9 DE NOVIEMBRE
GALA HA MUERTO
DONDE
ELLA ESTUVIERA
TODO SE ILUMINABA
Danilo Sánchez Lihón
Gala ha muerto. Era una paz de Dios. Sencilla. Donde ella estuviera todo se iluminaba; era como si allí los ángeles aletearan sus alas dándonos consuelo,
tranquilidad y frescura.
Era linda, de mirada inocente y sufrida. De actitud devota y
comprensiva, cual si mirara el fondo de los asuntos, los hechos y las cosas. De
ojos límpidos y cariñosos.
¿A qué la vinculo? Al horno de la casa, al pan, a los mates
de calabaza en que se sirve las ñuñas, el trigo tostado y las habas verdes.
La vinculo a recibir de ella siempre algo. Al “sírvete
Fredito”. Y que era un shambarito con pellejones, o a un estofado de cuy
rascando la olla de barro.
La vinculo con las paredes de adobe. A los pasos en las
procesiones. Y a las velas encendidas en las calles y en las noches oscuras.
La vinculo a los manteles blancos donde tendemos el pan
cuando se amasa. A la harina, a los pañuelos bordados donde nos echamos a
llorar.
La vinculo a los huevos de gallina que los recogíamos
tibios, recién puestos por la gallina y tan pronto salía cacareando a tomar
agua del pozo.
La vinculo a los lagos tranquilos, a las fuentes de agua, a
las florestas escondidas. A los muros derruidos donde ha llovido y brotado esas
flores mínimas de bellísimos colores pero que nadie ve.
La vinculo pegada a las faldas de mi abuela, bien cogida a
lo que fuera de ella, mirando el mundo, pero amparada, como si se sujetara para
mirar un abismo.
La recuerdo en el camino a Urupamba, allí sí casi feliz,
trayendo en su quipe choclos, papas, ocas y frutas que ella misma había
recogido.
Siempre vestida de traje negro o blanco, como visten las
mujeres de mi tierra, donde resaltaba su rostro del color de las calas que
florecen al pie de las acequias.
Con ese traje de inocencia se habrá presentado ante el
señor, cogida de las faldas de mi abuela que la habrá estado esperando a la
vera del camino.
Danilo Sánchez
Lihón
La fina y elegante prosa, las palabras sencillas fáciles de entender, me introducen dentro del lienzo que con fino pincel dibujas y tiñes de colores tus relatos que Dan paz y sosiego a mi alma. Mi estimado Danilo, eres grande y tu pluma poderosa. Me encantaría que elabore una semblanza a mi tía Rosita, tu linda y dulce abuelita, uno de mis personajes inolvidables
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