miércoles, 16 de diciembre de 2020

16 de diciembre. Homenaje a Zulema Vásquez. / Caminando juntos la pareja atávica.


16 DE DICIEMBRE 
HOMENAJE A ZULEMA VÀSQUEZ 

CAMINANDO 
JUNTOS LA 
PAREJA ATÁVICA 

Danilo Sánchez Lihón 



En Capulí


Un día como hoy, 16 de diciembre 
del año 1946, nació Zulema Vásquez la Rosa, 
en Coracora provincia de Parinacochas, integrante 
de Capulí, Vallejo y su Tierra; y quien murió 
el 15 de septiembre de hace seis años. 
He aquí una apreciación de su poesía 
como un sentido homenaje.


¡Oh noche que juntaste 
amado con amada! 
San Juan de la Cruz 



Zulema Vásquez


1. Del amor 
y sus designios 

Varios y diversos contenidos esenciales, claves de existencia y mitos ancestrales ocurren y están presentes en el libro “Caminaré junto a ti”, de Zulema Vásquez de la Rosa quien nació, se crio y se formó en Coracora, capital de la provincia de Parinacochas, en el departamento de Ayacucho.

El primero y principal, que se declara y explicita en el título, es «caminar juntos», referido en este caso al lazo de amado con amada, referido a la unión de la pareja milenaria, atávica y embrionaria cuya primera huella, honda y primordial se registra simbólicamente en la lava de un volcán en la ladera de Laeyoli, en Tanzania.

¿Qué extraña conjunción

incógnito sortilegio

indescifrable augurio

inquietante sino

  confunde nuestras almas.
  y traza de dos, un sólo camino?

Desde este punto de partida “Caminaré junto a ti” adquiere variados y enriquecedores significados, el más central es el vinculado directamente a la relación originaria de hombre y mujer. 


Coracora


2. Tienen

un encargo

 

¡Qué hermosa constatación este signo que si no fuera real valdría inventarlo como algo maravilloso y trascendental, cual es: el «caminar juntos» hombre y mujer! Y lo sorprendente en la autora de este libro es que ella lo siente, lo vive y lo canta luminosamente:

... y henos tú y yo

tu corazón en mi corazón

tu aliento en mis labios

tu mirada en mis ojos

cuajados de nuestros anhelos

y tu andar decidido

y mis pasos amorosos

  señalando con nuestras huellas
  un mismo camino...

Aquí está, tangible y palpitante la pareja arcaica, avanzando juntos; o bien detenida, mirándose a los ojos; o bien contemplando la rosa del camino. O bien huyendo junta de las llamas de una hoguera, del estallido de un volcán, de la avalancha de un río, de la inundación de una laguna, del maremoto con que azota el mar. Tienen un encargo que siempre será un misterio, aparte de propagar la especie. Y, cual es: encontrar el punto de unión en que los dos se vuelven un solo destino y una sola razón de ser. 


Zulema Vásquez


3. Mariposa

leve

 

Enigma existencial de la fusión perfecta que reta nuestra propia libertad:

Me miras

te miro

y en tu mirada existo

diáfana, pura, celeste

como un retazo de cielo.

Me abrazas

te abrazo

y me siento tenue

  mariposa leve
  posada en tu tibio terciopelo.

Y van también, paradójica y cruelmente, como son los avatares del amor, a entregarse y arder en otra hoguera, a sucumbir en otra avalancha, inundación y maremoto, igual o peor a los de la naturaleza inexorable, cuáles son los que imponen los mandatos del amor.

Siendo así, ¡qué inmensa y bella metáfora aporta este libro para la poesía en general!, que sólo una voz de mujer, con entraña de auténtica mujer, podía haberla concebido, imaginado y propuesto, aunque la mayor proeza es haberlo plasmado en su vida, ¡y hecho canto, del modo tan simple como ella modula su ansiedad, su reclamo y su queja! 


Zulema Vásquez


4. El tiempo

no cuenta

 

Y cual es:

... sólo quiero

  cubrir con mis pasos
  tus huellas

En dicha perspectiva ¡qué hermoso sentido, símbolo y hasta utopía viva señala este enunciado y adquiere este hecho, que pareciera más situado en el plano de lo ilusorio y arquetípico que de lo común, corriente y cotidiano!

Desde la pareja que deambula partiendo del fondo arcaico de los abismos de la creación, y por gracia del amor, el tiempo no vale por lo que dura sino por las llamas que enciende, por la hoguera que desata y los vendavales que levanta a través de signos aparentemente simples: miradas, gestos, fragancias, palabras, abrazos.

¡Y luego corazones inflamados y destinos refundidos! Allí aparecen con registro indeleble las huellas que dejan los pasos del amado y, junto, el de la amada, en la arenisca de las playas y en la grava de los caminos. Y es que cuando se ama el tiempo y el espacio no cuenta ni existen o se hacen síntesis, los minutos se hacen milenios y la eternidad se contiene en un solo instante.

 

La pareja atávica


5. Pasos

y destino

 

Donde los destinos arden o estallan. Vuelan fulminados o se esfuman del aquí, yendo al más allá y al para siempre. O desaparecen en lo hondo, profundo y etéreo del enigma.

O bien se hacen concretos y dramáticamente evidentes hasta el punto de entrar en pugna y hasta extinguirse en sus propias llamas:

Nunca el amor es más amor

más sol, más alborada

que cuando lo encontramos

  niño, gladiador, rey, a veces mendigo
  en algún atajo de nuestro camino.

Y cambiamos abruptamente al encontrarnos con alguien significativo en nuestra vida. Pero mucho más y totalmente con el hallazgo del amor, cuyo descubrimiento es siempre una conmoción.

E infringe mudanzas y transformaciones y arrebatos en nuestra existencia, como puede ser dejarlo todo y alterar el rumbo que tenían nuestros pasos y finalmente de nuestro destino. 


Coracora


6. Entrega

total

 

La mujer aquí adopta una decisión simple e imponente en la relación de pareja: ir tras el varón por el mundo; tomando a ciegas la decisión de recorrer el sendero del amado, alternativa que cambia radicalmente su vida, exaltando el hecho de seguir con minucia los vestigios y hasta adorando la hendidura de las pisadas que él va dejando en el suelo:

Desde entonces soy tuya

  desde mi más débil aliento
  hasta mi sombra furtiva

Hecho sorprendente, aunque propio de la feminidad, que otorga al varón la conducción del destino de la pareja. Y esa es otra de las claves de esta poesía y mito excelso en la especie, el de asumir la mujer la actitud hincada y reverente de la sumisión y la entrega total:

y te amo, mi bien

con amor infinito

que me expande junto a ti

  desde la tierra
  hasta Dios mismo...

 

La pareja atávica


7. Lo dice

ella misma

 

Y es que el amor es trepidación vital, acontecimiento telúrico y suceso cósmico, culminante en lo orgánico y mental para el ser humano, en donde caben advertir marcas, posiciones y estigmas en la creación, porque no sólo es la decisión del «caminar juntos».

Sino que al lado de esta hay otra voluntad esencial en uno de los géneros, cuál es la disposición en la mujer a seguir las huellas del amado, poniendo sus pasos exactamente donde él los pone, siendo ésta la expresión más consumada del amor hechizado, convencida ella de la rendición y el avasallamiento supremos.

Lo dice ella misma, así:

Tiéndeme tus manos

parteras de auroras

llévame

por distancias y lejanías

háblame quedo

y condúceme

por caminos sin tiempo

sin huellas

  donde sólo se oigan
  tu voz y mi voz


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