En Santiago de Chuco, camino a Urupamba pasando por
el Agua del Oro y ya en el sitio que llamamos las Tierras Amarillas, que de
niños subíamos corriendo y gateando, crecen unas flores infinitas, ora azuladas
ora amarillas, ora albas, ora bermejas; de una belleza intensa por su
luminosidad y ternura.
– ¡Mira! –Dicen mis primas, acariciándolas.
– Éstas son más hermosas que las rosas porque
crecen entre las piedras.
– Pero no solamente crecen aquí, sino por todos
lados.
– Pero siempre por el campo, sin que tengan dueño,
porque los terrenos donde crecen son de arena o cascajo. O son montes.
– Lejos de los jardines, de los huertos y
maceteros.
– Y que tienen matices diferentes. Que nunca son
exactamente de los colores que conocemos. En realidad, son de todos los colores
y tonos.
2.
– Pero no hay flores verdes. ¿Por qué? A ver encuentra
una de color verde.
– No hay.
– Ya ves. Las flores saben que verdes son las hojas
de las plantas y ellas no quieren invadir campos ajenos.
– ¿Verdad no? ¡Qué raro! ¡Como si supieran de
propiedades y pertenencias!
Y eso ciertamente nos sorprende. Y nos conmueve. Cuál
es, además, por su gratuidad. Por ser insospechadas y libres. Sin la obligación
incluso de crecer; lejos de los jardines de las casas presuntuosas y
solariegas.
Brotan silenciosas y ensimismadas entre los abrojos
y el cascajo del camino, sin ser vistas por jumentos y mulos que las pisan. Y
de más valor aún: en plena soledad, cara a lo eterno, a la luna o al sol
implacables, sin nadie que las riegue, afloran con una dulzura y delicadeza
inexplicables.
3.
Son flores que ni siquiera tienen nombre, que son “flores
masa”, como “Masa” es la bandera del ideario poético del autor de los Poemas
humanos.
Que los escribió con intensidad de vida y muerte
para legarnos una herencia que nos engrandece y nos dignifica como especie
humana.
Aquella referencia de las flores del camino que
serpentea entre peñas, cascajos y espinas he querido evocarla muy especialmente
en relación a la poesía de Vallejo.
Que es esa flor que brota frecuentemente del dolor
y el sufrimiento. Como también surge de la adhesión a la vida y a la alegría
más profunda.
Como lo sentimos y sabemos al leer a quien de lo
más acerbo y hasta atroz hace brotar una luz primigenia, fresca y candorosa: la
poesía más honda, bella y trascendente que hayamos podido conocer y
principalmente sentir y vivir.
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Agradecida a usted amigo Danilo Sánchez Lihón que a través de esta página que usted lo edita hace muchos años nos haga conocer bellezas naturales que solo en la tierra bendita de Santiago de Chuco puede reproducirse flores tan hermosas. El conocer a la flor "masa" me asombro de su existencia y como nuestro Padre Literario lo toma como referente para significar la solidaridad humana que logra infundir en los seres humanos un florecimiento a la verdadera solidaridad. Gracias por brindarnos ese conocimiento y también agradezco a su hermano Jaime por bellas fotografías nos acercan espiritual a las bellezas florales descritas.
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