14 DE JUNIO
NACE JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI
LA VIDA
COMO CREACIÓN
HEROICA
Danilo Sánchez Lihón
Mi vida
es como una flecha
que tiene que llegar
a su destino.
José Carlos Mariátegui
1. Adhesión
total
Cuenta el novelista Ciro
Alegría que siendo muy joven y estando en Huamachuco formaron junto con varios otros
compañeros aficionados a las letras, un círculo cultural.
En sus reuniones leían
y comentaban libros y artículos de los escritores contemporáneos, hacían
semblanzas y referencias de ellos, así como daban a conocer sus primeras creaciones
literarias propias.
Relata que uno de los
autores a quienes estos más admiraban, porque los inspiraba y fortalecía en sus
ideales, era a José Carlos Mariátegui.
A quien hasta veneraban
y seguían fervorosamente como a un paladín de fábula, de quien estaban
pendientes como una de las personalidades más vigorosas y gigantescas, y a
quien leían todo lo que salía de su pluma.
2. Jubilosa
realidad
A quien reconocían
como un guía y su adalid, siendo unánimes en identificarlo como la presencia
intelectual más poderosa de su época.
Delectando palabra por
palabra y frase por frase suya en los textos que llegaban a sus manos en
periódicos y revistas, devorando todo lo que él escribía.
Lo sentían como el
punto de apoyo para sostenerse en la vida. Clave fundamental para lo que
sentían, pensaban e imaginaban en cuanto a asumir y transformar el Perú y el
mundo con el arma de la escritura.
Voz cantante, sonante
e irrefutable para hacer el cambio y la revolución social que el Perú y América
Latina necesitaban y que con él alcanzaría a ser una jubilosa realidad.
3.
Marchar
unidos
Tal era la adhesión a
su magisterio que encargaron a una señorita integrante del grupo, y que viajaba
a Lima, para que portara una carta de saludo y adhesión.
Le declaraban en ella
su respaldo, su fervor e identificación plena y total con su labor literaria,
su línea de vida y su acción cultural y social.
En esa misiva le
manifestaban que estaban listos a atender cualquier llamado suyo como
militantes de la causa del pueblo que él tan integralmente defendía.
Y para marchar unidos
a construir la gesta de la patria hermosa con justicia y libertad que todos
anhelamos, instaurando el orden socialista con el cual soñaba dicha generación,
y que José Carlos enarbolaba en sus escritos.
4. Se echaron
a llorar
Con él y en él sentían
que tenían a un portaestandarte para todas las proezas y empeños que había que emprender
y realizar.
Sea el poeta que se
era, fuera el narrador que se fuera, o bien sea que se tratara de este o el
otro hombre de ideas; o bien nuestro puesto en la lucha sea el de un hombre de
acción y práctico que se fuera.
Cuando esa amiga
regresó y les contó que aquel coloso que imaginaban como la figura de un
gigante rozagante y pletórico, como la de un hombre granítico, inexpugnable y
victorioso, que en verdad no lo era así.
Que José Carlos
Mariátegui era un joven inválido postrado en una silla de ruedas; sin una
pierna, la que había sido amputada a la altura del muslo; y al cual tenían que
cargar para llevarlo de uno a otro lado. Y cuenta que todos los que escucharon
este relato entonces se echaron a llorar.
Rodeado con amigos
5. Veraz
e
invencible
Era un llanto en donde
se mezclaba la tristeza con la cólera, el quebranto con el coraje; pero más la
acrecentada admiración al sentir que se les sublevaba el pecho y querían
destrozar algo y hacer el mundo de otro modo.
Y que mucho más que
antes, vasta e inconmensurable como la cordillera de los andes que contemplaban
al frente, aquella tarde honda y anubarrada juraron más su adhesión a ese
hombre que como organismo era un guiñapo, pero como espíritu era un coloso.
Pero, ¿cómo era
posible que ese hombre cuyos amigos y personas que lo rodeaban tenían que
alzarlo en vilo como a una criatura para subirlo a un coche o al escenario de
una conferencia fuera aquel a quien ellos habían imaginado invencible?
6. Esclarecido
y
fulgurante
¡Y que marchaba
adelante portando la bandera del Perú y de la revolución social, denodado e
invicto, arengando a las masas enfebrecidas y arrollando a su paso a endriagos
y esperpentos, a las alimañas y a las sombras!
Y que fuera aquel que la
mensajera que había vuelto describía, como un hombre arropado debajo de unas
mantas, aunque con el semblante de un profeta y la mirada luminosa.
Mirada que fortalecía,
tras la cual él casi desaparecía por lo enjuto y esmirriado. ¡Pero condenado a
estar recostado en el sillón o en la banca, aunque lúcido, esclarecido y
fulgurante!
¡Pero lo que no se
explicaban y les resultaba extraño es cómo nadie había querido informarles
antes de esa lamentable postración! Y concluyeron que era sin duda porque lo
miraban y veían como a ellos les acontecía mirarlo. O era por el inmenso
respeto y devoción que él suscitaba.
Postrado en su lecho
7. Lo mejor
de nosotros
Y es que pese a que
los médicos le recomendaban reposo y descanso nunca lo tuvo, hecho que terminó minando
su salud y acortándole sus días.
Vivió enfermo y
acosado, perseguido por las dictaduras de turno. Y por la incomprensión incluso
de políticos jóvenes que parecían alentar ideas de renovación. Apresado varias
veces fue despojado de sus bienes, y en alguna ocasión golpeado salvajemente
por un grupo de militares.
Pero su vida es
generosa y desprovista de prejuicios y dogmatismos. Es la vida de un mártir. Discreto
en sus asuntos personales, aunque sufrió mucho, pero su temperamento era no
hablar de sus males ni problemas.
Ni mucho menos de sus
dolencias, sino al contrario, de la construcción de la justicia social para los
desposeídos que es la deuda que el Perú tiene con lo mejor de sí mismo.
Los textos anteriores pueden ser
reproducidos, publicados y difundidos
citando autor y fuente
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
*****
DIRECCIÓN EN FACEBOOK
HACER CLIC AQUÍ:
*****
Teléfonos:
393-5196 / 99773-9575
Si no desea seguir recibiendo estos envíos
le rogamos, por favor, hacérnoslo saber.
«Una revolución representa un grande y vasto interés humano. Al triunfo de ese interés superior no se oponen nunca sino los prejuicios y los privilegios amenazados de una minoría egoísta. Ningún espíritu libre, ninguna mentalidad sensible, puede ser indiferente a tal conflicto». (J.C. Mariátegui. La escena contemporánea).
ResponderEliminarIDEAS PLENAMENTE VIGENTES. Comparemos esto con las claudicantes "nueva normalidad","lucha contra la pobreza" o las candidaturas a la caza de algún puesto en el sistema de opresión.