Hijo mío:
Leoncio Prado fue fusilado un día como hoy en
Huamachuco por un pelotón de las tropas chilenas al mando de Manuel Baquedano.
Fue después de caer herido y permanecer postrado en
una choza indígena, después de la batalla librada en las faldas del cerro Sazón
de esa ciudad andina y en la Guerra del Pacífico.
Fue arrestado y decretada su muerte escribió a su
padre y él mismo quiso dar la orden de fusilamiento al tercer golpe de la
cucharilla en la taza de café que pidió que le sirvieran.
Pero, antes de venir y defender a su patria el Perú, fue
combatiente por la independencia de Cuba y también de Filipinas, ambas naciones
dominadas por el yugo español.
Se alistó en las filas de combatientes a favor de la
libertad de la isla del Caribe junto con sus hermanos Justo y Grosio, todos
hijos de Mariano Ignacio Prado, quien era presidente de la República del Perú.
2. Tres meses
en el océano
– Lo primero que comprueba al alistarse en las filas
de los revolucionarios cubanos es que, por ser Cuba una isla, sin barcos ni
unidades de transporte naval que naveguen por el mar del Caribe, no hay nada
que se pueda hacer sin una fuerza marítima.
Y entonces concibe un operativo audaz, cual es
capturar un barco artillado de la armada española. Y lo hace junto con diez
milicianos cubanos quienes lo secundan.
Reducen a los marineros, muere el capitán del barco y
algunos otros allí presentes. Izan la bandera de Cuba independiente y se baten
durante tres meses en el océano.
Pero fueron implacablemente perseguidos por la
poderosa escuadra española para la cual en esos momentos era cuestión de honor
recuperar la nave capturada y de alguna manera resarcir su honra mancillada.
3. Flotando
en las aguas
Este barco llamado Moctezuma sus captores lo bautizan
con el nombre de “Céspedes”, evocando al héroe cubano de la libertad, iniciador
de la revolución independentista en aquel país.
En su momento los diarios de América y los de Estados
Unidos estuvieron pendientes, día a día, del destino de este barco, tal y cual
se siguiera ahora a un meteoro que sobrevolara la tierra.
¿Quién capitanea todo esto? Leoncio Prado, aquel joven
ígneo, llama votiva y relámpago vivo. Cuando fueron acorralados dio la orden de
incendiar el barco, el mismo que quedó inutilizado.
Él se arrojó al mar seguido por sus compañeros y,
permanecieron escondidos en los escombros, flotando en las aguas, entre las humaredas
de la madera y los fierros calcinados. esperando la noche para nadar a la playa
en un mar infestado de tiburones.
4. Prócer
de su independencia
– Parece fábula, papá.
– Sí, pues. Pero es fácil constatarlo que no es
ficción en cualquier libro de historia de Cuba, en donde para mayor adhesión aparece
como cubano.
E inclusive, considerándolo a Leoncio Prado como un
prócer de su independencia.
Su retrato figura en la galería de los Próceres de la
República de Cuba, pero además es considerado como el fundador de la Marina de
Guerra de ese país hermano.
Y es así, puesto que en el barco bautizado “Céspedes”,
él izó la bandera de Cuba, muchos años antes de que aquel valeroso país
adquiriese su independencia.
– Ahora voy entendiendo por qué es el personaje heroico
que yo te pedí que me refieras como un reto de máxima bizarría, y tú elegiste a
Leoncio Prado.
5. Tarea
ardua
– Pero, espera que te siga contando: después de
considerarlos muertos en la explosión del barco, pudieron llegar, y lo hicieron
nadando hasta la costa en la selva de Nicaragua, con sus demás compañeros.
No tenían ningún recurso, ni dinero, ni armas ni
herramientas con las cuales abrirse paso. La selva era intrincada y temible por
las enfermedades como el paludismo, la fiebre amarilla, el dengue.
Sobrevivir en la selva de Nicaragua fue tarea ardua y
de colosos. De otro lado, su vida tenía precio y por si acaso se habían pegado
carteles incitando a la gente a denunciarlos.
Así, seguían caminos inhóspitos, sus heridas se
infectaron y el paludismo los atacó, a tal punto que los que no podían seguir
el camino fueron quedándose uno a uno en las chozas de los nativos.
6. Ser
de fábula
– Pero, padre, ¿los hijos de los presidentes no son
más bien señoritos consentidos, mimados y de vida fácil? ¿No son, engreídos y
hasta petulantes?
– Este era diferente. Era hijo del presidente sí, y de
la República que, en ese momento, y aparentemente, era la nación más poderosa
de América del Sur, de un país líder que nuevamente y después de Ayacucho acababa
de vencer otra vez a España en el combate del 2 de mayo que se libró frente al
puerto del Callao.
Pero mira, cómo es su vida: seis días no comió sino
plátanos, su ropa estaba hecha jirones y era andrajosa, pero sus ideales eran
los más altos y luminosos.
Por eso es el ser de fábula que tú me has pedido que
te cuente. ¿Cuántos años tenía en esa oportunidad? A ver, ¿cuántos crees? Tenía
apenas 21 años.
7. Digna
de un héroe
España lo tenía en ese momento como su principal
enemigo por haberle capturado su mejor barco. Sus rasgos y su nombre figuraban
en edictos pegados en las paredes y en los postes de los pueblos, como el de
perseguido por la ley. Su cabeza tenía precio de miles de pesos de oro a fin de
capturarlo.
Sin embargo, en su proeza por la selva de
Centroamérica, al pasar al territorio de Honduras su situación fue distinta.
Hizo pública su presencia y el 20 de marzo el Presidente de Honduras, el Dr.
Marco Aurelio Soto y su Ministro de Relaciones Exteriores, viajaron a recibirlo
con todos los honores en Comayagua, ofreciéndole una recepción digna de un
héroe.
Solo tres de los once compañeros que fueron al
principio de la aventura en la captura del barco Moctezuma estaban presentes:
eran Leoncio Prado, quien comandaba la expedición, y los patriotas cubanos apellidaban
Morey y Deetjem. Tres meses habían per permanecido en la jungla luchando contra
todas las adversidades.
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