sábado, 27 de febrero de 2021

27 de febrero. Lluvia vallejiana. / Trilce ya con nosotros.


27 DE FEBRERO
LLUVIA VALLEJIANA

TRILCE
YA CON
NOSOTROS

Danilo Sánchez Lihón



César Vallejo


1. Dimensión
metafísica

 

César Vallejo en Trilce ya no reivindica el sentimiento frente a la razón ni a la emoción frente a la lógica, como en Los heraldos negros.

Ya no tiene en cuenta al canon ni a la forma, ni a la musicalidad del verso ni a la euritmia del lenguaje.

Ante él aparece algo tan simple como el cuerpo humano. El haz de tejidos, de nervios y de entraña que somos.

Aparece ante él lo visceral, lo orgánico, la base del hombre, como es el cuerpo y sus funciones, negadas antes por la poesía:

Y no selecciona César Vallejo aquellas cualidades que se consideraba nobles del ser orgánico de la persona humana.

Sino que hace caso a otras llenas de sentido pero que se ocultaron, como el sudar, el toser, el defecar. Funciones que en Trilce él las eleva a una dimensión metafísica y sagrada, situando estos hechos:

en la línea mortal del equilibrio.

 

Primera edición de Trilce


2. Ardua

autenticidad

 

Esta osadía pudiera malograrse total e irremediablemente si se lo hace desde el artificio y desde lo externo, e incluso siguiendo el curso de una retórica impecable o magistral.

Para ello se cuidaba él con honestidad crucial de recurrir a los recursos del “secreto profesional”. Él recurre a sus vísceras, a sus huesos y a su torrente sanguíneo.

Por algo estaba en la cárcel, por algo su destino había sido marcado con un estigma que lo había llevado allí.

Por algo tenía las cartas y los dados marcados con las puntas hundidas en su ser.

La única manera de que pasara a formar parte de la agenda poética del presente y del futuro del mundo es que se lo hiciera con ardua autenticidad.

Y con verdad suprema, no exenta de dolor, sufrimiento y hasta martirio como en verdad lo fue.

 

César Vallejo en su pueblo. Pintura de Eladio Ruiz


3. Densidad

genial

 

Vallejo por eso es infinito. Por él afloran elementos que nadie jamás pudo haberlos desenterrado, porque cavaba hondo y fuerte, en lo profundo y central.

No en cualquier lado tratando de encontrar un refugio, un consuelo y hasta una salvación.

No. Él en todo momento pone su vida en riesgo, sea con su ser personal o bien sea en el campo del lenguaje.

No intenta escabullir responsabilidades. Cava en donde está y de tal manera que su pico y barreta choquen y abran la puerta que hay que abrir.

“Vallejo todo lo sacaba de adentro”, es la expresión que dijo de él quien sabía mucho de esencias, como es el autor de Animal de fondo, el gran Juan Ramón Jiménez.

Y Roberto Paoli, prestigioso catedrático de la Universidad de Florencia, en Italia que es patria de Virgilio, Horacio, Dante, Petrarca, Leopardi, y de visionarios y artistas legendarios.

Y advierte que en Vallejo hay más densidad genial que en muchos otros de aquellos poetas universales sea nacidos en Europa o en cualesquiera otras latitudes.

 

Georgette de Vallejo


4. Aquí

en la tierra

 

Es hermoso saber y comprobar no sólo esto, que el nombre de nuestro poeta figura entre la lista de los dos o tres grandes voces ecuménicas.

Sino que más nos conmueve a nosotros es otro hecho muy distinto es que él fue un hombre íntegro, bueno y cabal.

Por ejemplo, siendo un hombre de acción, que se comprometió con su pueblo, quien asumió una conducta cívica y por eso sufrió cárcel en el Perú. Y la muerte al comprometerse después con lo humano en la Guerra Civil Española

Es el diáfano antropoide consciente de cuál es la cifra y la clave de nuestro destino aquí en la tierra, pero no solo como individuos sino más bien formando parte del colectivo humano y de una comunidad.

Por eso, Roberto Paoli divide a los poetas en dos grupos, diciendo que “en uno están todos los poetas y en el otro sólo César Vallejo”.

Y es que nadie como el poeta de Santiago de Chuco se situó tan en la esencia, como también en la cima, de lo que es la grande e inmensa poesía del hombre.

 

Santiago de Chuco


5. Sombra

y rumor

 

En él se vuelve a someter a un orden de verdad y autenticidad cada rasgo y cada giro del lenguaje, del acto que lo sostiene y de su significado denotativo y connotativo.

En él se inaugura una nueva manera de asumir la poesía, donde las palabras están suspendidas en una eternidad como encuadre de fondo y en una infinitud como esencia tangible.

Y el sentido del lenguaje con él vuelve a recobrar todo aquello que había de perdido y otro tanto de escondido. Todo lo que hay en él de sombra y de luz y de protección para avanzar por los caminos fragorosos de la vida.

Y se siente que en él las palabras emergen de la esencia más honda y total del ser, del alma humana y de la vida que es la flor del mundo.

En Trilce él baja a los infiernos del idioma; deja la composición, la estructura, y de esta inmersión se siente las resonancias.

Donde él abandona los caminos trillados y otros, aunque poco transitados, pero de todos modos caminos perceptibles, intuibles, presentibles; para con ellos sumergirse en los abismos del ser.

 


Dante Alighieri


6. Ancla

en el misterio

 

En Trilce todo es sombra y rumor, fragua y combate, hasta el punto de sentirnos en algún momento perdidos y desamparados. Donde la tierra y las rocas arden, donde no se aventura nadie porque son regiones inexpugnables.

Es órbita prohibida para toda y cualquier ánima viva, que es el letrero donde reza esta advertencia a la entrada de ese recinto de pavor y de miedo donde se urde el sentido de las palabras:

Tal como escribió el Dante en la Divina Comedia y en la trocha de ingreso al infierno:

Caminante o viajero, aquí deja toda esperanza.

Igual, Vallejo en Trilce es “estruendo mudo” en la noche no solo de la especie humana sino de la vida y el universo. Ancla en el misterio, púa en lo ignoto, en lo más indescifrable de los enigmas, sino leamos los dos primeros versos:

Quién hace tanta bulla, y no deja

testar las islas que van quedando.

Es un grito, un alarido en la desolación infinita, ferviente y salvaje. Es el ciervo en el bosque atravesado de la flecha de lo divino en lo humano desamparado.

 

César Vallejo


7. Un illa

chuco

 

Es la suma de miles de años, es la cúspide, el abismo, el centro oscuro y luminoso de la vida y el universo.

Con Vallejo, quien bajó a los infiernos del lenguaje en la cárcel de Trujillo. Donde se probó, sucumbió, murió mil veces y otras tantas volvió a la vida y resucitó.

Sobrevivió a todas las catástrofes, incluyendo su muerte ocurrida en París, el 15 de abril de 1938.

Es la suma y resta de los males y los bienes. Es suma y multiplicación que supera y suprime toda resta y toda división.

Es potencia al cuadrado, logaritmo xpi numérico, trigonometría al infinito por todo el tiempo que la vida y el mundo sobreviva.

Es un inmortal, un catari, un illa chuco. Es una cabeza chavín como decía de él Georgette de Vallejo, su esposa.

Es la sombra permanente detrás de cada puerta, dentro y detrás de cada alma. Muy dentro de la mía y de la tuya, y de la humanidad estremecida.

 

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