domingo, 22 de noviembre de 2020

22 de noviembre. Razones y sinrazones. Llegada del primer automóvil a mi comarca. / Obras son amores.


22 DE NOVIEMBRE 
RAZONES Y SINRAZONES 
LLEGADA DEL PRIMER AUTOMÓVIL A MI COMARCA


OBRAS 
SON 
AMORES 

Danilo Sánchez Lihón 





Hoy, 22 de noviembre del año 2021 
los chasquis de Santiago de Chuco ya están
cerca de Lima, reclamando mejoras en la vía 
que une Shorey y el pueblo de Vallejo. Muestro
esta foto del año 1925 de nuestro álbum familiar, 
donde aparece mi abuelo Benigno Lihón al lado del 
automóvil, con las manos en los bolsillos y con sombrero; 
quien fue alcalde de mi pueblo en dos oportunidades; 
foto que registra la llegada por primera vez de un 
automóvil a Santiago de Chuco, y cuando 
aún no había carretera. La historia 
es la siguiente: 


1. Lo inspira 
el amor

 

– ¡Corran!

– ¿Qué ocurre?

– ¡Una bomba! ¡Un gusano gigantesco! ¡Un objeto extraño!

– ¿Así? ¡A ver!

– ¡Sí, oigan! ¡Corramos a escondernos!

– ¿Será peligroso?

– De todos modos, corramos a escondernos.

Y la gente corre despavorida. Y es que sin que existiera todavía carretera de Shorey a Santiago de Chuco, “El Taita” Diestra ha decidido llegar a esta villa con su vehículo, atravesando jalcas, lomas y quebradas.

Acción temeraria y descabellada que ahora recién sabemos por qué lo hizo y es que estaba perdidamente enamorado de una santiaguina y acometió la locura de llegar hasta ella por jalcas y despeñaderos, pero en automóvil. ¡Lo que inspira y produce el amor!

 


2. Las faldas

de los cerros

 

Esta proeza la hace cuando él cumple 28 años, ante el asombro de pastores y labriegos de las punas, quienes se restriegan los ojos para asegurarse que no son visiones las que divisan en el horizonte en donde se tambaleaba un aparato color negro que no han visto nunca.

– ¿Qué es?

– No sabemos lo que es, pero el negro de su caparazón relumbra como demonio.

Es un objeto rodante del cual al principio huyen al verlo por las laderas y cumbres y luego por los bajíos, dejando a su paso apachurradas las pajas bravas, el ichu de los pajonales, las pencas espinosas y los shulgomos silvestres de las cercas.

Pero luego, al ver que allí adentro iba un hombre sonriente se han envalentonado y decidido en acercarse primero a ver, luego a palparlo y después sujetarlo a que no se caiga cuando es inminente su volcadura por la inclinación que hacen las faldas de los cerros y las pendientes de los ríos.

 


3. La yunta

resbala

 

Y ahora lo acompañan. Y es tanto el entusiasmo de la gente del campo al ver una aparición semejante, que corren en una caravana incansable detrás del vehículo.

Cuando por alguna razón se atasca, lo empujan con tal fuerza que lo sacan volando incluso del atajo que hacen las inmensas piedras que a veces se interponen para no dejarlo llegar a su destino.

Y a ratos lo cargan cuando hay que pasarlo por encima de una cerca.

Pero hondonada hay en la cual tenemos que uncir el carro aventurero a las parejas de bueyes que están arando en el campo, y nosotros sujetándolo, para poder sacarlo.

Y esto, debido a que resulta hundido en alguna profunda grieta o cañada.

Y, aun así, la yunta resbala en el barro, por el esfuerzo que hace, porque el vehículo es pesado, como un blindado de fierro. Y no de lata o de cualquier otra cosa, como son ahora los autos.

 


4. “El Taita

Diestra”

 

Una multitud asombrada que viene desde todos los confines ve alelada pasar al artefacto. Porque no hay sitio para que todos puedan ayudar, como quisieran, de poner siquiera el temblor de sus dedos en ese animal divino.

Lo cierto es que un mediodía ha llegado hasta la Plaza de Armas de Santiago de Chuco el automóvil Ford, de color negro reluciente.

De llantas grandes y altas, y de guardafangos macizos que ha conmocionado a mi pueblo.

Tocándolo los más atrevidos para sentir si tiembla, si tiene vida o cualquier otra clase de pulsaciones. Y han comprobado que sí, que sí vive.

Y paseándose alrededor del perímetro de la plaza los que gustan de no perderse nada del acontecimiento y milagro que ofrece esta vida breve y pasajera, pagando para el caso una cómoda suma de dinero.

El protagonista de toda esta fiesta y barahúnda es Arcadio Diestra Miñano, apodado desde entonces “El Taita Diestra”.

 


5. Por

amor

 

Él es natural de Chiclín pero de padres santiaguinos y trabaja en un taller de mantenimiento de vehículos de una compañía alemana, en Trujillo.

Esta ocurrencia temeraria de llegar con un vehículo motorizado, cuando aún no hay carretera, la hace como todos los hechos grandes de la vida.

Inspirado por el amor de una señorita, quien después sería su esposa y madre de sus hijos, una chuco neta llamada Magna Flores Ulloa.

Sin embargo, cuando se le pregunta sobre todo esto él explica con rubor, y escondiéndose en un subterfugio.

Diciendo que el motivo de su aventura ha sido despertar el interés de los chucos por construir una carretera.

Y un poco más en confidencia declara que ha sido por amor, pero allí agrega que a los burritos y a los caballos.

¡Y miren pues lo humilde que es la gente!

 


6. Por

los burritos

 

E insiste que ha sido para que haciéndose la carretera sean los vehículos los que carguen los bultos y no esos pobres animalitos que se cansan y se agobian tanto por los caminos:

– Muchos de los burritos y caballos mueren por la exigencia y el apuro a que lo someten sus dueños, deseosos de llegar lo más pronto a Shorey, donde recién se puede tomar un camión hacia Trujillo. ¡Por eso lo he hecho!

Con lo que demuestra que “El Taita” es un hombre tímido, pese a que aparente ser muy seguro de sí mismo.

– ¿Así que fue por los burritos no? –Le retruca ahora su esposa.

– Sí pue. De verlos padecer y sufrir tanto por los caminos.

– ¿Y cómo a mí me dijiste otras cosas, ah?

– Ha sido por conmiseración con los burritos como también por los caballos que se morían por los caminos.

– ¿Y entonces, por qué te quedaste a vivir en mi pueblo, ah?

 


7. las huellas

del amor

 

– Eso sí fue por ti, mi amor. –Retruca el taita. Sea cual sea el motivo, la hazaña la alcanzó a realizar el año 1925.

Claro que el vehículo ya no pudo volver y se quedó a morar para siempre en Santiago de Chuco. Y se quedó a vivir también “El Taita Diestra”.

La gente lo requiere pagando una cuota para pasearse por la ciudad, a fin de sentir la sensación que da el sonido, la altura y la velocidad que adquiere el transporte.

Pero, sobre todo, por dar tumbos por las calles empedradas y atravesadas de acequias y altos montículos y, a veces, de charcos de agua que las lluvias repentinas dejaban en las calles.

Pero fue el aliciente necesario para empezar a construir la carretera que recién se concreta cinco años después

Recién se lo hace, pero siguiendo las huellas del amor que abriera “El Taita Diestra”, y que no se borraron en todo ese tiempo; y ahora es la ruta que sigue la carretera para llegar a mi pueblo.

 

Fotos 2, 3, 4, 5 y 7
Jaime Sánchez Lihón

Foto 6
Daniel Egúsquiza Sánchez


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