viernes, 20 de noviembre de 2020

20 de noviembre. Día de la Psiquiatría Peruana. / Max Silva, fervor por Vallejo.


20 DE NOVIEMBRE 
DÍA DE LA PSIQUIATRÍA PERUANA 

MAX SILVA,
FERVOR 
POR VALLEJO 


Danilo Sánchez Lihón 



Con Max Silva Tuesta


1. Heroicidad 
en Vallejo 

Max Silva Tuesta, eminente psiquiatra peruano, era uno de los seres flechados por César Vallejo, quien tenía el corazón atravesado por el darlo de su poesía. Era su fantasma interior, de quien tenía siempre una frase, un verso o un pasaje de su obra que era un descubrimiento íntimo, absoluto y esencial. Era el ser al cual más se refería, así como a Georgette de quien fue amigo y devoto.

Con su propio pulso copió varias veces la poesía completa de César Vallejo con una letra fina, apretada y pareja en unos libritos pequeños que él mismo preparaba y empastaba para luego obsequiarlos a personas entrañables.

La última vez que estuvo en París al regresar me confesó más o menos así: “Estuve quince días y me moría de pena, pese a que tenía todo. Viajé invitado, con mi mujer y no me faltaba dinero. Allí comprendí que hay otra heroicidad en César Vallejo, cuál es el haber soportado allí quince años y en las condiciones más desfavorables y atroces.”

 


César Vallejo


2. Desvelado

por el enigma

 

En Max Silva, César Vallejo fue siempre su asombro, su alter ego, que hizo de él un vallejista imprescindible, raigal y a fondo, pero a la vez impresionista, que escudriñaba los gestos y actitudes del poeta, como por ejemplo la manera de coger la copa de vino.

Manera de alzar la copa que él llegó a imitar a la perfección y así se servía él cada vez que brindaba por la vida. Manifestaba que lo que más hubiera apreciado en la vida es haber conocido en persona a César Vallejo.

Y solía preguntarse a cada momento: “¿Qué hubiera dicho y hecho Vallejo si hubiera estado aquí? Era un ser desvelado por el enigma.

En el viaje que hicimos a Santiago de Chuco en algún momento quiso bajarse y hacer en homenaje a César Vallejo el camino a pie. No lo dejé porque el corazón le latía fuertemente.

 

 

Max Silva Tuesta


3. Muerte y

resurrección

 

Un rasgo en él que yo admiré mucho es que era un hombre catador de la palabra exquisita, que las seleccionaba, revolvía y jugaba con ellas. Un hombre sensible a lo bello, a lo hermoso y pletórico.

Una persona que deparaba una amistad fraterna y fervorosa. A quien le fascinaba a Max el tema de la seducción, del poder, de la fantasía. Y de ironizar de manera fina, elegante, con mucha sutileza. Ingenuo, frágil y tembloroso.

Viajamos juntos a Santiago de Chuco, pasamos días hermosos en la fiesta del Patrón en Santiago de Chuco. Las autoridades lo hicieron jurado de la corrida de toros en lo cual era un consumado conocedor.

Era un hombre de ritos y detalles. Tengo en mi biblioteca sus libros “Hotel sementerio”, “La memoria peligrosa”, “César Vallejo: muerte y resurrección” y “Psicoanálisis de Vargas Llosa”. He aquí la dedicatoria en el primero de ellos: “Para Danilo, que estoy seguro conoció y gozó a Caresanta. Max Silva, junio 2001”. Dedicatoria que me hace mucha gracia, como también me sonroja.

 


Marco Aurelio Denegri, Danilo Sánchez Lihón  y Max Silva


4. Niños

como tú

 

Y en el cuarto libro mencionado, escribió: “A Danilo, por haber conseguido que mi madre –a quien adoro como Vallejo adoraba a la suya- regale a la vida su última sonrisa. 12 de marzo 2006.”

Pero he aquí un ejemplo de cómo escribía Max de cómo él fabulaba, texto en donde encuentro un símil a su profesión y a su vida, titulado “Las tres preguntas”:

– MADRE –dijo Jacín–, ¿por qué la piedra es dura, está siempre sola y no contesta cuando se le habla?

Cleofé, que era una de las pocas madres que quedaban todavía de la Edad de Oro maternal, de cuando inventaban cuentos para mantener contentos a sus hijos, respondió:

– La piedra es así, dura, solitaria y silenciosa desde la vez que, niños como tú, la ofendieron.

– ¡Mentirosa! –exclamó Jacín.

 

Lamas, lugar de nacimiento de Max Silva


5. Las tres

preguntas

 

– Ahora verás si miento –dijo ella–. De los que menos esperaba, de los niños, la piedra recibió la ofensa que endureció su forma.

– ¡Mentirosa! –volvió a exclamar el niño.

Y la madre, volvió a decir:

– Ahora verás si miento. Las piedras, antes, hace mucho tiempo, eran amigas de los niños.

– ¿Amigas? –preguntó Jacín, escapándosele un suspiro.

– Sí, amigas, muy amigas. Sumisas, en todo les satisfacían, con tal de verlos contentos. Un día, los niños quisieron ver qué escondían en su interior. Esto fue lo único que ellas rechazaron: mostrar su intimidad. Por eso, por cada golpe recibido, se endurecían más y más, hasta volverse impenetrables.

 


Max Silva Tuesta



6. ¿Y qué es

la intimidad? 

 

Algunas, exhaustas del dale y dale de los niños, se partieron, pero la intimidad ya se había refugiado en los porosos escondrijos de cada piedra.

El niño, pensativo, sin comprender muchas cosas, preguntó:

– ¿Y qué es la intimidad?

– La intimidad es la guardería de los secretos de cada uno, donde sólo puede entrar uno mismo –contestó la madre.

Jacín siguió sin comprender, aunque dentro de sí repitió, una y otra vez, "donde sólo puede entrar uno mismo". Arriesgando algo, ni él sabía qué, inquirió:

– ¿Y en tu intimidad, mamá, yo podría entrar?

Ante esto, Cleofé se tornó dura, solitaria y silenciosa, como la piedra que vivía en la orilla del río Amoray.

 

Max Silva Tuesta


7. Con quien

se han abrazado

 

Max convirtió muchas cosas de la realidad en fetiches acerca del poeta César Vallejo. La parte principal de su casa lo había acondicionado como Mural Vallejo. Hacía empastar ediciones de algunos libros del poeta como ediciones únicas y propias.

Desde la psiquiatría ha hecho aportes importantes para la comprensión de su vida y se su obra. Así sus estudios acerca de “El complejo de Tántalo en la poesía de César Vallejo”. “El complejo de Edipo en Vallejo”. Y su artículo que creó tanta polémica: “Tipos de Vallejistas” que revela tanta prolijidad, erudición y sapiencia.

Creo que ahora el camino que quiso hacer a pie a Santiago de Chuco ahora lo está haciendo, pero en una dimensión trascendente, porque su mente y su espíritu estaban puestos en lo incógnito, misterioso e inabarcable. Creo que ya alcanzó a conocer en presencia a César Vallejo con quien se han abrazado fuertemente.

 

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