DÍA DEL PSICÓLOGO
AQUELLOS
LOCOS
SUBLIMES
Don Quijote y los molinos de viento,
de José Moreno Carbonero
1. ¿Qué halo
los eleva?
Hay una pléyade de personas en la historia de la
civilización humana que son los locos sublimes en quienes arde un fuego
sacrosanto.
Son zarzas ardientes, demiurgos y llamas votivas. Pareciera
que fueron investidos de una misión ineludible.
Ahora bien:
¿Qué fuego sagrado los anima? ¡Que late en sus venas e
incendia sus almas!
¡Y que hace que se incendien muchas veces sus alas!
¿De dónde recogieron el fuego sagrado que los alienta? ¡Y
que a la vez los consume!
¡Qué aureola más refulgente han logrado ceñirse en sus
frentes!
¿Qué halo los eleva?
2. Dirigió
su fusilamiento
Entre nosotros uno de ellos es Leoncio Prado, paladín de la
libertad y defensor de toda causa justa y noble que fuera un imperativo moral defender.
Quien muy joven, junto a sus hermanos, también peruanos, para
mayor precisión nacidos en Huánuco, luchó por la independencia de Cuba. Capturó
el barco español Moctezuma, e izó en él la bandera de la independencia cubana.
Anduvo errabundo por lugares pantanosos de Nicaragua y
Honduras.
Quiso independizar Filipinas de la dominación española y
naufragó el barco en el cual viajaba. Recaló en la China y trabajó de todo en
la India. Arabia, Egipto y Rusia.
Peleó como un león en la Guerra del Pacífico defendiendo a
su patria, el Perú, invadida por una caterva extranjera.
Fue herido en la Batalla de Huamachuco. Capturado y
sentenciado a muerte, él mismo dirigió su fusilamiento dando tres golpes con la
cucharilla en la taza de café que lentamente sorbía. Aún no había cumplido 30 años
en el momento de su inmolación.
3. Y salvar
vidas
Otro loco sublime entre nosotros, y quien ahora me acuerdo,
es Daniel Alcides Carrión, valedor y héroe de la solidaridad.
Quien siendo estudiante de medicina de la Facultad de San
Fernando, se hizo inocular el virus de una enfermedad terrible, cuál es la verruga.
Y lo hizo para mejor estudiarla y saber cómo curarla, y así salvar
a muchas vidas humanas.
Sobre todo, la de sus coterráneos de Cerro de Pasco, hermanos
de raza que trabajaban en la construcción del Ferrocarril Central, que iba de
Lima a La Oroya.
Y morían con vómitos, fiebres y purulencias, debido a una
enfermedad que después se supo que era trasmitida por un mosquito de los valles
interandinos.
Murió el 5 de octubre de 1885, dictando los estragos que esa
enfermedad producía en el cuerpo humano.
4. Vivió
pobre
Otro personaje increíble es José María Eguren, desasido del mundo
material e inerme para todo asunto de la realidad objetiva, encandilado por el
mundo de la fábula, la fantasía y la maravilla.
Quien se dejó subyugar por el sonido en las baldosas de los
caballos muertos en antiguas batallas. Y obsesionado por una flama y una dama
que distinguía por pasadizos nebulosos.
Y que la portaba una niña a quien llamó La Niña de la
Lámpara Azul a quien dedicó su vida a seguirla.
Quien compuso un largo poema que es un réquiem de ritmos
hondos y sutiles, en donde hace desfilar a un cortejo que representa a toda la
parafernalia humana, que van a enterrar a una muñeca.
Nunca se casó, no tuvo hijos, vivió pobre y murió
apaciblemente entre sones, símbolos y figuras un día de abril del año 1942.
5. Advocando
su nombre
Pasando a otro ámbito, un ser sublime es Juana de Arco, también
llamada La Doncella de Orleans.
Quien marchó delante del ejército francés en la Guerra de
los Cien Años contra Inglaterra, logrando triunfos contundentes.
A ella se debe que Carlos VII de Valois fuese coronado Rey
de Francia.
Fue capturada y entregada a los ingleses. Juzgada por
herejía fue quemada viva en Ruan, el 30 de mayo de 1431.
La gloriosa armada francesa ahora la lleva como emblema y dispara
sus cañones advocando su nombre.
El Vaticano primero la beatificó y después ha tenido que
reconocerla como santa.
Y quien era ciertamente una niña virginal que guiaba en la
batalla a los ejércitos, según la voz de Dios resonara en sus oídos.
6. El arrebato
de mirarla
Indudablemente otro loco universal sublime, producto de la
fantasía de Miguel de Cervantes, es don Quijote de la Mancha, loco por hacer el
bien, con locura de ver castillos en donde solo había fondas y tabernas.
Locura de creer que somos apreciados cuando en verdad solo
se burlan de nosotros.
Quien ideó a Dulcinea como la más bella, noble y virtuosa de
las mujeres. Y a ella fue a quien encomendó todas sus hazañas. Y de tener algún
referente en la realidad cotidiana, ella sería una mujer corriente, una
muchacha que trabajaba en una fonda y era hasta vulgar.
Y extraído de las historias legendarias, que loco sublime es
Orfeo, patrono de la música, capaz de apaciguar a los animales y a los
monstruos con su lira.
Quien conmovió con sus acordes a Caronte, el guardián del
Hades, para bajar a los infiernos a rescatar a Eurídice, el ser que amaba. Y la
perdió en el último instante solo por el arrebato de mirarla.
7. Justifica
la vida
Hay muchos otros locos sublimes en la historia, quienes
tienen como una llama o fuego que arde bajo su frente.
Y que si intentáramos una aproximación a saber qué es eso,
diríamos que son grandes pasiones y grandes amores.
Es embrujo y es ideal. Creo que es lo básico. Pero junto a
estos locos sublimes célebres ¡hay muchos que son locos cotidianos!
Así: ¿quién no ha tenido un profesor medio loco, chiflado y
conmovedor, y que los compañeros de clases lo definen como: rayado?
¿Quién no ha conocido a algún muchacho místico, sonámbulo e
idealista?
Creo que la vida se justifica en la medida en que en ella podremos
haber encontrado alguna dosis siquiera humilde y pequeña de aquella sublime
locura.
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