martes, 18 de agosto de 2020

18 de agosto. Bajo sus dos alas.

BAJO

SUS DOS

ALAS

 

Danilo Sánchez Lihón

 

 

 Nuria Jui-ling Chien de Taiwán, en Corongo



1. Anillo

de compromiso

 

Me has preguntado por teléfono por qué se dice “Puertas ojerosas”. Y yo te respondo de improviso, sin consultar nada ni a nadie y solo en base a mi sentir y sin que medie ningún razonamiento para expresarte lo que en verdad dice mi corazón.

Que no solo se dice así porque las puertas tienen algunos agujeros en su madera, por los nudos que hacen las ramas de los árboles al sujetarse a los troncos de donde se extraen las tablas con las cuales las puertas se hacen.

Tampoco es por los hoyos producidos en ellas por el comején y la polilla, que horadan orificios minúsculos pero abundantes, tanto que la puerta parece picada de viruela.

O jaspeada por alguna tinta que hubiera caído desperdigada desde algún punto, haciendo unos huecos pequeños, otros medianos y otros del grosor del dedo anular en donde se coloca el anillo de compromiso.

 

Puerta en Llapo, Ancash


2. No es

por eso

 

Menos se dice así, “ojerosas”, porque aquellos moscardones negros que cargan su miel amarilla en sus patas traseras caven en ella sus nidos, ya sea en las jambas, travesaños o tableros y entrepaños.

A esos animales nosotros los niños los expulsamos introduciendo algún alambre o carrizo y apoderándonos de ese grumo de ambrosía que es su pedacito de miel que carga a todo lodo por ser lo que es, ed decir: ¡un tesoro!

O bien no somos nosotros sino que son los dueños de la casa quienes los destierran reparando la puerta con masilla, o cambiando las tablas, por la vergüenza que les da de que estén horadadas, siendo la entrada a sus moradas, ejecutando alguna acción punitiva contra esos abejorros.

Tampoco son ojerosas porque las aqueje ningún capricho, devaneo o banalidad, como las que tenemos y nos ocurre a nosotros los seres humanos. No, no es por eso. Lo cierto es que, no es por eso que se dice “Puertas ojerosas”.

 

Puerta en Cusco


3. Bajo

sus dos alas

 

Tampoco por las dos puertecillas que tienen algunas portadas de entrada en la parte superior; y que son para abrirlas cuando se quiere que entre la luz de la calle hacia claridad hacia adentro, cuando si se es ojerosa es hacia afuera y no hacia adentro.

Entonces, ¿por qué se dice así, “Puertas ojerosas”? Es por el desvelo que ellas tienen de quienes se han ido y hasta ahora no regresan.

Sus ojeras son por la pena que las atenaza. Es por la espera que las atormenta. Es por el insomnio y el no dormir que las mantiene despiertas, y con las órbitas de los ojos llagadas de tristeza.

Es porque tardamos en el retorno quienes hemos nacido bajo sus dos alas y en su entraña. Y que un día, cual a madres que se quedan, las abandonamos porque nos fuimos, esperando ellas que algún día retornemos.

 

Puerta en Santiago de Chuco


4. La niña

del alma

 

Así nos dice César Vallejo en su poema Hojas de ébano:

Están todas las puertas muy ancianas,

y se hastía en su habano carcomido

una insomne piedad de mil ojeras.

¡No ven! Han envejecido. Pero aún velan quietas, aunque por dentro temblorosas:

Yo las dejé lozanas;

y hoy las telarañas han zurcido

hasta en el corazón de sus maderas,

coágulos de sombra oliendo a olvido.

Es el olvido, el cruel olvido, peor que la muerte, lo que más nos hiere, socava y ahueca:

La del camino, el día

que me miró llegar, trémula y triste,

mientras que sus dos brazos entreabría,

chilló como en un llanto de alegría.

Y viven, y son capaces de alegrarse todavía;

Que en toda fibra existe,

para el ojo que ama, una dormida

novia perla, una lágrima escondida.

Y en ella está la muchacha, o la niña nuestra del alma, que un día dejamos, y que en ella se ha escondido.

 

Puerta de Santiago de Chuco


5. Guardianas

y confidentes

 

Ojeras por el llanto que las acobarda después de tantos años de nosotros estar ausentes. Y de sentir que ya pierden las esperanzas. Paciencia e ilusión que ya dura tantos lustros, décadas y siglos; tiempo en que las casas yacen derruidas, aunque las puertas resistan y se sostengan; aunque se tambaleen trémulas y vacilantes.

Como también son “ojerosas” por la pena en que las sume ver pasar tanto dolor delante de sus dinteles; tanta mendicidad en las necesidades de la gente; la orfandad de los niños que aun de hambre juegan en sus resquicios y cimientos. Tribulación y abatimiento de que otras puertas permanezcan tanto tiempo igual de cerradas. Como de los entierros que por allí transcurren lentos, compungidos y resignados.

Son “puertas ojerosas” por su vigilia sin fin; de ser guardianas y confidentes de todo lo que aquí se ha vivido y aún permanece. Aunque yazga todo abandonado. “Puertas ojerosas” porque no duermen. Porque no tienen ni descanso, ni contento, ni sosiego, sino solo ingratitud en sus umbrales.

 

Fotos 1, 2, 3 y 4

Jaime Sánchez Lihón


Foto 5

Daniel Egúsquiza Sánchez


*****

 

Los textos anteriores pueden ser

reproducidos, publicados y difundidos

citando autor y fuente

 

dsanchezlihon@aol.com

danilosanchezlihon@gmail.com

 

Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:

Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com

Editorial Papel de Viento: papeldevientoeditores@hotmail.com

Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe

Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com

Ediciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es

 

  *****

DIRECCIÓN EN FACEBOOK

HACER CLIC AQUÍ:

 

https://www.facebook.com/capulivallejo

 

*****

 

Teléfonos:

393-5196 / 99773-9575

 

Si no desea seguir recibiendo estos envíos

le rogamos, por favor, hacérnoslo saber.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario