7
DE JULIO
NACE JOSÉ MARÍA
EGUREN
CAZADOR
DE
FIGURAS
Danilo Sánchez
Lihón
José María Eguren
Yo adoro
la obscura
mansión
de mi pena.
José María Eguren
1.
Por esos
senderos
Un día como hoy, 7 de julio del año 1874, nace en Lima
un poeta raro, singular e irrepetible; un ser de otro mundo, un duende, un
espectro y un aparecido, quien urdió o se creó un universo propio, original, de
prodigio y fascinante extrañeza.
Él es José María Eguren, peregrino de regiones
fantasmagóricas, que alumbraba portando apenas una flama votiva, y yendo como
una sombra por oquedades desconocidas, temibles y alucinantes. Caminante por
ámbitos poblados de seres estrafalarios, pero que representan realidades y
fenómenos ónticos y esenciales.
Poeta aparentemente estrambótico, pero con la mayor
lucidez, seriedad y hasta pesadumbre, vagabundo de espacios y tiempos
increíbles, inusitados y sorprendentes; donde no deja de estar presente ni la
tragedia, ni la comicidad, ni lo dramático ni lo grotesco, ni tampoco lo vital.
Así:
2. Viene
la noche
LOS REYES ROJOS
Desde la aurora
combaten los reyes rojos,
con lanza de oro.
Por verde bosque
y en los purpurinos cerros
vibra su ceño.
Falcones reyes
batallan en lejanías
de oro azulinas.
Por la luz cadmio,
airadas se ven pequeñas
sus formas negras.
Viene la noche
y firmes combaten foscos
los reyes rojos.
Pintura de José María Eguren
3. Muro
interior
Al parecer leyó y asumió mucho de los cuentos de los
hermanos Grimm y de los encantamientos de Charles Perrault; y de todos los
contadores de historias de hechos y seres fabulosos, de los cuales él recoge
principalmente el más secreto estremecimiento.
Pero eso sí, no copia ni acumula lo formal, ni temas
ni personajes, sino solo el temblor original del pasmo y el espanto, para
encontrar pábulo a su alma apaciblemente atormentada, mucho antes de frecuentar
y seguir esos senderos.
Creó su universo de juguete y de cristalería, en donde
los personajes, como en un vaudeville o en un baile de máscaras y movimiento de
marionetas, nacen, crecen y encuentran su destino insólito y descalabrado.
Quienes viven los dramas de la vida y mueren casi
siempre abandonados, pero todo en un plano de figuras de cartón o bisutería, o
de sombras que se proyectan en este caso al muro interior e íntimo de la
poesía, con un misterio y profundidad que lo hacen sencillamente abrumador,
angustioso y de fábula.
Pintura de José María Eguren
4. Tal
y cómo
Quien trama un universo de arlequines, muñecas, de
barajas y trastos; de sotas, de duques engolados y escondidos bajo sus capas.
Urde fabulaciones propias del medioevo, con niñas
fantasmales, bajeles herrumbrosos y perdidos en playas sin nombre, de duendes y
marionetas, y de princesas encantadas.
A sus ventanas se encaraman animales fantasmagóricos y
estrafalarios en un mundo de quimera sobrecogedora.
Pero todo esto con seriedad compungida, como si frente
a ello no hubiera salvación posible ante una ilusión no elegida sino impuesta y
obligados a aceptarla.
Así, una letra, solo una letra, resulta ser un
personaje fabuloso, mítico, con todo el contenido humano infernal y divino, tal
y cómo estamos hechos. Cómico y a la vez terrible, como lo puede ser el hombre
más feliz o el más desdichado espécimen. Así:
5.
Esencias
de
miedo
LA DAMA
I
La dama I,
vagorosa
en la niebla
del lago,
canta
las finas trovas.
Va en su
góndola encantada
de papel a la
misa
verde
de la mañana.
Y en su ruta va
cogiendo
las dormidas
umbelas
y los
papiros muertos.
Los sueños
rubios de aroma
despiertan
blandamente
su
sardana en las hojas.
Y parte dulce,
adormida,
a la borrosa
iglesia
de la
luz amarilla.
6. Trasfondo
misterioso
¿No es acaso estremecedor? ¡Prendarse de la
enfermedad, la calamidad y la fiebre!
Donde hasta los colores son esencias de espanto y de
miedo.
Y es que Eguren es el “Andarín de la noche”, el Juan
Volatín ebrio y trashumante, el cazador de figuras del ocaso; del disfraz y el
destiempo.
Que son figuras, pero en ellas se encarna no solo el
drama del hombre como individuo sino de la raza humana como especie.
Pero también e igual de la vida misma como ontología,
y del cosmos como enigma indescifrable.
Donde hay en él un trasfondo misterioso, mágico,
onírico.
Por donde se desliza el deterioro, el espanto y el
horror más opresor y lacerante, como el caballo que pasea fantasmal por la
calle solitaria:
José María Eguren
7. Sus lentas
pisadas
EL
CABALLO
Viene por las
calles,
a la luna
parva,
un caballo
muerto
en
antigua batalla.
Sus cascos
sombríos...
trepida,
resbala;
da un hosco
relincho,
con sus
voces lejanas.
En la plúmbea
esquina
de la
barricada,
con ojos vacíos
y con
horror, se para.
Más tarde se
escuchan
sus lentas
pisadas,
por vías desiertas
y por
ruinosas plazas.
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