Es la gesta de
Luis de la Puente Uceda, de entraña campesina y profundamente vinculada al
agro, junto a la de César Vallejo, las que más han inspirado a que se escriba
poesía en mi tierra natal, Santiago de Chuco.
Poesía en todo
caso que nos coloca en la vida para morir de pie y con los ojos abiertos.
A fin de
gritar al mundo que hay batallas que, pese a que aparezcan como derrotas, son
paradigmas de lo que hay que ser y defender, combatiendo por lo que nunca debe
morir.
Poesía y vida
solidaria que ennoblece una era, un planeta, una cultura. Que vuelve a sembrar,
que salva y redime a generaciones de hombres y de pueblos.
Poesía que es volver a echar el fruto a tierra, y volver a tener fe en que las plantas crezcan echen flor y sobresalgan las espigas.
2.
Vencedor
moral
Poesía que
sirve para revelarse, para unir razones con pétalos de rosas. Para unir principios
con el florear de la primavera y el aumentar el caudal de los ríos. Que une el
argumentar con el tamborileo de la lluvia en los tejados y en los campos recién
sembrados y el titilar de los luceros.
Poesía que
canta fastos significativos, hechos heroicos y asuntos memorables, donde el
alma y el verbo se predisponen a favor de la vida. Entonando sus notas y
acordes más sentidos, para tener el alto honor de cantar. Porque no se canta a
cualquier hecho, asunto o cosa.
Porque no se
canta al vencedor porque sí. Y en todo esto no es que haya un misterio por
resolver y descifrar, sino que, más bien, hay una verdad luminosa e irrefutable
por reconocer.
Que parece
misteriosa, cuál es que se pudo perder una batalla, pero los poetas verdaderos cantan
no al vencedor sino al vencido y derrotado, pero a la postre vencedor moral cuando defiende lo noble.
3.
Se les unge
y
celebra
Y celebra,
pese a que no se hizo del triunfo y lejos estuvo cualquier victoria en la
contienda. Donde aparentemente quien venció no es el que ostenta la victoria
porque a quien se canta es a quien sucumbió en la jornada.
Pero esto no
es misterio sino más bien sencilla evidencia, cuál es que venció quien defendía
principios. Venció el que fue ético. Entonces, se puede perder aparentemente
una batalla o una guerra, pero en el fondo ganar.
Y se gana
cuando se defiende una razón sacrosanta, porque las victorias son morales, son
hechos del alma y del espíritu, no cálculos o estadísticas materiales.
Y se coge la
pluma como se pulsa la guitarra para entonar una canción muy sentida. Pero ¿qué
se canta? Siempre a una idea pura, a un axioma irrefutable. A ellos se les unge
y celebra. Porque hay vencedores aparentes que jamás tendrán un canto de
alabanza, ni siquiera de su tribu.
Calle frente a la casa de Luis de la Puente en Santiago de Chuco
4.
Todo
florece
Qué hermoso
acierto entonces el de la poesía; cuál es que cante, celebre y solo sea motivo
de inspiración lo prístino y excelso, como en este caso lo es Luis de la Puente
Uceda.
A quien exorna
una poesía combativa, de ardor y de brega, dispuesta a abrir una trinchera, y allí
izar lo más alto una bandera, igual a aquel referente que la motiva.
Poesía que en
este caso no es de cámara, ni de escritorio, ni de mundo interior, sino que es
poesía épica. Que ocurre en las calles, en las montañas, en el paisaje de
afuera y de enfrente. En el campo abierto, en la geografía telúrica y sideral,
cara a los astros en donde se plasmó aquella gesta libertaria.
Que asume
temas para creer, confiar y afirmarnos en nuestro puesto de lucha. Para sentir
que todo florece a nuestro paso y bajo nuestros pies. Poesía en donde se
acrisola la más absoluta esperanza.
Mujeres campesinas en Santiago de Chuco
5. Relámpago
que estalla
Donde los
poemas son consignas a favor de aquella utopía aún irredenta del nuevo orden
social por instaurar, como acto de conciencia y que ha de defenderse a pecho
descubierto inclusive entregando la vida, como Luis de la Puente Uceda la
entregó.
Poesía que
contiene la más cara adhesión, cuál es comulgar con la vida y el ejemplo de
aquel héroe abrazar lo mejor que él nos quiso dar, en primer lugar, sus ideas.
Donde la palabra
es yunque, es fragua y relámpago que estalla y cada verso son armas de combate.
Porque estos
son poemas hombros, brazos, músculos y pecho que cargan una esperanza por
concretar aquí y ahora, así como un conjunto de consignas y contraseñas bajo la
arenga de triunfo o de inmolación, de: ¡Patria o muerte venceremos!
Campesino con alforja
6. Anuncian
la alborada
Porque, ¿cuál
es la carga fundamental de estos poemas donde los versos alaban, exaltan,
encomian? ¿En dónde se glorifica el coraje del héroe, su valentía y su arrojo?
¿En dónde se enaltece
la tierra, el hecho de que se haya nacido andino, envuelto en costumbres y
tradiciones ancestrales? ¡Y así nos hayamos criado y así nos hayamos hecho
hombres!
¡De versos que
estallan en afectos, en fraternidad, en consagración a los ideales! ¡Plenos de
coraje, de ser consecuente con aquello que uno cree! ¡De coherencia con la vida
que nace, se expresa y se proclama!
Poemas
aurorales, de amanecida, de despertar las conciencias. De dianas que se oyen.
De gallos que anuncian la alborada. Y de inaugurar
mundos nuevos y mejores días sobre la faz de la tierra.
Luis de la Puente Uceda
7.
Hoy, mañana
y
siempre
Poesía benéfica
para la juventud y para las instituciones educativas, porque es en niños y
jóvenes en donde hay que sembrar valores, compromiso e identificación con los
ideales.
Porque la
poesía se inspira, pero también se ha hecho también para inspirar a los demás,
alentando actos heroicos en la juventud y en las personas de bien, que resalta acerca
de estos hechos, que son fastos sobresalientes y virtudes.
Que influye en
los sentimientos, en la formación cívica y en dotarnos de un manojo de ideales
y principios por los cuales luchar.
Todo ello nos
inspira a ser grandes como el referente al cual se dedican los poemas que
comento. Que nos fortalecen como seres humanos y nos imbuyen de vigorosa moral
y autoafirmación para seguir sembrando a que brote la semilla con las nuevas
flores, espigas y frutos que prevalecerán hoy, mañana y
siempre.
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