Para tomar conciencia de
cuál es la situación en que se encuentra el mundo actual, basta recordar que solo
por hambre, excluyendo la muerte violenta que es tanta, cada 5 segundos muere
un niño en el mundo.
¿No es atroz? ¡Morir de
hambre!, que es lo mismo a decir: de abandono, de soledad y de crueldad humana.
Donde, sacando la cuenta, expiran 12 niños por minuto.
Si me permites graficarlo
haciendo un cálculo objetivo, neutro y de burda estadística, amable lector,
resulta lo siguiente:
En el tiempo en que tomamos
el desayuno, aparentemente en paz, y si este apenas durara 15 minutos, en ese
lapso han muerto, quizá muy cerca del lugar donde vivimos, o quizás en las
afueras de la villa en donde tú o yo moramos: 180 niños, sucumbiendo a causa del
hambre, que es una muerte feroz e indigna para la especie humana:
¡Es muerte por hambre! Y esta
no es una imagen de un cuento de horror. Coinciden en estos datos, por un lado,
la FAO y, por otro lado, la UNICEF.
2.
Nada
más
hermoso
Y lo peor es que estos
hechos no se detienen, están ocurriendo en este preciso instante.
Y, sin embargo, hay
defensores de este orden y modelo imperante, que aducen que de los males es el
menor; y ostentan ser personas honradas, honestas, lúcidas y hasta pacíficas.
Es cierto que la muerte de
esos niños es lenta, monótona y sin aspavientos, pero eso sí amarga; asociada a
males y enfermedades de dolores atroces y espeluznantes, hecho que no la exime
de ser violenta.
Es muerte penosa. Han
muerto 180 niños en este breve lapso en que te estoy hablando. Y en esto no
cabe el consuelo de que ya pasó, porque vienen los siguientes, ya que hay una
inmensa e interminable cola de niños que sólo esperan morir.
¿Es entonces Herodes y el
Día de los Inocentes acaso un cuento? No. Es la misma o peor degollación la que
ocurre en nuestro tiempo y delante de nuestros ojos.
3.
El grito
indefenso
Sin embargo, no hay nada
más hermoso, excelso y moral en el universo que un niño sonriente y feliz.
No estaban entonces en el
plan de la vida ni de la creación los herodes sucesivos, la serie de estos
impostores fatales.
¡Son espurios! Se han
impuesto contra natura. Ellos son una excrecencia y un artificio que hay que
eliminar. Y destruir como se extirpa un tumor.
Pero, así como no hay nada
más excelso que un niño feliz, no hay nada más horrendo, indignante e infame
que cuando un niño sufre.
Pero ahora, ni siquiera en
ellos cabe ya el grito indefenso de los degollados por Herodes de la Judea de
antaño.
Ya no producen escándalo
aquellas víctimas de aquel crápula execrable, curiosamente llamado “Herodes El
Grande”, a quien le hemos hecho el honor de tomarlo como modelo para instaurar
la sociedad vigente.
4.
Y
si
es así
Siendo que él más bien inspira
a esta democracia liberal que pareciera una novela de terror, que sin embargo
tiene defensores.
Copia y calco de aquella
alma y entraña siniestra de Herodes I llamado El Grande, padre de otro engendro
cual fue Herodes Antipas, ante quien fue llevado Jesús para ser condenado, y
cuya réplica es el sistema capitalista imperante.
Y es que razones no les
falta, la de mayor peso y gravitación es que este sistema les beneficia. Con
este modelo venden mucho y reciben pingues ganancias y halagos que se
acrecientan y que no sacian nunca su ego desmesurado. Y quieren acumular más
dinero. Y anhelan tener más poder, y prolongarlo lo más que se pueda.
Cuando en los niños, que
están muriendo en este instante, ni siquiera cabe ya el alarido de las madres
por librarlos de las espadas asesinas.
Y es así porque su
desgracia es peor: ¡no tienen madres! Ellas se esfumaron. El sistema las
eliminó. O no les dio madres, sino ¡pantallas de televisión, o de lo que sea!,
en sus vidas.
5.
Solo
por
hambre
Pero el sol, la luna y las
estrellas, como el amanecer, son inocentes, nos dan el mensaje eterno de la
esperanza. Y nos urgen a actuar. Mientras tanto nacen niños que no son
culpables de nada y son víctimas de todo.
Que nada tienen que ver con
la infamia, pero en quienes recaen todas las maldiciones y calamidades. Y
padecen los horrores del hambre, el desaliento y las enfermedades. O del exilio,
la marginalidad y el abandono. Y mueren.
Mueren también las madres que
quedan defendiendo a sus hijos de las hachas y los cuchillos, ahora de las
bombas y la metralla. También de las combis y los asaltos, de los robos y los
secuestros; de los impuestos y la falta de empleo.
Mueren atropellados por
quienes manejan raudos y veloces sus autos tratando de ganar más dinero, o de
llegar a alguna fiesta.
Herodes es el modelo de
vida que ensucia y estruja a los lirios más puros que nacen directamente hacia
nuestras manos, como son los niños. Porque ellos nacen luminosos, suaves y
verdaderos, como son los lirios del campo.
6.
La virtud
no
pliega sus alas
Que nacen límpidos, frescos
e impolutos. Nacen cabales, nuevos y flamantes. Los Herodes que corrompen los
esperan con sus espadas desenvainadas. Ahora están contaminando la tierra,
están dañando sus entrañas. Están haciendo purulenta el agua de los arroyos y manantiales,
de los ríos y los mares. Están envenenando el aire y las nubes.
Pero, no se crea que todo
lo que se hace queda impune. O que se ha perdido o ha muerto el anhelo legítimo
del hombre por defender lo sano y lo puro. Y porque este mundo, con el modelo
dominante de usura, donde prima lo económico, cambie.
Siempre estará pendiente
este anhelo en el alma humana Los problemas están pendientes. Las conciencias
no están adormiladas. La virtud no pliega sus alas ni esconde la cabeza. ¡Eso
jamás! Y hoy y siempre se inicia algo que no se podrá detener ni apagar.
Detener al Herodes, que es el sistema imperante, en donde cada quien está en la
persecución de hacer y acumular más dinero, y detentar más poder, a partir del
capital financiero. Detenerlo para hacerle rendir cuentas.
7.
Hermanos
nuestros
A todo esto, ¿qué hacer
mientras tanto? Tiene que haber vigilia, protesta y propuesta. Desde nuestra
atalaya contraponer a todo lo aberrante y disociado el mundo andino matinal y
de alborada; mundo de génesis y de esperanza, lleno de amor y del compartir; de
la solidaridad y la ternura.
Mundo de valores
primigenios, de la vida honrada, entusiasta y valerosa. Donde los ejes de la
conducta humana son la verdad, la honradez y el trabajo feliz. ¡Y la fiesta del
alma!
Con el: ama sua, ama quella y ama llulla, donde
la lucha, el esfuerzo y el sacrificio no son en vano. Y a partir del cual se
puede a empezar a nuevamente a construir los andenes y a cultivar la pradera. Perspectiva
en la cual cada día yo me convenzo más del privilegio y la responsabilidad de
haber nacido en una tierra como es el Perú.
Y donde me conmueve que
haya habido y siga habiendo y se levanten indestructibles más hombres y mujeres
valerosos, consecuentes y auténticos, como son aquellos que nos inspiran a ti,
a mí y a tantos hermanos nuestros a forjar un mundo nuevo.
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