12 DE MAYO, 1551
SE
FUNDA LA UNIVERSIDAD DE SAN MARCOS
ENCINAS,
BANDERA
TREMOLANTE
El maestro José Antonio Encinas
1. A tan alto
sitial
José Antonio
Encinas luego de ganar a su oponente, el Dr. Víctor Andrés Belaúnde, en la
elección para ocupar el rectorado de la Universidad Nacional de San Marcos, en el
año 1931, lo primero que hizo al asumir el cargo fue convocar para dirigir San
Marcos a la intelectualidad más lúcida y brillante de la época.
Así fue que tuvo
como colaboradores más cercanos a Raúl Porras Barrenechea, como director del
Colegio Universitario; a José Jiménez Borja, como Profesor Asesor en aspectos
académicos; a Jorge Basadre, como Director de Bibliotecas, a Luis Alberto
Sánchez, como director del Instituto de Extensión Cultural; entre muchos otros.
Es, pues, un
inmenso orgullo para el magisterio peruano el que un integrante suyo, un
humilde pero lúcido y audaz maestro de escuela, y quien al momento de ser
elegido no era profesor, ni directivo, ni siquiera integrante del claustro
universitario, haya llegado por sus propios méritos y gracias a la decisión democrática
de la juventud iconoclasta y libertaria, a tan alto sitial.
Y aún más: El
que haya tenido como meritorios asistentes de su señera gestión rectoral, a
semejantes luminarias de la más renombrada intelectualidad del Perú. Y más
todavía: el que ese año de su rectorado haya sido no solo el más entusiasta,
fervoroso y pletórico en triunfos académicos sino beligerante en la escena
política y social frente a la dictadura militar de ese entonces.
Presidente Luis Miguel Sánchez Cerro
2. Un año
y cuatro meses
Transcurría el
año 1932 y el presidente Luis Sánchez Cerro, con quien se había conocido en
París, lo invita a Palacio de Gobierno a fin de conminarle para que prohíba que
se traten asuntos políticos en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Esta pretensión,
completamente contraria al pensamiento y al proceder de José Antonio Encinas,
fue rechazada de plano por él, quien le contesta que es derecho inalienable de
los jóvenes y de las personas conscientes ocuparse del destino de su país.
Sánchez Cerro, después de esta entrevista, procedió a clausurar la Universidad
de San Marcos.
José Antonio
Encinas en este forzado receso fue invitado a Panamá a dictar conferencias en
el Ciclo de Verano de la universidad de ese país, pero a su retorno en el
puerto del Callao se le prohíbe el ingreso a la patria.
¿Qué había
ocurrido? Sánchez Cerro dictaminó su deportación en ausencia. Y ya no pudo
ingresar al suelo peruano, ni siquiera le fue permitido desembarcar y solo le
cupo proseguir viaje sin rumbo fijo, sin saber adónde ir, ni cuál sería su
situación ni su destino, desconcertado, inerme y sin ninguna precaución, como
se encontraba.
Su rectorado en
la universidad de San Marcos había durado apenas un año y cuatro meses. Sin
embargo, en el breve período que duró su gestión, Encinas desarrolló una labor
titánica de reordenamiento y cambio estructural, proyectando la universidad a
las décadas venideras.
3. Reforma
Universitaria
En este breve
período se fundaron principalmente institutos de investigación y reinó un
espíritu y práctica de participación amplia de todos los estamentos del
claustro que de este modo acometían el esfuerzo más vigoroso de repensar y de
ver actuar la universidad en el contexto social del país.
En el periodo
que va de 1931 a 1932, que duró su ejercicio de rector, dio vida a un vigoroso
proceso de Reforma Universitaria, que cambió de raíz aspectos esenciales de
esta casa de estudios y que por su profunda raigambre democrática constituyó el
cambio más significativo en todo el secular devenir de la historia de la Universidad
Decana de América.
El gobierno
nacional por eso no fue capaz de soportar esta presencia protagónica de la
universidad en el acontecer nacional y terminó por dictaminar su clausura.
En el período
posterior a esta obligada paralización de la universidad, que duró cuatro años,
fue asesinado el presidente Sánchez Cerro el 30 de abril del año 1933 y asumió
el poder el General Oscar R. Benavides en su calidad de jefe del Ejército. Fue
entonces que José Antonio Encinas regresa al país y funda conjuntamente con sus
hermanos Enrique, Guillermina y Aurora, el Colegio Dalton, para ensayar el
sistema de trabajo escolar mediante grupos, en laboratorios y bajo la
metodología de talleres.
Colegio Dalton fundado por Encinas, y que funciona hasta ahora
4. Se gestiona
una entrevista
Los profesores de
la Universidad de San Marcos pidieron una entrevista con él, a quien para ellos
seguía siendo su rector, y le sugirieron acerca de la conveniencia de
gestionar, mediante una entrevista, la reapertura de la universidad.
La entrevista que
se llevó a cabo fue tensa y áspera por la actitud enemistosa del presidente de
facto. En ella Benavides evidenció su despotismo y arbitrariedad cuando ni
siquiera invitó a tomar asiento a la delegación de profesores y autoridades de la
prestigiosa casa de estudios que permanecía suspendida en sus funciones, pese a
los años transcurridos.
Aún más, se
quejó de lo que él llamaba la corrupción, la indisciplina y rebeldía estudiantil,
que según dijo merecían su reprobación. Adujo lo que para su talante
antidemocrático era la supuesta inconsistencia del cogobierno estudiantil. Y
manifestó su decisión de mantener cerrado dicho centro de formación profesional.
El maestro Encinas
refutó firmemente esos argumentos a pesar de saber de antemano que era empresa
inútil intentar siquiera cambiar un milímetro los prejuicios tan hoscos y
siniestros que aquel militar tenía en contra de la universidad.
Con su hijo en el barco que lo trajo del exilio
5. Se descorre
el velo
Es muy importante
que reproduzca aquí el segundo encuentro, que lo hubo esta vez a invitación del
presidente Oscar R. Benavides debido a que los estudiantes colmaban las calles
con sus protestas, relatado por el mismo José Antonio Encinas, interesante de
conocer porque gráfica el ambiente y la época abrupta en que se vivía en aquel
período y que lo sufría principalmente la Universidad de San Marcos.
Al mismo tiempo,
deja ver de modo inequívoco la recia personalidad del maestro y descorre el
velo de cuál es la entraña de algunos gobernantes que para desgracia de
nuestros países no son pocos ni raros sino constantes y de aparición
lamentablemente frecuente y repentina. He aquí las palabras de Encinas:
"En este
ambiente de protesta Benavides me invitó, celebrándose una entrevista que
merece ser narrada, dado que de su contenido se desprende la intolerancia y la
animadversión que su gobierno guardaba a la Reforma Universitaria.
"Benavides
estuvo cortés en esta oportunidad; me invitó a tomar asiento, y luego me dijo
haberme llamado porque los universitarios continuaban en franca y violenta
hostilidad hacia su gobierno...
Y esto pese a
que la universidad estaba clausurada, siendo incesante la movilización
estudiantil.”
Presidente Oscar R. Benavides
6. No olvide
que soy maestro
Y continúa refiriendo
en su relato:
“– Usted sabe
que soy militar y me agrada la disciplina. Usted, que está a coté (al lado, en
francés) de los estudiantes, es el llamado a ponerlos en orden, porque de lo
contrario mi autoridad pesará sobre ellos con mano férrea.
"Le
contesté:
“– No sé a
título de qué exige usted que lo ayude a mantener aquel orden. Para usted no
soy rector de la universidad, porque si lo fuera, la universidad estaría
abierta bajo mi dirección, y entonces respondería de la disciplina académica en
el claustro; pero no de la otra, esto es, cuando el estudiante ejerce su
legítimo derecho de ciudadano al protestar por la clausura de la universidad y
por las ilegalidades que comete el gobierno.
“Usted es
militar y puede imponer disciplina en un cuartel, valiéndose de la fuerza; pero
no olvide que soy maestro y que, por eso, me está vedada la violencia. No tengo
más arma que la espiritual y ella ha sido suficiente para conseguir el orden en
el claustro mediante la colaboración, la tolerancia y la comprensión mutuas de
maestros y de estudiantes.”
7. Estoy
¡adelante!
Y prosigue expresando
en su narración José Antonio Encinas:
“Ya le manifesté
en otra oportunidad que nada había de cierto acerca de la indisciplina; es la
legítima protesta ciudadana que exige el máximo respeto a su libertad. Y en
eso, como rector y como ciudadano, no estoy a coté de los estudiantes, sino
avant (adelante, en francés).
"Benavides,
después de algunos instantes de silencio, contestó:
“– Pero usted
estará de acuerdo en que la juventud está corrompida y que no hay otro remedio
que disciplinarla.
“– No sé lo que
usted entienda por corrupción, –respondí–. Si acaso juzga usted como corrupción
la embriaguez, el juego ilícito, ser parroquiano de prostíbulos o llevar una
vida de completo abandono, debo decirle, con profunda convicción, que nada de
eso ocurre con la inmensa mayoría de los estudiantes de San Marcos. No los he
visto antes ni ahora en estado de beodez, jamás he tenido noticia de que
concurrieran a las casas de juego ni se empobrecieran física y moralmente en
los lenocinios...”
8. No veo
razón
Y a continuación
elevó así su alegato ante el militar:
“Esto se ha
sabido porque la Oficina de Estudiantes creada por la Reforma Universitaria
estuvo muy cerca de la vida privada de los alumnos y porque personalmente hube
de vigilar esa conducta con más interés que su aplicación a los estudios. Y si
usted cree que yo soy quien corrompe a la juventud, debo decirle que tres
generaciones de mi familia –debí haber dicho cuatro, porque más tarde Benavides
encarceló y desterró a mi hijo cuando apenas había cumplido los dieciocho años–
han pagado tributo a la dignidad ciudadana luchando por las libertades cívicas
del Perú. Además, en los diez años de mi destierro, en Europa, no perdí mi
tiempo en visitar los cabarets de París o las salas de juego de Montecarlo; fui
a estudiar como alumno ordinario, sometido a todas sus exigencias, en las
universidades de Londres, Cambridge, París, Padua y Bolonia; y en esa larga
estadía no busqué provecho personal preparándome en alguna profesión lucrativa;
estudié, por mi cuenta, sin subvenciones ni prebendas, los problemas educativos
desde el kindergarten hasta la universidad, para ponerme luego al servicio de
mi país. Si todo esto es así, no veo razón alguna para que usted crea que los
estudiantes están en plena e insalvable corrupción.”
9. ¡No
señor!
Y después relata:
"A esta
respuesta, dicha con intensa emoción, porque en ella iba el cariño y la
devoción a la juventud, ahora ultrajada, no tuvo Benavides qué contestar. Eso
sí, había en su semblante la expresión del disgusto y de la cólera frenados.
"A poco se
rehízo y volvió al ataque cuando dijo:
“– Pero los
estudiantes son comunistas y eso es corrupción.
“– No señor,
–contesté–. El comunismo no es una corrupción, es una doctrina
político-económica, en la cual usted o yo podemos o no convenir, pero de
ninguna manera puede ser juzgada como un instrumento capaz de destruir la ética
del hombre. No podría condenar a un universitario por estudiar las doctrinas de
Marx y de Engels, ni por ingresar al partido político de su elección, si es por
razones de principio. En cambio, sí me dolería verlo dedicado al vicio o en el
camino de la deshonestidad ciudadana, pronto a todo género de concupiscencias,
dispuesto a sumarse a dictaduras y tiranías, en agravio de lo noble y de lo
verdadero que la vida de un joven debe tener como garantía suprema de que será
elemento útil al país y no agente de su ruina material y espiritual”.
10. Otra vez
peregrino
Y luego en su
texto hay estas apostillas del maestro:
"Así
terminó esa entrevista en que dialogaron un general y un rector de universidad.
Benavides, como es natural, quedó mortificado. Según supe después, esa
entrevista fue uno de los motivos para que decretara mi no retorno al Perú
cuando enseñaba en la Escuela de Verano de la Universidad de Panamá, en 1936,
lo cual dio comienzo a mi segundo destierro. Era necesario ese destierro, no
tanto para impedir que resultara elegido senador, como lo fui en ausencia, por
el departamento de Puno, cuanto para precaverse de la influencia que pudiera
ejercer sobre el estudiantado en el momento de declarar nulas las elecciones
generales de 1936 –en las cuales fue derrotado Benavides– y dar el más
vergonzoso golpe de Estado que registra la historia del Perú."
A partir de esta
acción, y su nuevo impedimento de regresar al país, el maestro Encinas emprende
un peregrinaje por diversos países de América Latina, fundando escuelas y
creando grupos de investigación sobre temas pedagógicos, siempre orientado en
función de la democracia y la educación.
Este es el
retazo de la historia de la Universidad de San Marcos en un período crítico. Y
es al mismo tiempo una muestra del temple de un maestro genuino que también se
formó en sus claustros y cuyo apostolado marca profundamente el devenir de esta
antorcha votiva, faro radiante y bandera tremolante que siempre será la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Los textos anteriores pueden ser
reproducidos, publicados y difundidos
citando autor y fuente
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
*****
DIRECCIÓN EN FACEBOOK
HACER CLIC AQUÍ:
*****
Teléfonos:
393-5196 / 99773-9575
Si no desea seguir recibiendo estos envíos
le rogamos, por favor, hacérnoslo saber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario