domingo, 11 de abril de 2021

11 de abril Día del Arqueólogo Peruano. / Julio C. Tello, el sharuco.


11 DE ABRIL
DÍA DEL ARQUEÓLOGO PERUANO

JULIO C.
TELLO,
EL SHARUCO

Danilo Sánchez Lihón




Julio C. Tello en su juventud


1. Raro
honor

 

Hoy 11 de abril es Día del Arqueólogo Peruano, desempeño que en nuestro país tiene enorme relevancia por la extraordinaria riqueza de culturas que florecieron en nuestro suelo, y por los aportes constantes que dichas culturas han dado y vienen dando a la humanidad.

Los hallazgos que la arqueología peruana viene ofreciendo son constantes e inmensos en su significación. Así últimamente los descubrimientos de la Tumba del Señor de Sipán, comparable al hallazgo que se hiciera de Tutankamón en Egipto.

Asimismo, los nuevos descubrimientos en las Huacas del Sol y de la Luna en Trujillo, la ubicación de vestigios de la Señora de Cao en el sitio arqueológico El Brujo. Y más recientemente el hallazgo de la ciudad más antigua del mundo en Caral.

Sin embargo, la denominación de hoy día como Día del Arqueólogo Peruano se debe al día del natalicio del sabio Julio C. Tello. Padre de la Arqueología en el Perú, quien tuvo el raro honor de estar enterrado, como era su deseo, en los jardines del Museo de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, ubicado en el distrito de Pueblo Libre, en Lima.

 

Tumba de Julio C. Tello


2. Dedicación

y aprovechamiento

 

En la pintoresca villa de Huarochirí, en la cabecera del río Mala, en el departamento de Lima, nació Julio C. Tello en 1880.

De sus padres heredó las grandes virtudes de artista y constructor, pues su madre fue una fina tejedora y él, agricultor y constructor de obras hidráulicas.

Fueron ellos quienes desde tierna edad lo llamaron “Sharuko”, nombre quechua que significa "sobresaliente" y "arrollador", debido a su gran vivacidad e inteligencia.

En la escuela de su pueblo aprendió a leer y escribir, pero a los 12 años vino a la capital y se matriculó en el Colegio de Lima, que dirigía el maestro Pedro A. Labarthe y donde estudió hasta cuarto de media.

A fin de terminar su educación secundaria ingresó al colegio Guadalupe, donde se distinguió por su dedicación y aprovechamiento.

 

El sabio Julio C. Tello

3. Alumno

sobresaliente

 

Terminada su educación básica ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Allí volvió a alternar junto a sus compañeros de colegio: Hermilio Valdizán, Baltazar Caravedo, Ricardo Palma, Sebastián Lorente, y otros.

Al mismo tiempo ingresa a trabajar como auxiliar en la Biblioteca Nacional del Perú, gracias a su amistad con el tradicionalista Ricardo Palma con quien fue condiscípulo y con el cual estableció una amistad entrañable.

Su dedicación al ámbito de las culturas del Perú milenario se dio a partir de la lectura de un estudio sobre las lenguas indígenas que hiciera Sebastián Barranca. En 1908 se graduó de bachiller y a los pocos meses recibe el título le médico cirujano.

Fue un alumno tan sobresaliente que se le concedió una beca por dos años para seguir estudios en la universidad norteamericana de Harvard, donde se graduó de Maestro en Antropología.

 


Pueblo de Huarochirí, donde nació Julio C. Tello


4. Antiguos

vestigios

 

Viaja luego a Europa. Participa en el XVIII Congreso Internacional de Americanistas del año 1911, y sigue estudios de especialización en el Seminario de Antropología de la Universidad de Berlín.

E estudió en Inglaterra la forma de organizar Museos y Bibliotecas. Allí conoce a quien sería su esposa, Olive Mabel Cheesman.

Regresa a Lima y es elegido Diputado por Huarochirí, cargo que ejerció durante más de 10 años.

Un aspecto fundamental de su obra es el descubrimiento de antiguos vestigios de la cultura peruana, siendo el más importante las Necrópolis de Paracas en el departamento de Ica.

Allí encontró más de 400 fardos funerarios, cada uno de ellos conteniendo una momia con profusión de tejidos y muchas especies de cerámica.

 

Julio C. Tello descubriendo un fardo funerario


5. enviado

de los dioses

 

Julio C. Tello también fue un célebre explorador, acompañó al Dr. Alex Hrdlicka a los valles de Huaura, Chancay, Chillón, Lurín, Chilca y Mala. Estudia los cementerios de Koyungo, Kawachi y Majoro. Exploró las ruinas del valle de Huarmey y del Callejón de Huaylas.

Descubrió los templos de Sechín, Moxeke y Pallka, también el acueducto de Kumbe Mayo y el monolito del templo de Kuntur Wasi en la provincia de San Pablo de Cajamarca. Y el famoso templo Chavín de Huántar en el departamento de Ancash.

Hasta el día de su muerte ocurrida el 3 de junio de 1947, el doctor Julio Tello no desmayó en su afán de recorrer el Perú para estudiar su pasado, valorando su presente y proyectándolo al porvenir.

Fue, sin duda, para los personajes que extrajo de sus tumbas, logrando darles una vida presente como maestros de la sabiduría que encarnan, así como para las culturas que recién él desentierra bajo estratos de tierra, lodo y piedra y, sobre todo olvido, un ser providencial, un enviado de los dioses, y un tótem.

 




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