viernes, 30 de abril de 2021

30 de abril. Día del Psicólogo. / Las hermanas Sacras, una red invisible de telepatía.


30 DE ABRIL
DÍA DEL PSICÓLOGO

LAS
HERMANAS
SACRAS
UNA RED INVISIBLE
DE TELEPATÍA

Danilo Sánchez Lihón




1. Acaso,
¿son sagradas?

 

Las llamamos “Sacras” en Santiago de Chuco a tres señoras que viven de la esquina de la Plaza de Armas, por donde bajan los carros que van a Cachicadán, siguiendo luego una cuadra por ese mismo rumbo y volteando luego hacia la derecha exactamente dos cuadras y media.

Calles añejas, de aleros apolillados y torcidos, con el musgo en sus tejas polvorientas, y con esas yerbas extasiadas en lo alto de los muros sin enlucir de lo que son corrales, en donde se secan cuando es estío malvas, clavelinas y geranios.

Habitan las tres en una casa honda y de portal amarillento, bajo un techo que parece las alas plegadas de una lechuza; de paredes desportilladas y un ventanal clausurado por los comejenes y los hilos de las arañas ilusas y ensimismadas de mirar tanto el cielo azulado y sus nubes quietas.

Pero, de lo que se trata aquí es de saber por qué les dicen “Las sacras” a esas tres señoras que son hermanas.  ¿Quizás, no siendo ese su apellido, porque acaso son sagradas? ¿O, por qué?


2. ¿Cuál

es?

 

Pero vamos a empezar esta indagación desde la base, es decir desde lo popular. ¿Qué es “Sacra” en mi pueblo?

Este vocablo en verdad ya no se usa y se ha perdido. Solo permanece en ellas, pegado a sus vestidos largos, oscuros y boludos. Y siendo así ya no se sabe qué es lo que en realidad designa o significa tal etimología.

Y se esfumaría para siempre la explicación de este detalle, así como ha desaparecido el rastro que inspiró motes, apelativos y sobrenombres diversos.

Y se perdería para siempre si no lo consignáramos en cualquier documento como intenta ser este, porque hay casos en que incluso han desaparecido los objetos a que hacían alusión y que les sirvieron de sustento.

Para cumplir con el propósito expuesto empezaré diciendo que en mi pueblo, Santiago de Chuco antiguamente había una costumbre en todos los hogares. ¿Cuál?

Ella es que al personal de servicio para comer se le servía la comida no en platos de loza y ni siquiera de porcelana, ni en el material que se pareciera a la vajilla de los señores.

 


3. Una misma

cadena

 

Sino que se les echaba la sopa, el caldo o el guiso en unas calabazas que servían como platos o recipientes para guardar en ellos cereales o cualquier otra cosa. A esos utensilios se les llama mates.

Pero dentro de esa variedad hay unos que son parejos y uniformes, y hay también otros que son deformes.

A las calabazas grandotas, torcidas y chuecas, tiradas para un lado, gesticulantes y descuajeringadas en sus bordes, y que es difícil asentarlas bien en cualquier superficie plana, se le dice o se las llama “Sacras”.

Y a esas tres señoras que viven en donde he dicho que viven, les decimos “Las sacras” porque son como esos mates: chuecas, desfiguradas, con las medias calcetonas y la ropa destartalada. Y como faltas de equilibrio.

Las señoras “Sacras” viven juntas como tres eslabones inseparables de una misma cadena. Pero en ellas hay algo curioso que las hace aún más provocativas para el comentario público.


4. Junto

a su puerta

 

En ellas hay como una comunicación telepática o un entendimiento tácito, como si la cadena que las amarra fuera invisible pero que las ata incluso cuando están separadas. Así por ejemplo, cada una de las hermanas “Sacras” sabe cómo las otras sienten y piensan.

Tan es así que cuando una persona encuentra a una de ellas, pongamos por caso que en La Alameda del mercado, y se le hace un encargo, las otras lo saben inmediata y nítidamente.

Tal es el caso que si avanzamos dos cuadras más abajo, y ya estamos esta vez en la Plaza de Armas, y encontramos a otra de ellas, ésta ya sabe lo que se le ha encargado a la hermana encontraba en La Alameda, con lo cual uno queda sorprendido y maravillado.

Y si para probar este asunto vamos y pasamos disimuladamente frente a su casa y encontramos a la tercera de las hermanas, seguro que barriendo la vereda junto a su puerta, y le sonsacamos el hecho encargado, es sorprendente cómo ya está plenamente informada del  tema que se había hablado con la primera y la segunda hermana.


5. Y que

ríen

 

Y si algo hemos de agregarle al mensaje con ella esto repercute también en el registro y memoria de la segunda y no cabe ninguna duda que también está en el de la primera.

Saben pues lo que una y otra han convenido y arreglado sin que se viera que entre ellas hubieran hablado y ni siquiera que una hermana hubiera estado al alcance de la vista o mirado a la otra.

De allí que todos sabemos aquí en mi pueblo que conversar con una es hacerlo con las tres que son idénticas no solo vistiendo ropas oscuras sino hasta en los gestos que hacen.

Pero lo especial y asombroso es lo mental y la experiencia en la cual son como tres monitores de una computadora, pero con un solo disco duro y una sola memoria que comparten las tres juntas. ¿No es esto asombroso?

Sin embargo, de aspecto son casi inexpresivas, neutras y más bien adusto, aunque los niños malcriados que espían por los agujeros de las puertas dicen que dentro de sus casas son muy alegres, dicharacheras y que ríen a grandes carcajadas.


6. La red

invisible

 

Y cuentan que bailan a la ronda las tres, cogidas de la mano, quizá porque nunca se casaron con nadie y las tres han permanecido solteras y sin hijos. “Las sacras” son hermanas y muy pocos saben sus nombres que son: Rosa, Carmen y Martina.

Si me ha costado mucha indagación averiguar cómo se llaman cada una, imagínense dar con la pista de cómo se apellidan, porque todos se aferran a que se apellidan “Sacras”, que con el plural compartido para las tres hacia “Las sacras”, olvidando la relación que podía tener todo esto con los mates o calabazas.

Pero, al no hacer encontrar en ningún otro sitio dicho gentilicio, nos entró la sospecha que aquel no era un patronímico, sino un sobrenombre o apelativo.

De todos modos, apurémonos en consignar aquí lo averiguado, cual es que el verdadero apellido de estas tres personas inolvidables es Díaz. Si fuéramos honrados entonces las llamaríamos: Las hermanas “Díaz”.

Pero, ¿por qué es importante consignar todos estos hechos? Lo es en el sentido de aquellas cualidades de ser personas enlazadas como en una red invisible de telepatía.


7. vivos

o muertos

 

Tanto que ya no parece psíquica sino orgánica, la fibra de una constitución inalámbrica en nuestros nervios y tejidos, más allá de lo que hoy se consigue con los teléfonos celulares y distintos artefactos electrónicos.

Y el hecho de que la telepatía tiene que ver con lo sagrado, y que para la trasmisión inalámbrica se tiene que tener antenas en los techos que son como calabazas y platos desfigurados.

Y Díaz tiene relación con los días verdaderos en que sufrimos y gozamos con los asuntos que nos llegan por los tubos trasmisores de que está hecha ahora nuestras vidas descalabradas.

Y sobre todo de que ser hermanos o hermanas es sagrado solo que lo olvidamos. Donde “Sacras” parece entonces una consigna, una clave electrónica y una llave secreta.

Acaso, ¿no les dije que todo en ellas es misterio, como misteriosa es la red, sea que estemos vivos o muertos, en la cual estamos envueltos?

 


Fotos 1, 4 y 5
Daniel Egúsquiza Sánchez

Fotos 2, 3, 6 y 7
Jaime Sánchez Lihón

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