Hoy 11 de abril es Día del
Arqueólogo Peruano, desempeño que en nuestro país tiene enorme relevancia por
la extraordinaria riqueza de culturas que florecieron en nuestro suelo, y por
los aportes constantes que dichas culturas han dado y vienen dando a la
humanidad.
Los hallazgos que la
arqueología peruana viene ofreciendo son constantes e inmensos en su
significación. Así últimamente los descubrimientos de la Tumba del Señor de Sipán,
comparable al hallazgo que se hiciera de Tutankamón en Egipto.
Asimismo, los nuevos
descubrimientos en las Huacas del Sol y de la Luna en Trujillo, la ubicación de
vestigios de la Señora de Cao en el sitio arqueológico El Brujo. Y más
recientemente el hallazgo de la ciudad más antigua del mundo en Caral.
Sin embargo, la
denominación de hoy día como Día del Arqueólogo Peruano se debe al día del
natalicio del sabio Julio C. Tello. Padre de la Arqueología en el Perú, quien
tuvo el raro honor de estar enterrado, como era su deseo, en los jardines del
Museo de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, ubicado en el distrito
de Pueblo Libre, en Lima.
Tumba de Julio C. Tello
2. Dedicación
y
aprovechamiento
En la pintoresca villa de
Huarochirí, en la cabecera del río Mala, en el departamento de Lima, nació
Julio C. Tello en 1880.
De sus padres heredó las
grandes virtudes de artista y constructor, pues su madre fue una fina tejedora
y él, agricultor y constructor de obras hidráulicas.
Fueron ellos quienes desde
tierna edad lo llamaron “Sharuko”, nombre quechua que significa
"sobresaliente" y "arrollador", debido a su gran vivacidad
e inteligencia.
En la escuela de su pueblo
aprendió a leer y escribir, pero a los 12 años vino a la capital y se matriculó
en el Colegio de Lima, que dirigía el maestro Pedro A. Labarthe y donde estudió
hasta cuarto de media.
A fin de terminar su
educación secundaria ingresó al colegio Guadalupe, donde se distinguió por su
dedicación y aprovechamiento.
3. Alumno
sobresaliente
Terminada su educación
básica ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Allí volvió a
alternar junto a sus compañeros de colegio: Hermilio Valdizán, Baltazar
Caravedo, Ricardo Palma, Sebastián Lorente, y otros.
Al mismo tiempo ingresa a
trabajar como auxiliar en la Biblioteca Nacional del Perú, gracias a su amistad
con el tradicionalista Ricardo Palma con quien fue condiscípulo y con el cual
estableció una amistad entrañable.
Su dedicación al ámbito de
las culturas del Perú milenario se dio a partir de la lectura de un estudio
sobre las lenguas indígenas que hiciera Sebastián Barranca. En 1908 se graduó
de bachiller y a los pocos meses recibe el título le médico cirujano.
Fue un alumno tan
sobresaliente que se le concedió una beca por dos años para seguir estudios en
la universidad norteamericana de Harvard, donde se graduó de Maestro en
Antropología.
4. Antiguos
vestigios
Viaja luego a Europa.
Participa en el XVIII Congreso Internacional de Americanistas del año 1911, y
sigue estudios de especialización en el Seminario de Antropología de la Universidad
de Berlín.
E estudió en Inglaterra la
forma de organizar Museos y Bibliotecas. Allí conoce a quien sería su esposa,
Olive Mabel Cheesman.
Regresa a Lima y es elegido
Diputado por Huarochirí, cargo que ejerció durante más de 10 años.
Un aspecto fundamental de
su obra es el descubrimiento de antiguos vestigios
de la cultura peruana, siendo el más importante las Necrópolis de Paracas en el
departamento de Ica.
Allí encontró más de 400
fardos funerarios, cada uno de ellos conteniendo una momia con profusión de
tejidos y muchas especies de cerámica.
Julio C. Tello descubriendo un fardo funerario
5. enviado
de los dioses
Julio C. Tello también fue
un célebre explorador, acompañó al Dr. Alex Hrdlicka
a los valles de Huaura, Chancay, Chillón, Lurín, Chilca y Mala. Estudia los
cementerios de Koyungo, Kawachi y Majoro. Exploró las ruinas del valle de
Huarmey y del Callejón de Huaylas.
Descubrió los templos de
Sechín, Moxeke y Pallka, también el acueducto de Kumbe Mayo y el monolito del
templo de Kuntur Wasi en la provincia de San Pablo de Cajamarca. Y el famoso
templo Chavín de Huántar en el departamento de Ancash.
Hasta el día de su muerte
ocurrida el 3 de junio de 1947, el doctor Julio Tello no desmayó en su afán de
recorrer el Perú para estudiar su pasado, valorando su presente y proyectándolo
al porvenir.
Fue, sin duda, para los personajes que extrajo de sus tumbas, logrando
darles una vida presente como maestros de la sabiduría que encarnan, así como
para las culturas que recién él desentierra bajo estratos de tierra, lodo y piedra
y, sobre todo olvido, un ser providencial, un enviado de los dioses, y un tótem.
Los textos
anteriores pueden ser
reproducidos,
publicados y difundidos
citando autor y
fuente
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar
a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Editorial Papel de Viento: papeldevientoeditores@hotmail.com
Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe
Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
Ediciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es
*****
DIRECCIÓN EN FACEBOOK
HACER CLIC AQUÍ:
https://www.facebook.com/capulivallejo
*****
Teléfonos:
393-5196 / 99773-9575
Si no desea seguir recibiendo estos envíos
le rogamos, por favor, hacérnoslo saber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario