jueves, 15 de julio de 2021

15 de julio 1883. Leoncio Prado es fusilado en Huamachuco.


15 DE JULIO, 1883

LEONCIO PRADO
ES FUSILADO
EN HUAMACHUCO

Danilo Sánchez Lihón



Leoncio Prado


1. Todos
hermanos

Hijo mío:

Leoncio Prado fue fusilado un día como hoy en Huamachuco por un pelotón de las tropas chilenas al mando de Manuel Baquedano.

Fue después de caer herido y permanecer postrado en una choza indígena, después de la batalla librada en las faldas del cerro Sazón de esa ciudad andina y en la Guerra del Pacífico.

Fue arrestado y decretada su muerte escribió a su padre y él mismo quiso dar la orden de fusilamiento al tercer golpe de la cucharilla en la taza de café que pidió que le sirvieran.

Pero, antes de venir y defender a su patria el Perú, fue combatiente por la independencia de Cuba y también de Filipinas, ambas naciones dominadas por el yugo español.

Se alistó en las filas de combatientes a favor de la libertad de la isla del Caribe junto con sus hermanos Justo y Grosio, todos hijos de Mariano Ignacio Prado, quien era presidente de la República del Perú.

 


Mariano Ignacio Prado


2. Tres meses

en el océano

 

– Lo primero que comprueba al alistarse en las filas de los revolucionarios cubanos es que, por ser Cuba una isla, sin barcos ni unidades de transporte naval que naveguen por el mar del Caribe, no hay nada que se pueda hacer sin una fuerza marítima.

Y entonces concibe un operativo audaz, cual es capturar un barco artillado de la armada española. Y lo hace junto con diez milicianos cubanos quienes lo secundan.

Reducen a los marineros, muere el capitán del barco y algunos otros allí presentes. Izan la bandera de Cuba independiente y se baten durante tres meses en el océano.

Pero fueron implacablemente perseguidos por la poderosa escuadra española para la cual en esos momentos era cuestión de honor recuperar la nave capturada y de alguna manera resarcir su honra mancillada.

 


La Habana, Cuba


3. Flotando

en las aguas

 

Este barco llamado Moctezuma sus captores lo bautizan con el nombre de “Céspedes”, evocando al héroe cubano de la libertad, iniciador de la revolución independentista en aquel país.

En su momento los diarios de América y los de Estados Unidos estuvieron pendientes, día a día, del destino de este barco, tal y cual se siguiera ahora a un meteoro que sobrevolara la tierra.

¿Quién capitanea todo esto? Leoncio Prado, aquel joven ígneo, llama votiva y relámpago vivo. Cuando fueron acorralados dio la orden de incendiar el barco, el mismo que quedó inutilizado.

Él se arrojó al mar seguido por sus compañeros y, permanecieron escondidos en los escombros, flotando en las aguas, entre las humaredas de la madera y los fierros calcinados. esperando la noche para nadar a la playa en un mar infestado de tiburones.

 


La batalla en el cerro Sazón en Huamachuco


4. Prócer

de su independencia

 

– Parece fábula, papá.

– Sí, pues. Pero es fácil constatarlo que no es ficción en cualquier libro de historia de Cuba, en donde para mayor adhesión aparece como cubano.

E inclusive, considerándolo a Leoncio Prado como un prócer de su independencia.

Su retrato figura en la galería de los Próceres de la República de Cuba, pero además es considerado como el fundador de la Marina de Guerra de ese país hermano.

Y es así, puesto que en el barco bautizado “Céspedes”, él izó la bandera de Cuba, muchos años antes de que aquel valeroso país adquiriese su independencia.

– Ahora voy entendiendo por qué es el personaje heroico que yo te pedí que me refieras como un reto de máxima bizarría, y tú elegiste a Leoncio Prado.

 


Plaza de Huamachuco


5. Tarea

ardua

 

– Pero, espera que te siga contando: después de considerarlos muertos en la explosión del barco, pudieron llegar, y lo hicieron nadando hasta la costa en la selva de Nicaragua, con sus demás compañeros.

No tenían ningún recurso, ni dinero, ni armas ni herramientas con las cuales abrirse paso. La selva era intrincada y temible por las enfermedades como el paludismo, la fiebre amarilla, el dengue.

Sobrevivir en la selva de Nicaragua fue tarea ardua y de colosos. De otro lado, su vida tenía precio y por si acaso se habían pegado carteles incitando a la gente a denunciarlos.

Así, seguían caminos inhóspitos, sus heridas se infectaron y el paludismo los atacó, a tal punto que los que no podían seguir el camino fueron quedándose uno a uno en las chozas de los nativos.

 


Leoncio Prado en el fragor de la batalla


6. Ser

de fábula

 

– Pero, padre, ¿los hijos de los presidentes no son más bien señoritos consentidos, mimados y de vida fácil? ¿No son, engreídos y hasta petulantes?

– Este era diferente. Era hijo del presidente sí, y de la República que, en ese momento, y aparentemente, era la nación más poderosa de América del Sur, de un país líder que nuevamente y después de Ayacucho acababa de vencer otra vez a España en el combate del 2 de mayo que se libró frente al puerto del Callao.

Pero mira, cómo es su vida: seis días no comió sino plátanos, su ropa estaba hecha jirones y era andrajosa, pero sus ideales eran los más altos y luminosos.

Por eso es el ser de fábula que tú me has pedido que te cuente. ¿Cuántos años tenía en esa oportunidad? A ver, ¿cuántos crees? Tenía apenas 21 años.

 


Honor al héroe


7. Digna

de un héroe

 

España lo tenía en ese momento como su principal enemigo por haberle capturado su mejor barco. Sus rasgos y su nombre figuraban en edictos pegados en las paredes y en los postes de los pueblos, como el de perseguido por la ley. Su cabeza tenía precio de miles de pesos de oro a fin de capturarlo.

Sin embargo, en su proeza por la selva de Centroamérica, al pasar al territorio de Honduras su situación fue distinta. Hizo pública su presencia y el 20 de marzo el Presidente de Honduras, el Dr. Marco Aurelio Soto y su Ministro de Relaciones Exteriores, viajaron a recibirlo con todos los honores en Comayagua, ofreciéndole una recepción digna de un héroe.

Solo tres de los once compañeros que fueron al principio de la aventura en la captura del barco Moctezuma estaban presentes: eran Leoncio Prado, quien comandaba la expedición, y los patriotas cubanos apellidaban Morey y Deetjem. Tres meses habían per permanecido en la jungla luchando contra todas las adversidades.

 

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