25 DE DICIEMBRE
JESÚS
DE NAZARET
AQUEL NIÑO
DEL
PESEBRE
Danilo
Sánchez Lihón
1. Lirios
del campo
Jesús de Nazaret
no solo es Hijo de Dios, como lo somos todos nosotros, sino que es un maestro
de fe y un redentor del alma humana, pasmada, silente e inescrutable; pero
también es un magnífico poeta del lenguaje, de la palabra que conmueve, hechiza
y revela.
¡Qué belleza y
esencia tienen cada una de sus frases y vocablos, de sus giros, sintaxis y
asociaciones! Quien nos ha dicho cada sentencia con la palabra precisa y en
relación a la trascendencia del significado que quería exponer, con ritmo,
melodía y la cadencia pertinente en función del oyente, prueba de su excelsitud,
como cuando diserta.
Mirad cómo las
aves del cielo no siembran, ni siegan, ni encierran en graneros, y vuestro
Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? ¿Quién de vosotros
con sus preocupaciones puede añadir a su estatura un solo codo? Y del vestido,
¿por qué preocuparos? Aprended de los lirios del campo, cómo crecen; no se
fatigan ni hilan. Pues yo os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió
como uno de ellos. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana es
arrojada al fuego, Dios así la viste, ¿no hará mucho más con vosotros, hombres
de poca fe?
2. Hijo
tuyo
Pero, no solo
eso, sino que es quien nos ha contado aquellas historias dichas en parábolas maravillosas
e inesperadas, en fondo y forma; solo explicables y posibles en un ser
providencial, prueba del abismo y de los trasmundos de los cuales proviene.
Como la parábola
que nos cuenta de un hijo que puso su mira, con el espíritu licencioso que ya
lo dominaba, en la fortuna que poseía su padre. La codició y pidió la parte de
la herencia que le correspondía; ¡y solo por tener el padre que tenía!
Reclamada su dote
la despilfarró en menos de dos años, período en el cual ni se dio cuenta de
cómo vivía. ¡Ni lo que tenía y no tenía!, para después ya gastado su peculio
disputar la comida con los puercos.
Y año tras año
repetir las palabras de perdón, sin tener ánimo ni la suficiente fortaleza para
emprender el camino de regreso a los brazos paternos al lar nativo,
contentándose en repetir el ruego del perdón aprendido:
“Padre, pequé contra el cielo y contra ti.
Ya no merezco llamarme hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros...”
3. He
aquí
Para después ser
reconocido como magnánimo y pródigo, y esto por la inmensa capacidad de
arrepentimiento y de pedir perdón, que es lo que trata de explicar esta parábola
y que no la entendíamos y ni siquiera de por qué Cristo la llamó la Parábola del
Hijo pródigo.
Como otra historia
es la de una oveja perdida; que, para encontrarla el pastor, en noche
tenebrosa, deja todo el rebaño a fin de buscarla a ella sola, ¡y que es solo una!
Y la encuentra. Siendo estallante su gozo. ¿Dejar todo por una? ¡Qué
majestuosidad, deslumbramiento y hermosura!
O ese otro
apólogo, claro como el agua mansa, pero a la vez como la otra: honda, fantasmal
y totalizadora, cuando cuenta:
He aquí, el
sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto
al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde
no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;
pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó
entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena
tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
El que tiene oídos para oír, oiga.
4. ¡Cómo
que no!
Jesús de Nazaret también era un ser sociable, gregario y de tener
amigos; quien no faltaba a las fiestas, a las reuniones de familia, y que
gustaba compartirlo todo con su comunidad. Era un ser humano cabal, completo,
hecho y derecho.
– ¡Era un buen cholo! –Se entusiasma en decir, con sus propias
expresiones, un conocido y paisano mío.
Y otro, más exagerado todavía, ya en este afán de humanizarlo por
completo para sentirlo más cerca de su vida, proclama:
– Y le gustaba tomar sus traguitos.
– Pero eso no está en la Biblia. –Replica otro que es puritano.–. Ni en
los Evangelios. Tampoco inventemos en atribuirle lo que a nosotros nos
conviene. –Le reprocha.
– ¡Cómo que no! –Replica–. ¡Está en la Biblia! Porque haber: ¿cuál es el
primer milagro que él hace? ¿Acaso no es convertir tinajas de agua en vino? ¿Y
ha de hacerlo si es que no siente que hace falta? ¡A él le gustaba echarse sus
copitas!
5. Dejad
que los niños
Y supo arengar y enfrentarse al poder.
Y tuvo un verbo flamígero, cuando lo quería así; aclarando las cosas,
hablando sin ambages ni tapujos, como al conminar, delante de la ventana del
Sanedrín, a quienes estaban dentro.
Diciéndoles:
¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como
sepulcros blanqueados, bien arreglados por fuera, pero llenos por dentro de
huesos de muertos y de toda clase de impureza.
Así son ustedes: por fuera aparentan ser gente honrada, pero por dentro
están llenos de hipocresía y de maldad… ¡Serpientes! ¡Raza de víboras! ¿Cómo
van a escapar del castigo del infierno?
Y dice aquel ser, defendiendo a quienes les inspiraron ternura,
arrobamiento, adhesión plena y total. Y quien tenía ojos luminosos para todo lo
simple, sencillo y transparente:
“Dejad que los niños vengan a mí”.
6. Cariños
y afectos
Jesús es quien ejerce el don pleno de la palabra. Como también del
silencio. Quien calla ante Pilatos cuando este le inquiere acerca de qué es la
verdad. ¿Para qué hablar entonces? ¿Cómo explicárselo? La mejor explicación
allí es el silencio.
Como no responde tampoco ante la multitud cuando le interrogan acerca de
la mujer adúltera cuando van a lapidarla, cuando ya tienen la piedra en la mano
para arrojársela. Y tienen que soltarla cuando Él se inclina a escribir en el
suelo, huyendo ellos despavoridos.
Historias
aparentemente sencillas, pero en el fondo prodigiosas e inagotables en sus
mensajes y que son ejemplos, graficaciones y memorias inacabables, para que
cada día volvamos a encontrar y renovar su oculto significado.
Como es también un ser que llora. Llora por Jerusalén antes de entrar por
sus calles. Llora cuando ha muerto Lázaro su amigo. Y llora en el huerto de
Getsemaní antes de su crucifixión. ¿No resulta entrañable y conmovedor? ¡Era
una persona que sabía ser emotiva, sentimental, y candorosa! Y era quien daba enorme importancia a los
cariños y a los afectos.
7. Nuestras
almas
Quien no elige como cabeza o cimiento de su iglesia al más inteligente
de su grupo, ni al más encumbrado, o locuaz.
Eligió al menos dotado de todos aquellos atributos de la espontaneidad,
el lucimiento y la eficacia. Elige a Pedro; de pobre intelecto, pero inmenso en
su sentido común y corriente, sencillo, sabio y protector, cabal en sus
emociones.
Al elegir a Pedro, Jesús tampoco se inclina por el más fuerte sino por
el más simple y sensible. Se inclina por aquel que está lleno de quebrantos y
debilidades.
Por quien lo negó tres veces, pero al final de cuentas quien no tuvo
dobleces en enmendarse y corregirse. Por quien llora amargamente por toda su
miseria a cuestas. Ni siquiera elige al más convencido, sino a quien más lucha
por su fe, sin descartar lo débil que es, y que somos.
Ese es el ser íntegro cuyo nacimiento celebramos la Noche Buena del 24
de diciembre, y hoy día 25 de diciembre, y cuya muerte, en manos de nosotros
los hombres, conmemoramos en Semana Santa; cuya vida resulta fundamental para
transparentar nuestras almas, y para hacer nuestra vida trascendente.
Foto 1
Ruben Lettieri
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