9 DE ABRIL
HOY ES JUEVES SANTO
LA SEMANA
SANTA DE
MI COMARCA
Danilo Sánchez Lihón
Zahumadoras de Semana Santa
1. Ramos
de olivos
Días hondos, dulces y conmovedores son los
días de Semana Santa en mi terruño, que es Santiago de Chuco.
Y lo son porque hay en todo una actitud solemne,
hierática y estremecida.
Y esto en contraste con la campiña que
después de las lluvias de marzo lucen rozagantes y colorida por las flores que
cubren los huertos, las cercas y las colinas.
Se inició esta celebración el domingo, subiendo
a los terrados y buscando las hojas de palma o de olivo del año pasado, que
otra vez las cubrimos de cintas y flores de colores estallantes que cortamos de
los jardines callados y humedecidos que tenemos al fondo de las casas.
Y vamos con ellas y con algún ramo de
flores a rociarlas de agua bendita en la pileta de la iglesia, para luego
portarlas en la procesión del Domingo de Ramos, luciendo nuestros vestidos
nuevos.
Y pasando a cada rato los dedos, mojados
con nuestro aliento, por el cuero de nuestros zapatos recién comprados que se
pelan con cualquier tropezón que damos en las piedras de la calle palpitante.
Flores de nuestros huertos
2. ¿Qué traen
esas viandas?
Pero, en realidad la Semana Santa comenzó
antes, cuando los "repartidores" con sus largos atuendos se colocan
al centro de las esquinas con sus grandes canastones de paja o carrizo tejido y
van leyendo en silencio una lista misteriosa en donde figuran algunos nombres
de las familias aledañas.
Hacia sus puertas van esos varones
elegantes y ecuánimes, todo vestido de blanco, con túnicas que solo dejan ver
sus zapatos negros; que no hablan con nadie y desde cuyos hombros cuelgan unos
manteles albos que relumbran a la luz del sol.
En las puntas de esos mantos sujetan los
platos que cogen seguros, uno en cada mano, y que entregan solemnes a las
personas que han salido a recibirlos en las puertas de sus casas.
¿Qué traen esas viandas? Cuatro alfajores
rellenos con un manjar oscuro, hecho de camote; cuatro roscas blanqueadas en
miel; cuatro basitas o tortitas de maíz que tienen forma de corazón, de trébol
y otras como un as de copas. Y una tajada de bizcocho de chancay como lo amasan
y hornean en mi comarca.
Procesiones todos los días
3. Luz
de los candiles
Así, y de ese modo, los estandarteros nos
invitan a alumbrar con nuestras velas en la procesión que sale por las calles
empedradas y húmedas. Y que pese a ser ya de noche, calzadas y veredas lucen
tibias y fragantes, piadosas y fraternas. ¿Por qué?
Porque están sembradas en los rincones de
hombres y mujeres, de niños y ancianos que han venido del campo y se encogen en
los rincones oscurecidos y bajo los muros, para participar de estos actos y conmemorar
esta pasión.
– Esta noche alumbraremos acompañando el
anda de San Juan. –Le digo a mi prima, que se parece una flor rozagante.
– Yo con mi mamá iremos alumbrando a la
Virgen María.
Al inicio de la procesión de cada noche
bajamos rumbo a la iglesia cogidos de la mano de nuestros padres, pisando los
retazos de luz de los candiles y de las lámparas a kerosén que se arrastran
desde el fondo de las tiendas mortecinas.
– ¡Danilo! ¡Elvira! ¡Cómo están!
– ¿Carmen? ¿Miguelina? ¡Hermanitas! ¿Son
ustedes? ¡Perdónennos que en esta oscuridad no les hayamos reconocido!
El anda de la Virgen María
4. Sus sombreros
mojados
– A mí también me perdonan, porque dije:
¿Serán o no serán? Es tan oscuro que a dos pasos aún no les
reconocía.
– ¿Ya están de vuelta?
– Ya vimos y ya rezamos delante de la
Virgen bendita. Tranquila y linda está su carita.
– Entonces, ¡buen año será éste para las
sementeras!
– Habrá buenas cosechas, gracias a Dios
– ¡Así nos derraman su misericordia los
santos del cielo y Dios misericordioso!
En la Semana Santa de mi pueblo desde el
Domingo de Ramos todos los días hay procesiones hasta el Viernes Santo. Y en cada
fecha salen cuatro andas: una de Jesús, otra de la Virgen María; como también las
andas de San Juan y de María Magdalena.
Para ello, la iglesia se ilumina de cirios
y de flores. En la plaza hay puestos de venta. Y en la calle sombras y ruidos
de pasos de gente que va y que viene.
Por nuestra calle bajan de los caseríos
hombres emponchados y mujeres envueltas con sus mantas negras. Ambos con sus
sombreros mojados por la lluvia o el relente del camino.
Detrás van las bandas de músicos
5. Nuestras
culpas
El miércoles santo es día de venias, que
son saludos que se hacen las andas cuando se encuentran en la Plaza de Armas.
Para ver esas inclinaciones la multitud se
aglomera candorosamente, extasiada hasta las lágrimas en la explanada de la
plaza.
Allí los vendedores de velas y de cirios,
de confites y de turrones, se alumbran con unos cucuruchos de papel, que se
aúnan a las lámparas y candiles de las tiendas para iluminar en algo el mundo.
De la parte alta del pueblo viene la Virgen
María y María Magdalena, que han subido por el barrio alto.
Del otro lado avanzan Jesús y San Juan que
han ido y dado la vuelta por el barrio bajo; trayecto que es cuando el anda de
Jesús hace siete caídas, en siete esquinas.
Pero yo recuerdo este día porque también
nos enfurruñamos siete veces, idénticos a los padecimientos de quien padeció
por nuestros pecados y fue clavado en la cruz por la lobreguez de nuestras
culpas.
6. Y
es cierto
Hoy día Jueves Santo algo ocurre, porque
los mayores entran y salen apurados, pero sin decir nada. Curiosamente no
visten de negro todavía sino de blanco. Y las señoras con una mantilla morada
como lucen algunas flores del campo.
– ¿Qué pasa hoy día, mamá?
– Hoy día hijos todo se resume en una
frase: “Orad y velad”. –Comentario que nos deja más atónitos que nunca,
mientras escuchamos el repique de las campanas que nos llegan a través de los
aires empapados de la fragancia de los eucaliptos y las malvas de los muros por
donde pasan para llegar hasta nuestros oídos. Y como en todo recurrimos a
Manuel, mi primo, para que nos explique:
– Hoy día Jesús reúne a sus apóstoles para
la cena de despedida, reparte el vino y el pan como si fuera su cuerpo y su
sangre. Lava los pies de sus amigos…
– Pero ¿por qué tanto silencio, tristeza y
dolor hay en los rostros de la gente?
– Porque hoy día Jesús es traicionado por
Judas en el Monte de los Olivos, lo apresan y luego lo suben y sacrifican en El
Gólgota…
Y es cierto. En la Plaza de Armas ya hay
una custodia de soldados con fusiles de palo que no dejan entrar a ningún niño
a la iglesia, porque somos traviesos y bullangueros.
Donde el alma se estruja y estremece
7. Aromas
de alcanfor
Pero, así como los días de Semana Santa son
hondos, dulces y conmovedores, donde el alma se estruja y estremece, así
también es el mes en que todo renace.
Los campos se cubren del manto de las
mieses recientes. En los troncos de los árboles estallan los nuevos retoños. Y
en las ramas ondulan flamantes los pimpollos.
¡Se elevan desde lo más profundo de las
cañadas los copos de neblina blanca!
Vellones que se demoran en desenredar sus
ajuares en las cercas cubiertas de margaritas y que dividen las chacras en mil
tonalidades de verdes.
Y hasta en las ventanas de las casas los
geranios y mostazas lucen sus fucsias, sus amarillos, sus magentas y sus azules
y blancos, como también lo hacen las flores de los cactus en las tejas que se
empinan aspirando a ser bendecidos y quizás santificados hasta desaparecer en
el cielo azulino.
De las colinas cercanas el viento trae
aromas de alcanfor y manzanilla para calmar nuestras heridas y aliviar nuestros
corazones.
Todas las fotos son de:
Jaime Sánchez Lihón
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