sábado, 26 de diciembre de 2020

26 de diciembre. El misterio más luminoso. / La vida de Jesús.


26 DE DICIEMBRE 
EL MISTERIO MÁS LUMINOSO 

LA VIDA 
DE 
JESÚS 

Danilo Sánchez Lihón 





1. Hasta 
el infinito

 Si solamente consideráramos la vida de Jesús como un hecho humano y terrenal, dejando de lado todo supuesto divino y sagrado, tal como lo dicen los evangelios, entonces su proeza vital resultaría más asombrosa y estremecedora.

Su mérito y su hazaña paradójicamente serían mayores, y aumentaría el grado de su valor si no recurriéramos a una explicación mesiánica y trascendental.

Resultará así que la condición de Jesús es la de un hijo sin padre conocido, y su situación en el hogar de José, quien era un carpintero, la de un hijo adoptivo. Con ese lastre ya tendría y sufriría una seria y grave desventaja ante los demás, y ante sí mismo, en un plano que resulta decisivo.

Desde el punto de vista del orden del mundo, o de la especie humana y de la organización civil, ni siquiera él era un hijo legítimo. Fue, en ese sentido, un ser herido si se lo estima desde el orden de una familia aceptable, y en el marco de una pareja formada por un hombre y una mujer de carne y hueso.

 



2. Sorprendente

y asombroso

 

Es decir, hasta en ese aspecto y perspectiva la vida de Jesús ya cuestiona el orden establecido.

Su nacimiento, su procedencia y su origen para su clan inmediato estuvieron sembrados de dudas, cavilaciones y sombras.

María estuvo a punto de ser apedreada, por resultar embarazada de quien no era ni su consorte ni su prometido.

Fue, el de Jesús, un embarazo oculto, lleno de amenazas incluso en el nivel administrativo, y en el de la salud.

Nació en un pesebre y sobrevivió, pese a la precariedad de dónde y cómo vino al mundo. Todo esto es abismal.

Tal si pensamos en términos meramente mundanos y prácticos, donde su designio resulta mucho más inexplicable, sorprendente y asombroso.

 


3. El aroma

de los campos

 

Todo esto si pensamos desde el lado común y corriente, desprovistos de toda idea mesiánica, donde él pasaría a ser un resiliente. Y quien, pese a ser así, se eleva muy alto, hasta lo infinito e imperecedero; a lo eviterno e inmortal, pero desde la marginalidad más severa, cruel y hasta atroz.

Patentizándose en él contradicciones y opuestos. Donde su vida está marcada por las paradojas. Así, él, que era del mundo interior, era el que más reconoció la belleza y esplendidez del universo exterior:

Así, admiraba la lozanía de las plantas, de las aves y de los frutos. El desinterés del agua, de las mieses y hasta del aroma de los campos en cuanto a renta. Y hasta de cómo lucen tan bellas y solo por la gracia de serlo las flores del campo.

Y se situó en la posición de enfrentarse al poder del Sanedrín, de los sacerdotes de entonces, como de los escribas y fariseos. Y fue quien finalmente cargó una cruz a la parte más alta de El Gólgota, y fue clavado en ella hasta morir.

 


4. Verdades

meridianas

 

Desde la perspectiva de un hombre de carne y hueso el hecho de que haya levantado tan alto un sentido de la vida para el linaje humano, sin ser esa nuestra condición, y no siendo la nuestra al final su misma materia, es para tiritar y estremecerse.

Que no siendo esta su morada, desde aquí haya subido y traspasado más allá de todas las lunas y los soles y de todas las estrellas juntas, es jubiloso y pleno de gloria.

Si solo se tratara de una travesía humana tal y como ocurrió la hazaña de Jesús resulta ser casi una quimera por increíble, total y maravillosa.

Por eso, si descartamos y no creemos en el factor providencial para explicar este suceso, del nacimiento de Jesús por encarnación divina, la heroicidad y la magnificencia de su obra, resulta anonadante.

Y lloraríamos de emoción de solo ver que alguien se atreviera a intentarla.  Lograda y producida, ¿qué nos embarga? El estupor

 


5. Una nueva

casa

 

Y si no fuera cierto cabría anhelarlo que ocurra, hasta dar la vida y morir en ese intento y por ese motivo. Esta convicción se fortalece cuando contemplamos lo que aquel hizo por algo que en su mensaje no era suyo, como es este mundo.

¡Salvó a la humanidad ofreciéndole una esperanza que nuestros secos corazones reconocen imposible y difícil de creer!

Tanto que hasta ahora dudamos pese al testimonio inveterado de su vida. Y pese a que de por medio no solo está la vida de él sino una muerte horrenda perpetrada contra él, para que no nos quepa duda de los desatinos que podemos cometer.

Contra quien nos abrió e iluminó una nueva casa. Quien nos dio la capacidad de mirar la muerte como un tránsito, y como un salto hacia adelante, a una morada permanente y más conforme en razón de nuestros valores y virtudes.

Siendo así él ha redimido a la humanidad de todas sus miserias y la ha hecho digna.

 


6. La grey

humana

 

Es quien nos ha trazado la senda de un mundo posible para nosotros conturbados y enceguecidos por las sombras, mostrándonos un mundo mejor a seguir.

Nos conduce y orienta en el sentido de que el ser humano no siendo divino se divinice, lo que de por sí es exultante y asombroso.

Que el ser humano siendo anejo ocupe ahora el centro; que siendo barro se torne luz, que siendo sombra se inflame, sería ya suficiente motivo de regocijo y alborozo.

Y este es el legado de aquel maestro, capaz de haberse legitimado como el máximo en bondad, coherencia y en pureza.

Y que como ningún otro ser ha cruzado por la superficie de este globo hecho luz. Y que ahora ilumina a toda la grey humana que deambula sobre esta superficie lacerada.

 


7. A partir

de este misterio

 

Si no creemos en su divinidad resulta entonces que el vuelo más alto de las realizaciones humanas lo hizo un marginado. Un ser que sobre sí mismo nos advirtió que tenía otro sello u otra estirpe o linaje. Quien expresamente declaró que este no era su mundo.

Porque, era también Jesús hijo ilegítimo de esta tierra. Porque ésta no era su sustancia ni su reino ni su morada. Ni tuvo aquí siquiera una piedra en la cual recostar su cabeza, como él mismo lo dejó advertido y señalado.

Ni nadie que en el momento decisivo de su martirio y crucifixión lo haya defendido. Ni siquiera sus apóstoles, siendo que él principal de ellos lo negara.

Sin embargo, aquel hijo adoptivo también de esta esfera terráquea nos ha dejado un camino tendido entre cielo y tierra.

Y nos lo ha hecho llano, previendo que ese sendero es escabroso y lleno de abrojos, de renuncias y privaciones. Pero finalmente adonde arribaremos a una vida luminosa que exorciza la muerte.

 

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