberto García Curay - Escritor - Lima - Perú 🇵🇪. - Derechos Reservados).
(Autor:Carlos Humberto García Curay