15 DE JUNIO
DÍA DE LA CANCIÓN ANDINA
MÚSICA
DE
QUENAS
Danilo Sánchez Lihón
Foto de Martín Chambi
1. ¡Por
supuesto!
Estamos en Madrid. Es viernes al atardecer
en que se realiza una reunión de estudiantes en el auditorio de los Colegios
Mayores.
El
repaso que hemos hecho de la música latinoamericana ha sido impresionante,
verdaderamente glorioso. Cantamos de todo. Estamos eufóricos y sumidos en el
embeleso.
Se
reconoce y queda evidente que cada país de la comunidad hispanoamericana tiene
una música propia, variada y prodigiosa.
Los
jóvenes estudiantes españoles participan fascinados de la muestra, de la
conversación, del debate y de la exaltación que hacemos cada uno de nosotros de
nuestro acervo musical.
Hacemos elogios y honores a la música de
América Latina de uno y otro lugar, para este y el otro género musical.
– ¡Yo
voy por las rancheras mexicanas! ¿Acaso no son intensas, formidables,
apasionadas?
¡Por
supuesto que sí! ¡Qué fuertes en el amor y en el despecho! ¡Valientes en la
renuncia y en enfrentar el desamor, la soledad y hasta la muerte!
Rubén Panizo, en cuclillas, cuarto de la izquierda, con lentes
2. Aprobando
y festejando
– Yo voy por los valsecitos peruanos. ¡Qué
garbo! ¡Qué cadencias! ¡Qué donosura! ¡Qué poesía en sus letras! ¡Que viva el
Perú!
– ¿Y qué decir de las cumbias colombianas,
ah? ¡Para pasar las noches olvidados de todo y en armonía con el mundo así
duela, o sangren las heridas! ¿Ah?
– Y ustedes los argentinos con los tangos,
las milongas, las sambas del Tucumán. ¡Y el gran Atahualpa Yupanqui, que es lo
máximo!
– ¿Y Brasil? ¡Hola Brasil! ¡Que viva el
Brasil! ¡Oh país mais grande do mundo! ¡No hay nada como las sambas brasileñas!
¡Y la música del interior y del oriente, como la de los bandeirantes, muy
parecida a la ranchera mejicana!
¡Realmente América Latina es inmensa, formidable
y portentosa! ¡Viva américa Latina! ¡Viva!
Es tanto el bullicio que hacemos que se ha
incrementado el grupo de jóvenes españoles en el auditorio.
Esta vez hay un mayor número de estudiantes
de medicina, que participan conmovidos, expectantes y en silencio, sin hablar,
aunque aprobando y festejando con la mirada y con sus gestos lo que se dice.
Foto de Martín Chambi
3. Nos parece
maravillosa
Todos estamos entusiasmados, ufanos y orgullosos.
Además, el grupo colombiano bate banderas, por ser el más bullanguero, numeroso
y armadores de juergas y jaranas cuando sea y donde sea.
Y cantamos una y otra canción, como para
corroborar lo que se afirma en las intervenciones.
– Pero a ustedes, españoles, ¿cuál de las
músicas de nuestros países les gusta más?–. Pregunta, dirigiéndose a lo alto de
la galería, Rubén Panizo del Uruguay, quien ya es médico graduado en su país,
pero que estudia otra carrera con nosotros.
Se miran sonrientes y confiados. Conversan
entre ellos y buscan que el líder de su grupo, el que los representa sea quien
tenga que hablar.
– Nos gustan todas las expresiones
musicales de América Latina. Pero si hay que escoger alguna, la que nos parece
maravillosa es la música de quenas del Perú.
Hay
un silencio absoluto. Total, y avergonzado. Como si antes, al no tenerla en
cuenta, hubiéramos caído en una falta gravísima.
En Toledo. Compañeros cantando y con guitarra
4. Hablan así
uno y otro
Falta imperdonable, por habernos olvidado
de esta música sublime. Y remordimiento por reconocer que hemos estado
tanteando sordos y ciegos. Y sentimos como si pasáramos en este instante de lo
festivo a lo solemne, de lo trivial a lo trascendente.
Todos hemos callado como si nos hubiera
caído un balde de agua fría. Tal es el efecto.
– Y, ¿por qué, ah? –Pregunta Rubén a los
españoles, inclinando la cabeza para mirar sobre sus anteojos, con sus pupilas
azuladas y escrutadoras.
– Porque es una música que la sentimos
ritual, sagrada, además de profunda y a su vez rítmica y cristalina.
Agrega alguien de aquel grupo.
– Es música de éxtasis, de meditación y de
pensamiento. –Aduce otro.
– Y de lucha frente a la adversidad. Porque
es la capacidad de responder con lo mejor de nuestro ser a los retos y desafíos
del destino.
Hablan así uno y otro, hombres y mujeres
que permanecen de pie detrás de las bancas.
Foto de Martín Chambi
5. De fábula
y mítico
– Porque son canciones elevadas, hasta
místicas.
– Porque sale de lo más intrincado y hondo del
alma.
– Es música heroica; a la vez íntima y
colectiva.
– Donde aparece la cultura grandiosa de los
Incas, de ese pueblo que ha dado tantos aportes al mundo, sobre todo su
carácter sabio, fraterno y solidario.
– Porque sentimos que esa música de quenas
del Perú no tiene nada que envidiar a Bach, a Mozart, a Beethoven.
– Es acompasada, ceremonial, ecuménica.
– Representa la profundidad y la grandeza
de lo que es América; sus montañas, sus cordilleras, sus profundos abismos. Sus
dolores y esperanzas.
– Y porque la quena, con ser sencilla es un
instrumento fuerte, poderoso y cósmico. Y el Perú nos parece un país venerable,
de fábula y mítico.
Han
hablado casi todos, como un desahogo, con una convicción tremenda y eso nos
conmueve. Un aplauso espontáneo y general sella las intervenciones de los
jóvenes españoles.
En El Escorial, de estudiante
6. El silencio
de los andes
– ¡Claro! ¡Por supuesto! ¡Eso está claro!
¡Así es! –Aprueban todos!
– ¡Y ni siquiera la habíamos mencionado!
¡Ni la hemos tenido en cuenta! ¡Y es que América es inabarcable!
– Pero, ¿dónde está Danilo? ¡Aquí!
– ¿Y tú, por qué no has defendido tu
música, ah? ¡Que cante! ¡Que cante!
– ¡Claro que puedo cantar! ¡Cómo no!
Y canto: “La pampa y la puna”, “Vírgenes
del sol”, “Mama Pacha”. Y aún más, ya de mi tierra entrañable, que es Santiago
de Chuco, canto: “Neblina blanca” y varias serranitas, tamborileando en el
pupitre.
– Oye, ¡y qué bien cantas!
– ¡Y por qué no has dicho nada sobre la
maravillosa música del Perú!, ¿ah?
– Es que así son los peruanos, ¡calladitos!
–Aduce el amigo brasileño.
– ¡No hablan porque saben lo que valen!
–Concluye una muchacha española, allí presente.
Foto de Martín Chambi
7. Entrañable
en el alma
Es la música de quenas que pude cantarlo
porque es lo que más escuché de niño, interpretada por la orquesta Ollantay de
mi padre en mi pueblo natal. Y que la entoné junto a mis compañeros en el patio
de mi escuela.
Y que marca una época que culturalmente
debemos hacer resurgir no solo en la música, sino en el teatro, en la pintura,
en la escultura, en la literatura.
Y que debemos reencontrar para bien del
destino del Perú que ha de construir sólidamente su destino sobre la base de su
identidad.
Música de quenas que, aunque sin acompañamiento,
con solo cantarla con nuestras voces y en coro, resulta admirable. Pero que
acompañados de zampoñas, charangos, tinyas y violines resulta excelsa.
Música que hubo una época en mi tierra en que,
en las veladas artísticas, en las actuaciones cívicas, y hasta en las serenatas
era la música que se interpretaba.
Música de quenas del Perú aún irredento,
escondido hacia adentro, pero entrañable en el alma que debe estallar hacia
afuera para que alcancemos nuestra plena realización en el universo.
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