lunes, 15 de junio de 2020

15 de junio. Día de la Canción Andina. / Música de quenas.


15 DE JUNIO
DÍA DE LA CANCIÓN ANDINA

MÚSICA
DE
QUENAS

Danilo Sánchez Lihón


 
Foto de Martín Chambi


1. ¡Por
supuesto!
 
Estamos en Madrid. Es viernes al atardecer en que se realiza una reunión de estudiantes en el auditorio de los Colegios Mayores.
 El repaso que hemos hecho de la música latinoamericana ha sido impresionante, verdaderamente glorioso. Cantamos de todo. Estamos eufóricos y sumidos en el embeleso.
 Se reconoce y queda evidente que cada país de la comunidad hispanoamericana tiene una música propia, variada y prodigiosa.
 Los jóvenes estudiantes españoles participan fascinados de la muestra, de la conversación, del debate y de la exaltación que hacemos cada uno de nosotros de nuestro acervo musical.
 Hacemos elogios y honores a la música de América Latina de uno y otro lugar, para este y el otro género musical.
 – ¡Yo voy por las rancheras mexicanas! ¿Acaso no son intensas, formidables, apasionadas?
 ¡Por supuesto que sí! ¡Qué fuertes en el amor y en el despecho! ¡Valientes en la renuncia y en enfrentar el desamor, la soledad y hasta la muerte!
 
Rubén Panizo, en cuclillas, cuarto de la izquierda, con lentes

2. Aprobando
y festejando

– Yo voy por los valsecitos peruanos. ¡Qué garbo! ¡Qué cadencias! ¡Qué donosura! ¡Qué poesía en sus letras! ¡Que viva el Perú!
– ¿Y qué decir de las cumbias colombianas, ah? ¡Para pasar las noches olvidados de todo y en armonía con el mundo así duela, o sangren las heridas! ¿Ah?
– Y ustedes los argentinos con los tangos, las milongas, las sambas del Tucumán. ¡Y el gran Atahualpa Yupanqui, que es lo máximo!
– ¿Y Brasil? ¡Hola Brasil! ¡Que viva el Brasil! ¡Oh país mais grande do mundo! ¡No hay nada como las sambas brasileñas! ¡Y la música del interior y del oriente, como la de los bandeirantes, muy parecida a la ranchera mejicana!
¡Realmente América Latina es inmensa, formidable y portentosa! ¡Viva américa Latina! ¡Viva!
Es tanto el bullicio que hacemos que se ha incrementado el grupo de jóvenes españoles en el auditorio.
Esta vez hay un mayor número de estudiantes de medicina, que participan conmovidos, expectantes y en silencio, sin hablar, aunque aprobando y festejando con la mirada y con sus gestos lo que se dice.

Foto de Martín Chambi

3. Nos parece
maravillosa

Todos estamos entusiasmados, ufanos y orgullosos. Además, el grupo colombiano bate banderas, por ser el más bullanguero, numeroso y armadores de juergas y jaranas cuando sea y donde sea.
Y cantamos una y otra canción, como para corroborar lo que se afirma en las intervenciones.
– Pero a ustedes, españoles, ¿cuál de las músicas de nuestros países les gusta más?–. Pregunta, dirigiéndose a lo alto de la galería, Rubén Panizo del Uruguay, quien ya es médico graduado en su país, pero que estudia otra carrera con nosotros.
Se miran sonrientes y confiados. Conversan entre ellos y buscan que el líder de su grupo, el que los representa sea quien tenga que hablar.
– Nos gustan todas las expresiones musicales de América Latina. Pero si hay que escoger alguna, la que nos parece maravillosa es la música de quenas del Perú.
 Hay un silencio absoluto. Total, y avergonzado. Como si antes, al no tenerla en cuenta, hubiéramos caído en una falta gravísima. 

En Toledo. Compañeros cantando y con guitarra

4. Hablan así
uno y otro

Falta imperdonable, por habernos olvidado de esta música sublime. Y remordimiento por reconocer que hemos estado tanteando sordos y ciegos. Y sentimos como si pasáramos en este instante de lo festivo a lo solemne, de lo trivial a lo trascendente.
Todos hemos callado como si nos hubiera caído un balde de agua fría. Tal es el efecto.
– Y, ¿por qué, ah? –Pregunta Rubén a los españoles, inclinando la cabeza para mirar sobre sus anteojos, con sus pupilas azuladas y escrutadoras.
– Porque es una música que la sentimos ritual, sagrada, además de profunda y a su vez rítmica y cristalina. 
Agrega alguien de aquel grupo.
– Es música de éxtasis, de meditación y de pensamiento. –Aduce otro.
– Y de lucha frente a la adversidad. Porque es la capacidad de responder con lo mejor de nuestro ser a los retos y desafíos del destino.
Hablan así uno y otro, hombres y mujeres que permanecen de pie detrás de las bancas. 

Foto de Martín Chambi


5. De fábula
y mítico

– Porque son canciones elevadas, hasta místicas.
– Porque sale de lo más intrincado y hondo del alma.
– Es música heroica; a la vez íntima y colectiva.
– Donde aparece la cultura grandiosa de los Incas, de ese pueblo que ha dado tantos aportes al mundo, sobre todo su carácter sabio, fraterno y solidario.
– Porque sentimos que esa música de quenas del Perú no tiene nada que envidiar a Bach, a Mozart, a Beethoven.
– Es acompasada, ceremonial, ecuménica.
– Representa la profundidad y la grandeza de lo que es América; sus montañas, sus cordilleras, sus profundos abismos. Sus dolores y esperanzas.
– Y porque la quena, con ser sencilla es un instrumento fuerte, poderoso y cósmico. Y el Perú nos parece un país venerable, de fábula y mítico.
 Han hablado casi todos, como un desahogo, con una convicción tremenda y eso nos conmueve. Un aplauso espontáneo y general sella las intervenciones de los jóvenes españoles.

En El Escorial, de estudiante

6. El silencio
de los andes

– ¡Claro! ¡Por supuesto! ¡Eso está claro! ¡Así es! –Aprueban todos!
– ¡Y ni siquiera la habíamos mencionado! ¡Ni la hemos tenido en cuenta! ¡Y es que América es inabarcable!
– Pero, ¿dónde está Danilo? ¡Aquí!
– ¿Y tú, por qué no has defendido tu música, ah? ¡Que cante! ¡Que cante!
– ¡Claro que puedo cantar! ¡Cómo no!
Y canto: “La pampa y la puna”, “Vírgenes del sol”, “Mama Pacha”. Y aún más, ya de mi tierra entrañable, que es Santiago de Chuco, canto: “Neblina blanca” y varias serranitas, tamborileando en el pupitre.
– Oye, ¡y qué bien cantas!
– ¡Y por qué no has dicho nada sobre la maravillosa música del Perú!, ¿ah?
– Es que así son los peruanos, ¡calladitos! –Aduce el amigo brasileño.
– ¡No hablan porque saben lo que valen! –Concluye una muchacha española, allí presente.

Foto de Martín Chambi

7. Entrañable
en el alma

Es la música de quenas que pude cantarlo porque es lo que más escuché de niño, interpretada por la orquesta Ollantay de mi padre en mi pueblo natal. Y que la entoné junto a mis compañeros en el patio de mi escuela. 
Y que marca una época que culturalmente debemos hacer resurgir no solo en la música, sino en el teatro, en la pintura, en la escultura, en la literatura.
Y que debemos reencontrar para bien del destino del Perú que ha de construir sólidamente su destino sobre la base de su identidad.
Música de quenas que, aunque sin acompañamiento, con solo cantarla con nuestras voces y en coro, resulta admirable. Pero que acompañados de zampoñas, charangos, tinyas y violines resulta excelsa.
Música que hubo una época en mi tierra en que, en las veladas artísticas, en las actuaciones cívicas, y hasta en las serenatas era la música que se interpretaba.
Música de quenas del Perú aún irredento, escondido hacia adentro, pero entrañable en el alma que debe estallar hacia afuera para que alcancemos nuestra plena realización en el universo.


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