miércoles, 27 de enero de 2021

27 de enero. Día de la Memoria. / Y así surgieron los andenes.


27 DE ENERO 
DÍA DE LA MEMORIA 

Y ASÍ 
SURGIERON 
LOS ANDENES 

Danilo Sánchez Lihón 





1. Aquello que 
nos inspire

 

El Perú tiene una geografía que es un desafío inmenso para el trabajo esforzado, la creatividad, la educación de la voluntad y el carácter. En suma, para poner de manifiesto el coraje en afrontar los desafíos y hasta las adversidades

Aquí está, para alentar valores supremos, para cultivar y afianzar el compañerismo y para encontrar sentidos profundos acerca de la vida, la sociedad y el universo.

Realidad que nos impele a unirnos, para afrontar los retos en forma común y de manera colectiva, que nos condiciona y prepara para el trabajo organizado y en comunidad. Reconocerlo así y asumirlo con actitudes acordes y adecuadas es vital.

De lo contrario morimos por lo accidentado, abrupto y atroz que es nuestro territorio. Por eso, somos el verdadero Perú cuando sentimos, actuamos y nos proyectamos de manera solidaria.

 



2. Aquello que

nos inspire

 

Por tal razón y motivo es nefasto entre nosotros todo individualismo y cualquier forma de egoísmo.

Por eso es adversa toda noción personalista como dañina competitividad que no sea grupal y de visión colectivista.

Por eso la única manera de encontrarnos con nuestro verdadero ser es con aquello que nos inspire socialmente.

Actitud comunitaria que se hizo extensiva y vigente para el cuidado de las aguas, los bosques, los pastos, los animales, como de la flora y la fauna viviente.

Manifestaciones y presencias todas ellas que se las consideró expresiones de lo sagrado en nuestras vidas.

 


3. Del alma

humana

 

Por eso se construyeron aquí y en época de los Incas, y como política de estado, los andenes.

También como para rendirle tributo a la tierra, al agua, a las plantas y animales por pequeños que fueran.

Por eso mismo se tejió la red de caminos longitudinales y transversales, como ninguna otra cultura los ha hecho ni tenido en ningún otro espacio o tiempo de la civilización humana.

Por eso mismo se erigieron y conservaron los puentes sobre los abismos que desunen, desmiembran y separan.

Cuidado y conservación que constituyen entre nosotros prácticas rituales que se sumergen en lo más antiquísimo de nuestras vivencias, tradiciones y en lo más profundo de la cultura y del alma humana.

 



4. Cariño

y ternura

 

Y se instituyó la minga como la fiesta del trabajo comunal, y para acometer cualquier tarea, en la cual toda la comunidad participa.

Y así que todo terreno árido hicimos que fuera una huerta, un jardín y un vergel. Y en donde hubo cascajo y escombros hubo vida, fiesta, risa, cariño y ternura.

Y surgió la música que con sus aires y compases de alegría nos hizo sentir, aún más, que todos somos hermanos

Todos aquellos cerros que ahora son grava desértica y cuya imagen son un hacinamiento de piedras rodadas, antes eran jardines colgantes sobre los precipicios que unían el cielo con la tierra.

Nunca se removió una cantidad tan grande de tierra como en los andes para erigir estas cumbres y esas construcciones ciclópeas que son los andenes.





5. Vida

nueva

 

Y se construyeron estas maravillas y portentos del gran Tahuantinsuyo, cantando y bailando, con música que resaltaba el esfuerzo, las capacidades de uno y otro grupo, en los haylis, en donde surgía natural la identificación con la tierra y con la comunidad a la cual se pertenecía.

Es la vida de comunidad, es el ayllu, es el trabajo matinal, de alborada que hacemos como homenaje ferviente al universo y a la creación que se produce y renueva cada día. Así brotamos, así crecemos, así nos multiplicamos.

Somos hijos del sol, del agua, del viento y la luz, como de estos cánticos y compases que se escuchan por las laderas y todos los confines; como de estas flores que brotan y de esas espigas que ya están echando fruto. Felices por la labor cumplida. Porque un grano de maíz tiene que volver a la tierra para dar vida nueva y múltiple. Y así morimos, también como un reencuentro con la tierra madre.

 


Fotos 1, 2, 4, 5 y 6

Jaime Sánchez Lihón

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