jueves, 18 de junio de 2020

18 de junio. Alforja de caminante. / El corazón en la mano.


18 DE JUNIO
ALFORJA DE CAMINANTE

EL CORAZÓN
EN
LA MANO


Danilo Sánchez Lihón


Voluntarios por la vida...
estaba escrito
que vosotros haríais la luz.
César Vallejo


 


1. El milagro
que habitamos

En un mundo en que es tan fácil condenar, qué importante es que alguien –que puedes ser tú–, defienda algo, no importa que sea mínimo, pequeño o exiguo, pero bueno. Y que, a partir de ello, se haga algo grande, reluciente y que abrigue.
En un mundo en que es tan fácil el desaliento y el sentirnos solos, pensando en que algún mal nos aqueja, o que un signo adverso nos persigue y nos gobierna, y que una cábala enreda nuestros pasos, qué importante es que alguien afirme una buena nueva, siembre algo que fortalezca y erija una esperanza. Y en base a ello se construya un camino verdadero dando a la vida amparo y sustento.
En un mundo en que es tan fácil desorientarse y perder el sentido, ¡qué importante es que alguien lo mantenga incólume!, señale el rumbo a seguir y encamine alentando lo que protege la vida y es valioso. E ir por un rumbo seguro, porque esta vida puede írsenos de las manos de un momento a otro, sin haber reconocido nosotros mismos el milagro que habitamos, aunque sea por breve instante; en el cual cabe defender lo natural, lo sincero y trascendente.



2. Como
hermanos

En una situación en la que hace falta todo, ¡qué importante es que alguien transforme lo escaso y lo haga abundante; que en vez de frustración ostente una flor lozana en el pecho!
En una situación de penuria, ¡qué importante es que alguien defienda lo poco, pero tierno, y consagre su vida hacia ello! Y se deje de propalar tantas miserias y desgracias hacia la pared de enfrente.
¡Y qué importante que no nos perdamos ni apartemos de alentar lo bueno! Que brindemos atención a lo que es sincero, reconociendo que la vida no se agota en un tema ni en un problema, ni en una circunstancia siquiera.
En una realidad en la cual estamos tan tentados para maldecir, qué sabio es sostener algo noble, aunque incipiente, con el corazón en la mano.
Cuando se piensa que nadie arriesga nada por alguien, que importante es reconocernos a todos como hermanos y poner por todos las manos en el fuego.


3. Ser
mejores

Asumamos nuestra realidad, aceptemos lo que somos y seamos felices para descubrir lo potencial que tenemos dentro. Porque no hay abundancia externa sin que antes no la hayamos cultivado al interior de nosotros mismos, erigiéndola juiciosa y sensatamente.
Porque cada quien es hacia el fondo de sí mismo un tesoro escondido, una perla y un diamante de extraordinario valor, poder y hermosura pero que está por descubrir, por desembarazar y conducir hacia afuera.
Por eso, seamos en primer lugar aquellos que reivindican lo que les es propio y suyo, aspirando a desarrollar hasta asediar las estrellas. Porque ¡ése es el imperativo moral! Y mucho más en esta hora decisiva, reconociendo que la fortuna es fundamentalmente riqueza afectiva, de seres que se quieren, aprecian y respetan.
Porque la felicidad, como el arco iris, no se ve nunca sobre la casa propia sino siempre sobre la casa de enfrente. Entonces conscientes de ello aprendamos a saber que la tenemos o que podemos conquistarla y obtenerla, aceptándonos, queriéndonos e impulsándonos cada día a ser mejores.


4. Una
cadena

Si cada uno de nosotros encara su deber con acierto; si cada uno cumple con lo que le corresponde e incumbe hacer, y que todos esperan que se cumpla, entonces se habrá forjado el eslabón de oro que el otro necesita para responder con temple y coraje engarzando anillos de intrepidez, decisión y eficacia.
Porque, somos una cadena de brazos, palabras, miradas, corazones que se enlazan, proyectan y que, aunque autónomos, vamos inexorablemente conexos y, ojalá, asidos fuertemente. Lo importante es el ánimo y el pundonor con que esto lo asumamos.
Si vamos disgregados somos débiles, y presas del vacío y desaliento; en quienes se cierne la amenaza del precipicio que hay afuera y adentro de nosotros mismos, alrededor y al interior nuestro.
Cogidos de las manos hoy, y ojalá que siempre, hacemos tuerza para alcanzar la tierra prometida, adonde algún día arribaremos si tiramos todos y al mismo tiempo en el mismo sentido y hacia la dirección correcta.


5. Nosotros
mismos

Porque la historia no se gana o se pierde únicamente en los campos de batalla, o en los escenarios en donde acontece un hecho extraordinario que concite la atención de la multitud y de los medios de prensa.
La historia verdadera, importante y decisiva es la de nuestras vidas comunes y corrientes, la de naturaleza cotidiana y del día a día, pero ojalá hechas portento y maravilla.
La historia se gana o se pierde en cada hecho casero, recoleto y escondido. Y es más la suma de estos actos lo que hace que algo permanezca o algo termine; o sencillamente cambie; y que el mundo se vuelque a un lado o a otro.
O se endereza por el peso y gravedad de los hechos auténticos. Y no solamente por los que ocurren al interior de nuestras casas sino por los que acontecen al interior de nosotros mismos.
Porque es en el fragor de lo simple y sencillo, y en el espacio e intervalo que hacen cada paso que damos, así sea cansino, en donde se endereza o se tuerce un camino y con ello nuestro destino.

Todas las fotos
Jaime Sánchez Lihón


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