¿Qué nos quiere decir César Vallejo en Los
heraldos negros” con la frase: “Golpes como del odio de Dios”?
La frase está puesta ahí para significar
contundencia, de que esos golpes son certeros e implacables en el sentido de
que van al meollo, al centro y al fondo del ser.
Como también alude al hecho de que son como
los golpes infalibles, insufribles y categóricos, porque en todo, si alguien no
falla, ni yerra, es Dios.
Esos golpes van a lo hondo y esencial del ser
del hombre, porque Dios no anda por la superficie, ni por la periferia.
Ni se equivoca ni deja de ser absoluto. Y
esos golpes lo son. Y si han logrado ser, lo son, así de terminantes.
2. Nadie más
que él
También esta frase, “golpes como del odio de
Dios”, está escrita y consignada aquí para atajar, desde el principio cualquier
subterfugio. Cuál es que esos golpes pudieran tener algún amparo u alivio de
alguien que pudiera ser un cobijo, un escondite o un defensor.
Está consignada esta frase así para
desengañarnos de que alguien pueda interceder Y concurrir a nuestro auxilio. No
importa al menos para consolarnos como divinidad suprema y piadosa. No. Quiere
decir que no tenemos ese refugio.
Nada nos puede librar de esa ferocidad. Porque,
al contrario, esos golpes vienen de él, porque si son como el odio de Dios, nadie más que él puede asestarlos.
Aquel que pudiera ser una defensa es quien
precisamente nos lo inflige y cuida de que se den dichos golpes.
Hotel El Arco, donde vivió César Vallejo en Trujillo
3. Tantas
razones
Tiene, asimismo, el sentido de que nada puede
ser más fuerte ni atroz que esos golpes, porque son como del odio de Dios.
Por supuesto, nada puede hacernos sentir más desamparados,
réprobos y condenados que esos golpes provengan del odio de Dios, que él sea
quien nos dé esos golpes.
Y que eventualmente nos odie, por lo que sea.
¡Hay tanto en lo cual nos sentimos erráticos y confundidos, por lo débiles que
somos al no poder alterar el curso del destino que frecuentemente es horroroso!
Quiere dar a entender con ello, con alusiones
herejes y apóstatas, acerca de la acerba amargura en que nos sumen esos golpes.
Que tienen el poder de venir de Dios, que es algo
gravísimo. Y que escapa de nuestra comprensión, turbación y cálculo pequeño.
Y sentimos, por lo culpables, de que hay tantas razones para que ese odio nos resulte lógico.
4. Tanto
dolor
La frase injuriosa, desleal y sacrílega está
puesta aquí para significar que ante esos golpes sentimos estar cerrada la
puerta de la fe, de la religión y del perdón.
Y de toda creencia que alivie, y sea un
bálsamo y una panacea para esos porrazos, devastaciones, incendios y naufragios,
y sea una mitigación, y sea un remedio a ese dolor.
Con ello nos quiere decir que no encuentra amparo
divino que valga, ni fe que lo redima ni ungüento que lo calme un ápice.
Porque allí en donde pudiéramos guarecernos,
que es Dios, es allí donde pareciera ser el único lugar donde es posible
generarse tanto dolor.
Que es inherente a la creación sentir tanto
desamparo y orfandad y desolación.
5. ¿Por qué
a mí?
Está puesta así la frase para significar que
todo está en contra y al revés. Porque se nos enseña que Dios es amor
incondicional. Y en ese sentido es inmenso su poder y su adhesión a cada ser
humano.
Pero, se nos quiere decir, en este caso, que
las cartas se han volteado y estamos en el mayor de las calamidades, en este
caso ante una infinita fuerza y poder, pero en cuanto al odio.
¿No se sentirán así personas que lo han
perdido todo en las circunstancias de fatalidades que nos reporta cada día la
prensa?
¿Ante catástrofes que a diario se producen en
uno y otro lugar? ¡Y a una y otra hora del día!
Pero también creo que el enunciado apunta a
que quiere dar cuenta de algo más desolado aún: que aquel odio que nos deja en el
peor de los ostracismos, y es que ese odio lo sentimos como personal, hacia mí.
Y solo hacia mí, y que es lo peor.
De allí que es una frase de rutina repetir: ¿Por qué a mí?
6. Como
en un teorema
Porque el amor es amplio, abierto y se
expande. El odio en cambio es puntual, es fijo y directo; y tiene una
direccionalidad. El odio es unilateral y va dirigido a alguien concreto. A mí.
Lo siento cuando es personal.
El odio es el drama del hombre como individuo.
Es para significar que en el dolor nos sentimos solos, únicos y separados de
los demás, condenados y con un estigma, de seres indefensos.
Teniendo así, en las dos primeras líneas del
poema una de las claves del texto, cuál es la desolación individual. Y el
abandono del amor, y el reinado implacable de su opuesto y contrario que es el odio
y el desamor.
7. Aquel
clamor
Pero reconozcamos aquí, como en un teorema,
que esto se da por ser individuos y no masa o colectivo. Y que esta vez la
rúbrica del “Yo no sé” del poema Los heraldos negros se cambiará por el de:
Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a
andar…
El dilema de Los heraldos negros se resuelve
en la épica y moral del poema Masa del amor universal entre todos los hombres. Y
es que la poesía de César Vallejo no termina en un poema ni menos en una frase.
Ella es un Evangelio que se extiende y acrisola a lo largo de su vida y de sus
obras.
Que el “Yo no sé” finalmente, y el de los
golpes como del odio de Dios, se redimen con aquel “Quédate hermano”, y con
aquel clamor de buscar a la madre, de: “Si la madre / España cae –digo, es
un decir– salid, niños del mundo; id a buscarla! ...
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