3 DE MARZO
DÍA DE LA NATURALEZA
EL ROCÍO
EN NUESTRAS
VIDAS
Danilo Sánchez Lihón
1. En el aula
de clases
En esta época de plantas versus zombis, y
de pokémones en que las personas titubeantes y sonámbulas andan buscando
fantasmas irrisorios por calles, plazas, azoteas e incluso dentro de sus casas.
Ubicando y atrapando fantoches que ni
siquiera son criaturas fantásticas intensas, significativas o bellas, sino fruslerías,
nonadas y trivialidades llenas de insignificancias, minúsculas y grotescas, en
esta época de avengers, de jóvenes titanes en acción y de star wars, qué
importante es volver a lo natural, vital y primigenio.
En tal contexto me ha ocurrido en mi clase
de literatura infantil en una de las universidades en que trabajo un hecho que
quisiera comentar, para lo cual empezaré explicando que en mi curso los alumnos
y alumnas entre otras actividades que realizamos deben presentar poemas y
cuentos idóneos para ofrecérselos a los niños y que sean de autores nacionales.
Y ello a fin de elaborar un álbum que
contenga aquellos textos que consideremos imprescindibles, válidos e
importantes, los mismos que previamente sometemos al análisis e interpretación en
el aula de clases.
2. En él
caben
Los textos aprobados pasan a tener el honor
de figurar en un manual básico para que ya siendo profesores cada participante
de la asignatura lo utilice en su aula.
Y lo hacemos a fin de desarrollar la
sensibilidad, la inteligencia, la fantasía y creatividad, haciendo que los
niños vivencien las lecturas presentadas y que de ese modo trasciendan en el
tiempo y en el espacio.
En el rubro de poesía para la Educación Primaria
un alumno presentó el siguiente texto, muy breve como debe ser, de Francisco
Izquierdo Ríos titulado El rocío, y que dice así:
En
la punta de débil hierba
he
visto temblar un rocío.
En
un cristal tan pequeño
caben el sol, el cielo, el río.
3. Nadie
ha visto
Una alumna pidió intervenir para señalar
que hay un vocablo que los niños no van a entender, cuál es rocío.
– ¡Cómo! –Digo yo–. ¿No van a entender lo
que es el rocío?
– No, profesor. –Contestan varios de ellos.
E indago con la mirada y veo que ya no son varios,
sino que casi todos los rostros aprueban la observación o la inquietud de que
no van a entender los niños lo que es el rocío.
– ¿Por qué? –Vuelvo a indagar.
– Porque nadie ha visto el rocío. Nadie lo
conoce, ni sabe lo que es.
– ¿Qué? –Vuelvo a alarmarme.
– Sí, profesor, no van a saber.
– ¡Cómo! ¿No van a saber lo que es el
rocío?
– No, profesor.
– ¡Absurdo!
4. Siendo
lo más puro
– Es cierto, profesor, no van a saber lo
que es rocío.
– Pero ustedes sí saben, ¿no?
– Intuimos lo que es, pero no lo hemos
visto. Sin embargo, muchos niños ni siquiera lo van a adivinar.
– A ver, ¿cuántos y cuántas de ustedes han
visto y tocarlo el rocío? ¿Ninguno? ¿Ninguna? Pero, sí saben lo que es el rocío,
¿no es cierto?
– Sabemos, pero nunca lo hemos visto.
O sea, ¿qué no han dejado que sus manos se empapen
y que su cara sienta las gotas de rocío? ¿Y hasta que sus pies caminen pisando
la hierba y mojándose?
O sea, ¿qué no han dejado que el rocío al
agitar las flores, salpique y se deslice por su frente, sus sienes, su alma, o su
ser?
O sea, ¿qué no han experimentado que él entre
en su corazón e inunde su espíritu, siendo lo más puro, extasiante y virginal!
¡Entonces cómo van a amar la naturaleza!
5. Con
razón
Y anonadado, mirando no sé dónde, dentro de
mí, me digo con reproche:
Si estuviera en la tablet, o en el ipad, o
en el teléfono celular, allí sí lo sabrían. Pero como es del mundo de la naturaleza
y de la vida simple, es un mundo que ya no ven, que lo desconocen y desestiman.
Y ya a solas, conversando conmigo mismo, me
lamento:
– ¡Sí, pues! ¡Oh mundo! ¡Oh desgracia
humana! ¡Oh tiempos oscuros, aciagos y nefandos! ¡Oh, época cruel! ¿Por qué la
vida ha devenido en esto? ¡No conocen el rocío!
¿Por qué te hiciste así, oh mundo? Porque es
desgracia que de repente mis nietos y los niños del futuro ¡no conozcan el
rocío en sus vidas!
¡Con razón tanta sequedad y aridez! ¡Con
razón tanto agobio, tanta acritud y tanta insipidez! ¡Con razón tanta tristeza
y melancolía en el rostro y en la mirada de las personas ahora!
– ¿Pero díganos qué es el rocío, profesor?
–Y me despiertan de mi extravío.
6. En los
pétalos
de las flores
– Se define como un fenómeno físico que
consiste en la condensación del aire en forma de gotas de agua, que se produce
cuando el aire sufre una disminución brusca de temperatura y el agua que
contiene se posa en lo que toca, en forma de pequeñas gotas.
– Y, ¿es hermoso?
– ¡Ah! El rocío son los diamantes más
eximios de la naturaleza. Son perlas del cielo que recogen las flores en sus
pétalos, y que las plantas las albergan temblorosas.
– ¿Sólo ahí se posa?
– No. Lo acogen hasta las piedras. Son cual
lágrimas, pero no de pena sino de alegría.
También lo tiene la tierra en sus praderas
y hasta los caminos sobre la huella de los pasos de sus peregrinos.
– Pero, ¿de qué está hecho?
7. Radiante
y trascendental
– Son gotas de agua prístina, cristalina,
impoluta que, como las más hermosas joyas jamás talladas, se engarzan
principalmente en los pétalos de las flores, en las hojas de las plantas y
hasta en los filamentos de las espigas.
– Y, ¿a qué hora aparece?
– En la madrugada. A primera hora de la
mañana, muy en el alba.
– Y después, ¿ya no?
– No. Después en ninguna otra hora del día.
Y esa debe ser otra razón por la cual no se
lo conoce, pienso yo, porque la vida lamentablemente también se ha vuelto
nocturna. Esta ya no es vida matinal, domina la noche, la oscuridad y la luz
artificial impera en todo.
– Y, ¿para qué sirve el rocío, profesor?
Iba a decir que no tiene una utilidad
práctica, pero reflexiono y más bien digo, triste y acongojado como ahora estoy:
– Es lo principal para la vida, para tener frescura,
encanto y lucidez. Y sirve para inspirarse, para tener un alma luminosa,
radiante y trascendental.
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