15 DE JUNIO
AULA VIRTUAL CAPULÍ
DEL SÁBADO 20 DE JUNIO
EL ALMA
HUMANA Y
EL COVID 19
Danilo Sánchez Lihón
Invierte el sufrimiento
posiciones…
César Vallejo
1.
El estrago anímico y psicológico de la Pandemia Covid
19, es de un efecto devastador. Hay muchas personas que están muriendo y que no
es porque han sido contagiadas e infectadas por el coronavirus, sino que están
muriendo desalentadas y deprimidas; afectadas por las bajas defensas, debido al
estado de estrés que se vive, que es cuando otros virus y enfermedades asaltan
el cuerpo humano causando deterioro y la muerte consiguiente.
Resulta entonces cierta aquella parábola o apólogo que
ahora se repite tanto, y que cuenta que un hombre que huía de la peste la
encontró a esta en el camino cuando ya estaba cerca de entrar a su pueblo y le
preguntó con sorna, rencor y desenfado:
– Y, ¿a cuántos vas a matar ahora, aquí en mi pueblo?
– Solo a tres mil personas. –Le contestó.
Cuando regresó volvió a encontrar en el sendero a la
peste ya de salida, y le reprochó del siguiente modo:
– Además de cruel, malvada y perversa eres falsa y
mentirosa. Me dijiste que matarías a tres mil y han muerto ocho mil personas.
– ¡Ah! –Le respondió la peste con ojos fríos y desorbitados–.
Yo solo he matado a tres mil. Las demás se han muerto de miedo.
2.
Pues bien, es curioso. Se están muriendo muchos amigos
míos no solo del virus Covid 19 sino de otras enfermedades, agudizadas por la
situación de estrés en que vivimos.
Ante lo cual tenemos que anteponer barreras, soportes
y estrategias anímicas y mentales; y no solo para resistir nosotros mismos,
sino para orientar e incentivar actitudes coherentes, partiendo desde nuestros
seres queridos y proyectándolas hacia los demás.
Considerando que lo que más aflige al alma humana son
sombras y temores, sospechas y recelos; angustia y hasta pánico. Sabiendo que
son engaños y fantasías las que más hacen daño a la salud, que nos sugestionan
pensando siempre en que nos ocurrirá lo peor; que es lo que más nos debilita y
hace mella en nuestro sistema inmunológico; lo cual es terreno propicio para
enfermarnos de lo que sea.
Las emociones, los comportamientos y los sentimientos
humanos no son generalmente atendidos. El sistema de salud que ahora libra una
batalla frontal en contra de la enfermedad Covid 19, no atiende lo emocional,
aspecto que sí tiene que ser visto y atendido desde la órbita de la educación,
del arte y la fe.
3.
Estamos dejando que la Pandemia Covid 19 sea además de
perniciosa en sí misma, el disparador de una explosión que está rebasando todo
límite; causando efectos desastrosos no solo en lo económico y social sino en
un campo más sensible y trascendente que es en la moral de la gente.
¿Dejar que cada uno viva y muera como pueda? Ya se ha
señalado que un valor que se hace evidente por su presencia o ausencia en estos
momentos, es el de la solidaridad. ¿La estamos propiciando y alentando
convenientemente? ¿La estamos procesando, encausando y consolidando?
Una situación así, como la que actualmente estamos
viviendo, se ha precisado que señala un antes y un después. Ahora bien, el reto
es hacer que ese después sea mucho mejor que el antes. ¿De quién depende eso?
De todos. Pero más de quienes son hacedores de cultura, los artistas y
escritores, los humanistas y orientadores.
Y de los maestros que se erigen como grandes conductores,
de aquellos que van al cimiento y saben colocar una piedra angular en el
edificio de la cultura de su gente y de su pueblo. Una experiencia como el Covid
19 tiene que hacernos madurar. Tiene que hacernos mejores personas, más sabias,
honestas y responsables; más visionarias y con vasto y profundo sentido de solidaridad.
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