20 DE NOVIEMBRE
DÍA DEL NIÑO
LA
INFANCIA
ES LA
PATRIA
RECUPERADA
Danilo Sánchez Lihón
1. Tener una flor
siempre
¿Qué
es ser niño?
Ser
niño es develación y misterio. Es descubrir, pero a la vez eludir. Es asumir y
abandonar, es ganar y perder. Es estar al centro y al borde. Es estar cerca y
es estar lejos.
Ser
niño es habitar mares estupefactos, playas apenas esbozadas en el alba. Es izar
banderas en promontorios inaccesibles.
Es ser
flechas disparadas hacia mundos imposibles, veletas en lo alto de las torres.
Es
hundir manos y pies en el río de la vida. Hoja de libertad en los tres tiempos
verbales: pasado, presente y futuro.
Es
vivir todo lo que se pueda. Y tener en la mano una flor siempre.
Es asombro, fascinación y maravilla. Es
descubrir el mundo y la vida con aquello que el mundo y la vida son y tienen,
cual es ¡el prodigio!
2. Recrear
mares
Hay
una verdad que olvidamos frecuentemente, cual es que el niño es un ser hondo,
sutil, exquisito y perspicaz en todas sus actitudes, preferencias y decisiones.
Y que
la infancia es el sentido vasto y trascendente que se alcanza a obtener, paso a
paso, en los largos transcursos y los devenires arduos de la existencia.
Verdad
que olvidamos es que tendremos niños con infancia real y efectiva en la medida
en que hagamos hogares conscientes, tiernos y luminosos; sociedades felices,
gobiernos probos y colectividades responsables.
Que el
mundo de la infancia se acuna en el alma; se lo sueña y se lo propicia; tal y
como se construye una utopía, y se promueve que se lo visite.
La
infancia es alzar castillos, recrear mares, surtidores y glorietas. Es dar vida
plena a los jardines y a cuantas nubes bogan en el cielo azulino. Es dormir
para soñar en despertar.
3.
Flechas
arrojadas
hacia lo alto
Desde
una postura de adultos empañamos en el niño su visión y la actitud con la cual
mira y se vincula con el mundo, terminando por hacerla opaca, oscura y
tenebrosa.
Destruimos
sus mejores potencialidades, hasta hacerlas trizas. Porque hacemos eso es que él
nunca podrá remontarse lejos; ni hoy, ni mañana ni siempre, hasta el fin de los
tiempos.
Cortamos
sus alas imponiéndole miedos, esquemas y prejuicios. Y en la educación
obligándolo a aprendizajes y tareas ominosas.
Es
mucho más lo que podemos aprender del niño que lo que le podamos enseñar.
Si
queremos hacer del destino de los niños flechas arrojadas hacia lo alto y a lo
lejos, abarcando el infinito, atendamos más al prodigio de sus dones y
cualidades.
El
niño es un ser ingrávido, fantástico y valeroso, que bastará un leve impulso, o
soplo, y se elevará hasta las estrellas.
4. Para hacerse
más
leves
La
infancia se prueba que es verdadera en quienes luego de haber vivido mucho,
llegan a una condición de mayor sencillez, limpidez y candor, que sintetiza
toda sabiduría; idéntica a como son los niños.
Se lo
ve en aquellos que han depurado todo lo vano, superfluo y fútil.
Se la
encuentra evidente en aquellos que después de tramontar bajíos y montañas,
advienen en lo más simple a la verdadera tierra del anhelo.
Somos
en el Perú una vieja cultura, pero inocente; ingenua en el sentido de
candorosa. Una cultura que supo encontrar la fuente de vida que es la infancia,
y con ella el asombro y la fiesta.
Se
decantó aquí tanto la experiencia humana no para adquirir riquezas, y con ello amargura,
escepticismo ni desamor. Sino todo lo contrario: para hacerse más leves,
transparentes y esenciales. Y esa es una prueba de fortaleza.
Nosotros
éramos, somos, lo seremos siempre seres puros, con encanto y magia de vivir.
5. Delante
del corazón
Posiblemente
la infancia se la pierde, pero el verdadero prodigio de la vida sea volverla a
encontrar.
Y a
toda auténtica infancia no hay que buscarla en el pasado sino en el futuro.
Todo
camino de la sabiduría es la infancia recuperada. Y toda utopía es la infancia
que parecía perdida.
Y
toda valentía sea creer y luchar porque la vivimos, para ser la verdad en la
cual creemos.
Toda
la vida es tiempo disponible para forjarnos una bella y hermosa infancia.
En
donde el niño de dos años está aprendiendo a hablar, y el niño de ochenta años
es quien musicaliza sus recuerdos.
Posiblemente
la fórmula de la sabiduría sea hacernos niños, poetas y maestros.
Niño
es tener muchos años de vida, pero no llevarlos en la espalda ni a cuestas,
sino en el pecho y delante del corazón.
6. ¿Cuál es
camino?
¿Cuál
es el camino? ¿Cuál la senda que nos lleva a la infancia como sabiduría de la
vida?
Es
una senda simple, asequible, llana. Y felizmente al alcance de todos.
Es un
destino que no nos costará mucho trabajo edificar. Que más bien es desprenderse
de prejuicios, de lastres y excrecencias. Es despojarse de escepticismos y
desengaños.
Basta
desprendernos de algunas costras con las cuales se revisten desgarros y
lastimaduras, y hallaremos esa ruta llana y tendida.
Y a
la cual se llega con la escala de la vida bien vivida, con el bastón del camino,
si bien lleno de magulladuras, florecido. Con el corazón lleno de heridas, y
quizá con los vestidos raídos y hechos girones, pero otra vez seres verdaderos.
¿Cuál
es el camino? ¿Cuál el derrotero? Dicho con simpleza: El amor bondadoso.
7. El amor
bondadoso
El
amor bondadoso es el camino propicio para alcanzar a realizarla. Y aproximar la
infancia a nuestras vidas.
Es
toda predilección por lo noble, lo afable, y lo que protege y defiende.
Es predilección
por la bondad, la verdad y la belleza. Amor bondadoso que es una mano cogida de
otra mano. Y sonrisa que acoge.
Que
está en dos miradas que se juntan y sonríen. Que es cuando la vida canta su
romanza y melodía profunda.
Que
son dos palabras que nos levanta cuando el cielo se despeja y amanece.
Que es
todo lo que remplaza al mal, al caos y a la nada.
Amor
bondadoso es lo que hace que aparezca el sol, que la naturaleza florezca. E
irradie magnificente a cada instante la creación.
Que
es lo que constituye la esencia de la infancia del universo. Que lo ampara y
sustenta. Y le da sentido. Infancia que contiene al bien, la verdad y la
belleza, y todo lo auténtico.
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