lunes, 16 de marzo de 2020

16 de marzo. Nace César Vallejo en Santiago de Chuco. / ¿Qué niño irá a ser este?


16 DE MARZO
NACE CÉSAR VALLEJO
EN SANTIAGO DE CHUCO

 ¿QUÉ NIÑO
IRÁ
A SER ESTE?

Danilo Sánchez Lihón

César Vallejo y Carlos More. Pintura de Juvenal Sánchez Lihón


¡Yo que tan sólo
he nacido!
César Vallejo

1. Mes
de invierno

– ¡Qué niño irá a ser este que nace con tremenda tempestad!
Comenta una de las mujeres que se acurruca al pie del poyo de la casa tiritando de frío y de angustia.
Es medianoche del día 15 de marzo del año 1892, en que llueve intensamente, con rayos y truenos.
En el mes de marzo en Santiago de Chuco es mes de invierno y de lluvias fuertes, pero esta sobrepasa todo lo visto anteriormente.
Y así también las descargas de relámpagos y truenos de los cielos anubarrados.
Donde las nubes parecen sucios pañales que se ventilaran. O negros ajuares de la muerte que se sacudieran en el cielo invernal.

– Enciendan todas las lámparas. –Ordena don Francisco de Paula Vallejo.



Luz en la habitación de su casa en Stgo. de Chuco 
en donde nació el poeta

2. Bóveda
sideral

– Todas están encendidas, señor. Incluso hemos prendido mecheros y candiles.
– ¡Cuiden que no se apaguen con esta lluvia y con este viento!
Y es que estos aguaceros ocurren a partir del mediodía y por las tardes, dejando para la noche a lo más el tamborileo monótono de la lluvia hasta que amanezca.
Pero esta vez la tempestad ocurre a medianoche, con rayos que iluminan toda la comarca.
Y con truenos tras de los cuales parece que en cualquier momento van a rodar y caernos los pedrones del cielo bajo los cuales vamos a quedar todos sepultos, tras los derrumbes que ocurrirían en la bóveda sideral.


Interior de la habitación donde nació César Vallejo

3. Pueblo
ensimismado

Y es que en Santiago de Chuco aún no hay energía eléctrica. Las casas se alumbraban con lámparas, candiles y mecheros.
A esto se suma el hecho de que aquí no hay servicios óptimos de salud.
No tiene hospital, ni siquiera una Posta Médica ni un puesto de salud.
Y ni siquiera cuenta con una carretera para el traslado de vehículos motorizados a Trujillo para atender una emergencia.
Solo había caminos de herradura y la conexión con la capital del departamento se hacía a pie, o en acémila.
Santiago de Chuco es un pueblo ensimismado, un enclave, un paraje y una aldea que se vale por sí misma.
Rodeada de haciendas prósperas que producen ingentes productos agrícolas.

Panorámica de Santiago de Chuco

4. Al otro lado
de la pared

Pero, en este alumbramiento ocurre otro hecho conmovedor y dramático, coincidente con el nacimiento de César Vallejo.
Y ello es que esta noche a unos metros del lecho de la parturienta, ocurre un suceso inusitado, especial y sorprendente:
A los quejidos agónicos de la madre que “se muere”, y a los alaridos de los familiares creyendo que ella ya está muerta, se entremezclan ahora estampidos de bala.
Son los disparos de fusilería que se hacen dos bandos en pugna, donde sobresalen, las imprecaciones y los lamentos.
Que ahora son unos de adentro y otros de afuera.


Exterior de la casa de César Vallejo

5. Llanto
fuerte

Estos enfrentamientos son motivados por la pugna encarnizada entre “Los rojos” partidarios de don Nicolás de Piérola, “El Califa”, y “Los verdes” fanáticos de don Andrés Avelino Cáceres, “El Brujo de los Andes”, que disputaban el poder presidencial.
Algunas de aquellas balas disparadas se incrustan en las paredes y en el tejado de la casa.
El hecho es que ahora, en la calle apenas separada por una pared de adobe, se escuchaban gemidos de muerte.
A consecuencia de ello, apenas al otro lado de la pared en que doña María de los Santos se debate en dar a luz, muere un hombre producto de estos enfrentamientos.
Suceso de carácter político y social y de un signo luctuoso del que estuvo muy marcada la vida del ser que nace en esa circunstancia.
Es aquí donde se escucha el llanto fuerte de un niño. Es el amanecer del 16 de marzo de 1892. Y acaba de nacer César Vallejo Mendoza.


Amanecer en Santiago de Chuco

6. Quien
se erige y da

De niño César Vallejo seguramente escuchó de parte de sus padres y hermanos mayores, el relato de estos hechos convertidos ya en historia, de tal modo que fue natural que dijera en su poema Espergesia:
“Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave”.
Frase a la cual se le han dado diversas interpretaciones, a las cuales añadiré una más en esta ocasión. Y es esta:
Cuando alguien enferma nuestra actitud es prodigarnos, y ofrecernos para ayudar. Nos brindamos al otro y a los demás.
En vez de que alguien nos cuide queremos cuidar al otro, en este caso a Dios.
Ante una situación así toca proteger. Toca hacernos cargo del mundo., ser quien se erige y da.


Capulí en la casa de César Vallejo. 
En la puerta abierta nació el poeta

7. El Evangelio
de la solidaridad

Porque al enfermo se le auxilia, se lo protege. Tenemos que cuidar de él. Nos erige como hacedores, protectores.
Ahora bien, siempre la interpretación acerca de Vallejo ha ido desde la perspectiva de la escasez. En este caso va por el camino inverso: el de la abundancia
Y es que su formidable evangelio de la solidaridad nos condiciona más bien a encontrar figuras de abundancia.
Porque solidaridad es prodigarse. En coherencia con sus raíces andinas e indígenas.
Al hecho de que su madre se moría, al desamparo de la gente que lloraba, a la tempestad que no cesaba de arreciar y a un hombre que moría, se suma la condolencia por Dios quien está enfermo.
Para dar paso así al formidable Evangelio de la Solidaridad que no excluye, sino que abarca al mismo Dios.







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