7
DE DICIEMBRE
DÍA DE LA
AVIACIÓN CIVIL
SANTIAGO
DE
CÁRDENAS Y
EL
ANHELO DE VOLAR
Danilo
Sánchez Lihón
Dibujo de Charo Núñez para la Revista Visión Futuro
1.
En la vigilia
y
en los sueños
Santiago
de Cárdenas nació en el Callao el año 1726 cuando el Perú era el virreinato más
rico del planeta Tierra, y cuando en Lima, Cusco, Arequipa y Trujillo se
desarrollaba una intensa actividad intelectual que comprometía los campos de la
filosofía, la teología, el arte, la ciencia; y, en general, se desarrollaba un
impulso muy grande en todos los ámbitos del conocimiento y del saber.
En
ese contexto nace Santiago de Cárdenas en el seno de una familia muy pobre pero
que, por su carácter, su talento y su genio, además de las circunstancias de la
vida que se ofrecían, lo hicieron personificar en ese momento para el mundo el
anhelo muy sentido de volar surcando los aires con alas o sin ellas, pero encarnando
aquel anhelo atávico, cuál es: ¡volar!
No
tuvo maestros y siempre fue un autodidacta que aprendió a leer y a escribir
solo, sin ir a la escuela. Y siendo apenas un niño de diez años de edad ya
servía como grumete en un navío mercante que hacia travesías del Callao a Valparaíso.
A los veinte años ya ejercía de pilotín, cuando ocurrió el terremoto devastador
del año 1746 y el consecuente maremoto que hizo encallar su nave cuando él se
encontraba a bordo de ella, circunstancia en la que, de pie en la cubierta y
viendo el oleaje que intentaba devorarlo sintió, representando al ser humano en
general, el inmenso anhelo y urgencia de volar como las aves, impulso que a
partir de entonces lo persiguió toda su vida tanto en la vigilia como en los
sueños.
2.
Precursor
de
la ornitología
Como
autodidacta que era se consagró entonces al estudio prolijo y minucioso de las
aves para tratar de encontrar el secreto y la razón de por qué pueden volar,
escogiendo para sus investigaciones aquellas aves más sorprendentes en sus
desplazamientos como son las águilas, las tijeretas y los cóndores.
Período
en que se lo veía deambular por las cumbres de los cerros, principalmente de
Amancaes, San Jerónimo y San Cristóbal, en donde se posaban las aves de inmenso
y sostenido vuelo, como los cóndores de que estaban poblados, todavía en aquel
tiempo, estos lugares; anotando las características de sus vuelos, buscando las
relaciones de estas cualidades con la conformación fisiológica de aquellos
seres, y vinculando todo lo observado a cómo eran sus evoluciones en el aire.
Observó
fascinado, y lo dejó escrito en sus libretas de apuntes, acerca del vuelo de
las llamadas “aves fragata”, o tijeretas, cuyo “modo de volar –anotó
maravillado– es tan prodigioso que se puede decir que es el señor de todas las
aves, porque puede volar sin aletear”.
Sus
anotaciones respecto al cóndor andino son anteriores a todos los estudios que
se dedicaron a esa ave en Europa, razón por la cual ha sido reivindicado como
un precursor de la ornitología en nuestro medio.
3.
El más
ilustrado
En
todo este afán su pregunta central siempre fue: ¿Puede el hombre volar? Él sostuvo
apasionadamente que sí. Y que está en su naturaleza poder hacerlo. Afirmar
hechos así es riesgoso, por los dogmas prevalecientes de la iglesia católica, y
cuando domina, escrupuloso y prolijo, el Tribunal de la Santa Inquisición.
–
He pasado toda mi vida observando y estudiando a las aves. –Expresó–. El hombre
es un ser superior en todo. Y así como le está permitido caminar, correr y
nadar le está permitido volar. Y concretar el poder volar es nuestra aspiración
máxima.
Llegó,
producto de sus observaciones, a conclusiones importantes que plasmó en su obra
titulada: “Nuevo sistema de navegar por
los aires, sacado de las observaciones de la naturaleza volátil”. Eso sí, prudentemente,
quiere conseguir el permiso del Santo Oficio, temible en aquel entonces.
Y
para no ser juzgado hereje y apóstata por hacer algo contrario al proyecto
divino y ser condenado como una mente y un alma inspirada por el demonio y de
ese modo pasar a ser quemado en la hoguera, destino que ya había tocado a
muchas víctimas, felizmente el andino Santiago de Cárdenas era cauto y, sobre
todo, dócil.
Es
así como el 5 de noviembre del año 1761 presentó un Memorial al Virrey Manuel
Amat y Juniet proponiéndole la construcción de una máquina de volar. El Virrey
derivó la obra a la Real Audiencia, y esta la remitió para informe al hombre
más ilustrado y reputado de la época, al doctor y polígrafo don Cosme Bueno,
médico, matemático y cosmógrafo nacido en España el año 1711 y docente en la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
4.
Tiene
los
planos
¿Puede
el hombre volar? Pero, además, ¿debe hacerlo?, era otra cuña para lograr el
permiso solicitado. A fin de dirimir esto, en primer lugar, ¿qué nos dicen las
Sagradas Escrituras? ¿Cuál es la palabra de Dios en los textos sagrados y
dichas al respecto? A escuchar las disquisiciones y respuestas en razón a estas
preguntas formuladas a propósito de la petición de Santiago de Cárdenas se ha
reunido el pleno de la Universidad Nacional de San Marcos el día de hoy, siendo
el expositor central don Cosme Bueno, razón por la cual asiste el propio Virrey
del Perú, y lo más notable de la intelectualidad y de la sociedad de aquel
entonces.
La
discusión acerca de este proyecto hasta este momento ha sido ardua. La mayoría,
compuesta por dignatarios de mucho renombre, lo descartan. Y hasta se mofan de esta
idea a la cual tipifican de absurda y descabellada. Solo la defiende un grupo
de jóvenes que a su vez son mirados con recelo por sus ideas que califican de tendenciosas
y orientadas a socavar el orden establecido. Por eso se cuidan de no
manifestarse ni hacer proclamas sino apenas rumorean en los asientos. Eso sí el
tema ha concitado la mayor atención de la ciudadanía.
¿Puede
el hombre volar? Pero lo que más atrae es que Santiago de Cárdenas tiene los
planos de la máquina que lo hacen posible. Nuevamente, en estos momentos habla y
alega Santiago de Cárdenas, diciendo:
–
Es posible volar gracias a tres características que poseen las aves pero que
podemos implementarlas los hombres para nuestro beneficio: 1) La
impermeabilidad al aire de las alas dada por las plumas. 2) La función de la
morfología delantera del ala, que ofrece más sustentación en vuelo de baja
velocidad. 3) La función de las plumas secundarias que al extenderse le
facilitan al ave la elevación y sustentación a menor velocidad.
5.
Teoría
genial
Su
exposición ha sido escuchada con suma atención, pero sus palabras finales han
causado revuelo, al escucharle decir como colofón y cerrando su sustentación:
–
Volar es cosa más fácil que sorberse un huevo fresco y de menos peligro que el
persignarse. Permítanmelo demostrarlo construyendo la máquina cuyos planos aquí
presento.
Cierre
que no ha gustado en absoluto por la irreverencia de aludir al acto eminentemente
catequético de persignarse. Cosme Bueno, mirándolo severo y de frente, ha
empezado diciendo:
–
Hay cosas señor, que no deben ser investigadas porque sus premisas son falsas y
contrarían las leyes de la naturaleza. Toda nuestra ciencia está contenida en
los filósofos de la antigüedad, nosotros no somos más que humildes glosadores
dedicados a comentar e interpretar los textos inmortales. Quien intente salirse
de ese sendero se precipitará de las nubes de sus quimeras en el abismo del
error.
A
continuación, ha expuesto agudas comparaciones entre la anatomía de las aves y
la de los humanos. Además, ha hecho unos apuntes interesantes sobre la gravedad
en los cuerpos que se elevan, teoría genial basada solo en razonamiento
filosófico, y como queriendo corregirle o desalentar en Santiago de Cárdenas su
atabaleado propósito, termina diciendo:
6.
Flamea
en
el aire
–
A alguien que está empeñado en la construcción de la máquina de volar hay que
recordarle la advertencia de los Santos Evangelios que nos dicen que solo se nos
permite a los seres humanos volar cuando ya somos almas que se desprenden de
los cuerpos deleznables para ascender al cielo o hundirnos en los fuegos
eternos del infierno que ocurrirá en el extremo momento de nuestra muerte. Amén.
Esta
ha sido la sentencia definitiva del intento de Santiago de Cárdenas de
construir su máquina de volar. Pero es indesmayable: hoy día 6 de diciembre del
año 1762 ha entregado al Virrey un segundo informe, el mismo que después de
aproximadamente un año ha sido nuevamente desestimado.
Sin
embargo, ocurre algo insólito: se expande el rumor de que a las 4 de la tarde
Santiago de Cárdenas hará una demostración de su máquina lanzándose él mismo
desde la cumbre del cerro San Cristóbal para volar y aterrizar en el centro mismo
de la Plaza Mayor.
Entonces,
¿quién es? ¿Un postulante a la hoguera? ¿Un suicida? ¿Un hereje? ¿Un apóstata?
¿Un réprobo? ¿Desafía así a la autoridad máxima de estos reinos, ámbitos y
parajes desde hace décadas bajo el reinado de la cruz y la Santa Madre Iglesia
Católica, Apostólica y Romana de Nuestro Bendito y Divino Señor? El público ha
salido a las calles y muchos vecinos colman las azoteas de las casas y de todos
los edificios de la tres veces coronada villa.
Un
hombre ha subido montado en su burro a la cima y ha lanzado una sábana de
colores que flamea en el aire y luego cae rodando por una ladera. Fuera de eso
no hay nada más. ¡Se ha tratado de una pantomima, para nada ligada a la persona
de Santiago de Cárdenas!, lo que prueba que su idea ha calado en el corazón de
la gente y en el alma popular.
7.
Aspiración
a
la libertad
De
todos modos, el público se siente defraudado. Una turbamulta pide la cabeza de
Santiago de Cárdenas. Han marchado hasta su casa profiriendo a los gritos de:
–
¡Santiago a la hoguera! ¡O vuelas o te matamos a pedradas!
Felizmente
Santiago de Cárdenas ha podido escapar por una calle lateral de su casa y ha
buscado refugio en la Catedral de Lima. Hasta allí ha corrido la manifestación
y es tal la gritería que el Virrey ha salido a su balcón preguntado: ¿qué ocurre?
¿Qué sucede?
Informado
de lo que ocurre ha enviado a un pelotón de cuarenta hombres armados con la
instrucción de rescatar a Santiago de Cárdenas de la Catedral y traerlo para
refugiarlo en el Palacio de Gobierno.
Santiago
de Cárdenas a partir de entonces fue apodado “El volador”, como también, “Santiago,
el pajarero”.
Pronto
murió en Lima, en 1766 a la edad de 46 años, habiéndose desprendido curiosamente
varios aspectos significativos producto de estos hechos: En primer lugar, don
Cosme Bueno con su brillante disertación científica de su refutación figura
como un hito precursor en los estudios de la aerodinámica por su teoría de la
gravedad, habiendo llegado a sus conclusiones solo mediante la reflexión
filosófica.
Santiago
Cárdenas es considerado precursor de la aviación civil en nuestro medio y se ha
hecho símbolo de quienes son indeclinables en la persecución de sus sueños. Pero
más en la aspiración a la libertad, que eso significa tener alas para volar.
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