sábado, 7 de diciembre de 2019

7 de diciembre. Día de la Aviación Civil. Santiago de Cárdenas y el anhelo de volar.


7 DE DICIEMBRE
DÍA DE LA AVIACIÓN CIVIL

SANTIAGO
DE CÁRDENAS Y
EL ANHELO DE VOLAR


Danilo Sánchez Lihón



 Dibujo de Charo Núñez para la Revista Visión Futuro



1. En la vigilia
y en los sueños

Santiago de Cárdenas nació en el Callao el año 1726 cuando el Perú era el virreinato más rico del planeta Tierra, y cuando en Lima, Cusco, Arequipa y Trujillo se desarrollaba una intensa actividad intelectual que comprometía los campos de la filosofía, la teología, el arte, la ciencia; y, en general, se desarrollaba un impulso muy grande en todos los ámbitos del conocimiento y del saber.
En ese contexto nace Santiago de Cárdenas en el seno de una familia muy pobre pero que, por su carácter, su talento y su genio, además de las circunstancias de la vida que se ofrecían, lo hicieron personificar en ese momento para el mundo el anhelo muy sentido de volar surcando los aires con alas o sin ellas, pero encarnando aquel anhelo atávico, cuál es: ¡volar!
No tuvo maestros y siempre fue un autodidacta que aprendió a leer y a escribir solo, sin ir a la escuela. Y siendo apenas un niño de diez años de edad ya servía como grumete en un navío mercante que hacia travesías del Callao a Valparaíso. A los veinte años ya ejercía de pilotín, cuando ocurrió el terremoto devastador del año 1746 y el consecuente maremoto que hizo encallar su nave cuando él se encontraba a bordo de ella, circunstancia en la que, de pie en la cubierta y viendo el oleaje que intentaba devorarlo sintió, representando al ser humano en general, el inmenso anhelo y urgencia de volar como las aves, impulso que a partir de entonces lo persiguió toda su vida tanto en la vigilia como en los sueños.

2. Precursor
de la ornitología

Como autodidacta que era se consagró entonces al estudio prolijo y minucioso de las aves para tratar de encontrar el secreto y la razón de por qué pueden volar, escogiendo para sus investigaciones aquellas aves más sorprendentes en sus desplazamientos como son las águilas, las tijeretas y los cóndores.
Período en que se lo veía deambular por las cumbres de los cerros, principalmente de Amancaes, San Jerónimo y San Cristóbal, en donde se posaban las aves de inmenso y sostenido vuelo, como los cóndores de que estaban poblados, todavía en aquel tiempo, estos lugares; anotando las características de sus vuelos, buscando las relaciones de estas cualidades con la conformación fisiológica de aquellos seres, y vinculando todo lo observado a cómo eran sus evoluciones en el aire.
Observó fascinado, y lo dejó escrito en sus libretas de apuntes, acerca del vuelo de las llamadas “aves fragata”, o tijeretas, cuyo “modo de volar –anotó maravillado– es tan prodigioso que se puede decir que es el señor de todas las aves, porque puede volar sin aletear”.
Sus anotaciones respecto al cóndor andino son anteriores a todos los estudios que se dedicaron a esa ave en Europa, razón por la cual ha sido reivindicado como un precursor de la ornitología en nuestro medio.

Cerro San Cristóbal, en Lima

3. El más
ilustrado

En todo este afán su pregunta central siempre fue: ¿Puede el hombre volar? Él sostuvo apasionadamente que sí. Y que está en su naturaleza poder hacerlo. Afirmar hechos así es riesgoso, por los dogmas prevalecientes de la iglesia católica, y cuando domina, escrupuloso y prolijo, el Tribunal de la Santa Inquisición.
– He pasado toda mi vida observando y estudiando a las aves. –Expresó–. El hombre es un ser superior en todo. Y así como le está permitido caminar, correr y nadar le está permitido volar. Y concretar el poder volar es nuestra aspiración máxima.
Llegó, producto de sus observaciones, a conclusiones importantes que plasmó en su obra titulada: “Nuevo sistema de navegar por los aires, sacado de las observaciones de la naturaleza volátil”. Eso sí, prudentemente, quiere conseguir el permiso del Santo Oficio, temible en aquel entonces.
Y para no ser juzgado hereje y apóstata por hacer algo contrario al proyecto divino y ser condenado como una mente y un alma inspirada por el demonio y de ese modo pasar a ser quemado en la hoguera, destino que ya había tocado a muchas víctimas, felizmente el andino Santiago de Cárdenas era cauto y, sobre todo, dócil.
Es así como el 5 de noviembre del año 1761 presentó un Memorial al Virrey Manuel Amat y Juniet proponiéndole la construcción de una máquina de volar. El Virrey derivó la obra a la Real Audiencia, y esta la remitió para informe al hombre más ilustrado y reputado de la época, al doctor y polígrafo don Cosme Bueno, médico, matemático y cosmógrafo nacido en España el año 1711 y docente en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Teatro La Plaza: "Santiago el pajarero" de J. R Ribeyro

4. Tiene
los planos

¿Puede el hombre volar? Pero, además, ¿debe hacerlo?, era otra cuña para lograr el permiso solicitado. A fin de dirimir esto, en primer lugar, ¿qué nos dicen las Sagradas Escrituras? ¿Cuál es la palabra de Dios en los textos sagrados y dichas al respecto? A escuchar las disquisiciones y respuestas en razón a estas preguntas formuladas a propósito de la petición de Santiago de Cárdenas se ha reunido el pleno de la Universidad Nacional de San Marcos el día de hoy, siendo el expositor central don Cosme Bueno, razón por la cual asiste el propio Virrey del Perú, y lo más notable de la intelectualidad y de la sociedad de aquel entonces.
La discusión acerca de este proyecto hasta este momento ha sido ardua. La mayoría, compuesta por dignatarios de mucho renombre, lo descartan. Y hasta se mofan de esta idea a la cual tipifican de absurda y descabellada. Solo la defiende un grupo de jóvenes que a su vez son mirados con recelo por sus ideas que califican de tendenciosas y orientadas a socavar el orden establecido. Por eso se cuidan de no manifestarse ni hacer proclamas sino apenas rumorean en los asientos. Eso sí el tema ha concitado la mayor atención de la ciudadanía.
¿Puede el hombre volar? Pero lo que más atrae es que Santiago de Cárdenas tiene los planos de la máquina que lo hacen posible. Nuevamente, en estos momentos habla y alega Santiago de Cárdenas, diciendo:
– Es posible volar gracias a tres características que poseen las aves pero que podemos implementarlas los hombres para nuestro beneficio: 1) La impermeabilidad al aire de las alas dada por las plumas. 2) La función de la morfología delantera del ala, que ofrece más sustentación en vuelo de baja velocidad. 3) La función de las plumas secundarias que al extenderse le facilitan al ave la elevación y sustentación a menor velocidad.

Salón de Grados de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos

5. Teoría
genial

Su exposición ha sido escuchada con suma atención, pero sus palabras finales han causado revuelo, al escucharle decir como colofón y cerrando su sustentación:
– Volar es cosa más fácil que sorberse un huevo fresco y de menos peligro que el persignarse. Permítanmelo demostrarlo construyendo la máquina cuyos planos aquí presento.
Cierre que no ha gustado en absoluto por la irreverencia de aludir al acto eminentemente catequético de persignarse. Cosme Bueno, mirándolo severo y de frente, ha empezado diciendo:
– Hay cosas señor, que no deben ser investigadas porque sus premisas son falsas y contrarían las leyes de la naturaleza. Toda nuestra ciencia está contenida en los filósofos de la antigüedad, nosotros no somos más que humildes glosadores dedicados a comentar e interpretar los textos inmortales. Quien intente salirse de ese sendero se precipitará de las nubes de sus quimeras en el abismo del error. 
A continuación, ha expuesto agudas comparaciones entre la anatomía de las aves y la de los humanos. Además, ha hecho unos apuntes interesantes sobre la gravedad en los cuerpos que se elevan, teoría genial basada solo en razonamiento filosófico, y como queriendo corregirle o desalentar en Santiago de Cárdenas su atabaleado propósito, termina diciendo:

6. Flamea
en el aire

– A alguien que está empeñado en la construcción de la máquina de volar hay que recordarle la advertencia de los Santos Evangelios que nos dicen que solo se nos permite a los seres humanos volar cuando ya somos almas que se desprenden de los cuerpos deleznables para ascender al cielo o hundirnos en los fuegos eternos del infierno que ocurrirá en el extremo momento de nuestra muerte. Amén.
Esta ha sido la sentencia definitiva del intento de Santiago de Cárdenas de construir su máquina de volar. Pero es indesmayable: hoy día 6 de diciembre del año 1762 ha entregado al Virrey un segundo informe, el mismo que después de aproximadamente un año ha sido nuevamente desestimado.
Sin embargo, ocurre algo insólito: se expande el rumor de que a las 4 de la tarde Santiago de Cárdenas hará una demostración de su máquina lanzándose él mismo desde la cumbre del cerro San Cristóbal para volar y aterrizar en el centro mismo de la Plaza Mayor.
Entonces, ¿quién es? ¿Un postulante a la hoguera? ¿Un suicida? ¿Un hereje? ¿Un apóstata? ¿Un réprobo? ¿Desafía así a la autoridad máxima de estos reinos, ámbitos y parajes desde hace décadas bajo el reinado de la cruz y la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana de Nuestro Bendito y Divino Señor? El público ha salido a las calles y muchos vecinos colman las azoteas de las casas y de todos los edificios de la tres veces coronada villa.
Un hombre ha subido montado en su burro a la cima y ha lanzado una sábana de colores que flamea en el aire y luego cae rodando por una ladera. Fuera de eso no hay nada más. ¡Se ha tratado de una pantomima, para nada ligada a la persona de Santiago de Cárdenas!, lo que prueba que su idea ha calado en el corazón de la gente y en el alma popular.

Catedral de Lima

7. Aspiración
a la libertad

De todos modos, el público se siente defraudado. Una turbamulta pide la cabeza de Santiago de Cárdenas. Han marchado hasta su casa profiriendo a los gritos de:
– ¡Santiago a la hoguera! ¡O vuelas o te matamos a pedradas!
Felizmente Santiago de Cárdenas ha podido escapar por una calle lateral de su casa y ha buscado refugio en la Catedral de Lima. Hasta allí ha corrido la manifestación y es tal la gritería que el Virrey ha salido a su balcón preguntado: ¿qué ocurre? ¿Qué sucede?
Informado de lo que ocurre ha enviado a un pelotón de cuarenta hombres armados con la instrucción de rescatar a Santiago de Cárdenas de la Catedral y traerlo para refugiarlo en el Palacio de Gobierno.
Santiago de Cárdenas a partir de entonces fue apodado “El volador”, como también, “Santiago, el pajarero”.
Pronto murió en Lima, en 1766 a la edad de 46 años, habiéndose desprendido curiosamente varios aspectos significativos producto de estos hechos: En primer lugar, don Cosme Bueno con su brillante disertación científica de su refutación figura como un hito precursor en los estudios de la aerodinámica por su teoría de la gravedad, habiendo llegado a sus conclusiones solo mediante la reflexión filosófica.
Santiago Cárdenas es considerado precursor de la aviación civil en nuestro medio y se ha hecho símbolo de quienes son indeclinables en la persecución de sus sueños. Pero más en la aspiración a la libertad, que eso significa tener alas para volar.



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