NACE
CHARLES PERRAULT
DÍA
DEL FOLCLOR LITERARIO INFANTIL
EL GUACAMAYO,
LOS ALIMENTOS
Y EL ARCO IRIS
Danilo Sánchez Lihón
El guacamayo, ave originaria del Perú
1. El más
valeroso
El guacamayo ha sido el
más valeroso de los soldados en luchar en los batallones del Ejército del Inca,
que combaten en contra de los males y adversidades que de vez en cuando
pretenden incursionar en el ámbito del gran Tahuantinsuyo.
Se ha peleado con todo
fragor contra los vicios y calamidades, contra las enfermedades y los
quebrantos. A brazo partido, con escudos, lanzas y porras, se lidia contra la
discordia y el encono, arrojándolos de las ciudades.
Combatiéndolos por los
caminos hasta arrinconarlos en los matorrales, ahogándolos en los ríos, y
hundiéndolos en el mar y en los abismos.
Ha sido tan valeroso en
estas acciones este soldado que además de condecorarlo se le pregunta qué lugar
quiere conocer a cargo del Estado. Y él en serio o en broma ha contestado:
2. Distintas
semillas
– ¡Pacaritampu! –Dice.
Pero, en realidad, a
esta morada nunca se ha permitido una gracia semejante hasta ahora, salvo el
acceso a algunos dignatarios del imperio.
La respuesta demora en
llegar. Y la sorpresa es que, en razón de su heroísmo, que había sido muy
grande, se le concedía el alto honor de ingresar a Pacaritampu.
Ello es, la Casa de las
Semillas, en verdad un recinto situado secretamente en un lugar escondido, muy
cerca de la ciudad sagrada del Cuzco, capital del imperio.
Asistió con su uniforme
de gala. En su visita, por demás solemne y reverente, encontró servida en
preciosas vasijas, labradas en finísimas filigranas con incrustaciones de oro,
plata y piedras preciosas, distintas semillas de los alimentos originarios y
estratégicos de la cultura incaica.
Pacaritampu, cerca del Cusco
3. La luz
radiante
– ¡Rac!
¡Rac! ¡Rac!
Es la expresión de
saludo, admiración y reverencia a toda semilla que prueba.
Así, en una vasija de
ópalo se muestra un cuerpo diminuto de intenso color rojo que refleja en su corteza la luz
radiante del sol.
La prueba y su sabor es
agradable. Y la pasó por lo largo de su cuello.
Es la semilla de la quinua.
En otro plato,
primorosamente tallado de ónix, encuentra una semilla de color naranja.
La prueba con la lengua
y al encontrarla deliciosa, la traga.
Es la semilla de la quihuicha.
4. Servida
en vasija de oro
Avanza y en otro
pocillo de turquesa relucen unos granos de esplendente color amarillo.
Al saborearlo le parece como el néctar de las
flores, pasando uno por el interior de su cuello.
Es la semilla de la cañigua.
Ingresando a otra
habitación servida en vasija de oro encontró un producto más grande de color verde.
Lo prueba y
encontrándolo sabroso, lo come.
Es la semilla de la papa.
En otra estancia, y
servida en vasija de obsidiana, se halla frente a un grano azul, casi en triángulo y con la punta terminada en suave pelusa.
Lo paladea y hallándolo bueno lo ingiere por su garganta.
Es la semilla del maíz.
5. Gusto
y arrebato
En otra habitación, en
recipiente de plata, aprecia aún envuelto en su corteza de color añil, a un grano de un sabor que le
parece de ambrosía.
Es el maní.
Finalmente, en vasija
de ágata está servida una semilla de reflejos vibrantes, de color violeta, intenso y fuerte, que prueba y
lo hace estremecerse de gusto y arrebato.
Es la semilla del ají.
Agradeció el guacamayo.
Le hicieron todas las genuflexiones por su visita, le preguntaron por el sabor
de las comidas que rubricó con una sola expresión:
– ¡Rac!
Ajíes
6. De uno
a otro confín
– ¡Rac! –Repite.
Lo que quiere decir: ¡Estupendas!
Mientras las medallas tintineaban en su pecho.
Devolvió los saludos,
tendió la mano a uno y otro funcionario y salió al aire libre. Pero al salir
vio que las aves le hacían guardia, y toda clase de reverencias.
Se miró y recién se dio
cuenta que le habían salido alas y que su plumaje era de todos los colores de
las semillas que había probado: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y
violeta.
Pero lo más
sorprendente es que cuando emprendió el vuelo ya por los aires del aleteo de su
colorido plumaje se desprendía un arco iris. Era un arco iris con los siete
colores esplendorosos que se hicieron nítidos de uno a otro confín del
horizonte.
Por eso se dice que del
arco iris nacen los frutos, porque contienen todas las semillas que comió el
guacamayo.
7. Ave
tutelar
Estas y otras historias
escuchamos de nuestros abuelos y personas mayores en noches de luna y muy cerca
de la hoguera.
Que es cuando restalla
la leña en el fuego mientras en el tejado aletea alguna paloma que se acomoda a
dormir en su nido. Y si ha llovido desde las hojas de palma se desprenden
algunas gotas retraídas hacia el balde que en el patio las recoge extasiado.
Así nos cuentan que
nació el arco iris, de las plumas del guacamayo, guerrero insigne y valeroso. Luchador
invicto en contra de todos los males y adversidades. Ciudadano probo a quien se
le concedió una gracia jamás concedida.
Creador del arco iris
de donde se desprenden todos los colores y que fecundan la tierra, puesto que
contiene todas las semillas de cuando el guacamayo las probase al visitar
Pacaritampu cace que todo germine.
Por eso el arco iris
sale cuando se juntan la lluvia y el sol que lo fecunda todo. Y por eso el
guacamayo es ave tutelar de nuestra cultura.
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