sábado, 3 de julio de 2021

3 de julio. Nace Rosa Andrea Sánchez Lihón. / Mi hermana Rosita.


3 DE JULIO
NACE ROSA ANDREA SÁNCHEZ LIHÓN

MI
HERMANA
ROSITA



Rosa Andrea Sánchez Lihón


Danilo Sánchez Lihón



Amadas sean
las orejas Sánchez
César Vallejo

1. Sucedió
así

 

El recuerdo más sentido que yo tengo de mi hermana Rosita cuando era niña es su abriguito verde ya raído y su canastita con la cual caminaba haciéndole mandados a mamá con quien eran como comadres, amigas secretas y confidentes.

Con esa canastita mi mamá le enviaba a fiar algo en una tienda, ir a conseguir tal o cual cosa de algún sitio, sea un pocillo de chungares, alguna cebollita, o un limón dulce o algún ingrediente. Y es que desde que tuvo entendimiento ha sido el paño de lágrimas de mi madre, en todo.

Con ella se confesaban secretos. Y es que, pese a ser delgada y menuda es fuerte, de una capacidad de sufrimiento muy grande. Es quien ahora me ampara y viaja desde Estados Unidos donde reside, para el Capulí y está a mi lado cuidando que nada malo me suceda.

Hoy día 3 de julio es su cumpleaños. En otra parte he contado cómo nació, y hoy cuento cómo ella fue decisiva para que nos viniéramos toda la familia de Santiago de Chuco a Trujillo y después a Lima. Y luego algunos viajaron a los Estados Unidos de Norteamérica donde residen. Pero, ¿cómo fue que salimos de nuestro pueblo? Sucedió así:

 

Luis, Rosa Andrea, Jaime con Rondín, Mirta y Juvenal


2. O no sé

por qué

 

– ¡Qué! -Le dijo mi madre a Rosita–. ¿Estas son las papas que mi mamá te ha dado? ¡Pero si están podridas! ¿De dónde las has cogido? ¿Del terrado?

– De donde ella me ha señalado. De una caja que allí tenía, en el corredor.

– ¿No te dijo que subieras al terrado? ¿No te ha dicho que escogieras de los montones de papas que ella allí tiene? ¡Haber, cuéntame cómo ha sido!

– Entré, saludé, y le dije: Abuelita, no tenemos qué comer y mi mamá me ha mandado para ver si le das un poco de papas. Y me dijo: ¡Ve, coge de esa caja! Y de allí cogí las que había.

– ¿Así? Entonces vas a ir y le vas a devolver, diciéndole que están agusanadas. Que las papas que te ha dado están podridas. Dile que mi padre le dejó muchas haciendas y propiedades. Y que yo fui su hija más querida. Que nunca ella me ha dado nada de su propia voluntad, pese a que es mi madre y tengo tantos niños pequeños. Que sin embargo sus terrados están llenos de papas, de maíz, de trigo. Costales y costales de lentejas, de arvejas, de ocas y ollucos. Latas y latas de manteca, de jamones y de pellejos de chancho. Y que ella gasta en las fiestas que hace para sus invitados.

 


La primera de la izquierda, desfilando como escolta


3. Su

sangre

 

Dile que nunca le he pedido nada salvo ahora que no tenemos qué comer. ¿Por qué entonces te va a dar a ti esas papas y ese maíz podrido?

Dile que siquiera una pizca de lo que gasta en los carnavales, en los bailes que hace para tantos vagos y en sus fiestas sociales.  Que algo te dé a ti, no a mí que soy su hija, sino a ti que eres su nieta y que eres tierna y pequeña. Y que llevas su sangre y hasta su nombre

(Y mi madre ahí llora desesperada, con una honda y desgarradora amargura. Y cuando deja de llorar se enoja peor. Y tiembla de indignación).

– O, acaso, ¿no se conmueve de unos niños tan indefensos? ¿Acaso, no llevan todos, su sangre? Pero estas papas vas y lo dejas ahí. Si no te recibe lo dejas de todos modos, ahí en las gradas o en el suelo, con canasta y todo. A ver, ¡que ella las coma! ¡Qué hora te mandé a pedirle nada! ¡Para recibir esta ofensa! ¡Y como si no fuéramos gente!

Y por el llanto desgarrado de mi madre, o quizá porque a su pequeña edad también estaba harta de tanta pobreza por un lado y de tanto dispendio de mi abuela por otro, que Rosita mi hermana fue e hizo tal y como mi madre lo indicó, quizá también cansada de tanta escasez, pobreza e indiferencia.

 

Rosa Andrea Sánchez Lihón

4. No tocó

la puerta

 

Fue, y expresó todo lo que mi madre se había desahogado diciéndole en ese momento de dolor.

– ¿Eso ha dicho que me digas tu mamá?

– Sí.

– ¿Y tú vas a dejar ahí esa canasta para que yo coma esas papas?

– Sí, abuela.

– ¡Cógelo y llévalo!

– Mi mamá me ha mandado devolverlas.

– ¡Ahora vas a ver tú también! ¿Tu madre va a venir a mí a decirme esto que me has dicho?

Y mi abuela ha tomado la calle, así como está vestida, con el moño enmarañado. Ni siquiera ha cogido su pañolón, sino que ha salido tal como estaba, con su ropa de entrecasa.

Y camina con pasos enérgicos y duros, peor que las piedras que pisa. Hace en un santiamén las cinco cuadras y media de distancia que hay hasta nuestra casa; cegada por la ira, la ofuscación y la cólera.

 

Rosa Andrea Sánchez Lihón

5. Así son

las costumbres

 

No ha tocado la puerta de nuestra casa, sino que la ha empujado ingresando por el callejón y no por la tienda.

Entra como una tromba encontrando a su hija, motivo de su ira, aun llorando en el corredor a un costado del patio.

Mi madre está en cinta, con su barriga abultada de mi hermana Luz Elvira aún por nacer, pero ya faltando solo unos cuantos días para el parto.

Pero aun así la coge por los cabellos y la arrastra por el suelo. Y le da duro con una raja de leña que por allí había cogido, diciéndole.

– Ninguna hija va a atreverse a decir eso que tú has dicho a su madre, a mí que te ha concebido y te ha traído a este mundo.

Y mi madre se deja pegar sin nadie que lo defienda, más poniendo sus manos y brazos encima de su vientre, para proteger a la criatura que lleva adentro.

Y la pega de alma, porque así son las costumbres. Y ese es el derecho que tiene una madre para con sus hijos, así sean adultos, y hasta viejos.

 

Rosa Andrea Sánchez Lihón

6. Paño

de lágrimas

 

Pero ese fue también el motivo para que a la siguiente semana todos nosotros dejáramos nuestro pueblo y nos viniéramos a Trujillo, subidos en un camión llamado Río Pallanga, donde hicimos un toldo porque llovía torrencialmente. Era un día sábado del mes de marzo que es de crudo invierno.

Trajimos petates y colchones. Y no dejamos nada, ni siquiera el batán. Y hasta Argos, el perro, vino con nosotros. Cargamos carrizos y magueyes para alzar cualquier cabaña rústica en cualquier arenal.

La casa quedó vacía, destartalada y en ruinas, sin las voces de niños que tanto la alegraron. Así nos despedimos de un pueblo legendario donde nacieron nuestros padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, hasta perderse los eslabones de nuestros ancestros en una cadena interminable.

Llegamos a un arenal en el balneario de Buenos Aires, cercano a la ciudad de Trujillo donde vendían a plazos lotes vacíos; y allí levantamos una cabaña. Allí mamá enfermó de tristeza por todo lo vivido.

Era a los finales del primer trimestre del año 1966 en que toda mi familia, como si se arrancase de cuajo y de la tierra un árbol grande y coposo desde la raíz, desarraigándonos para siempre del pueblo donde nacimos.

 

Rosa Andrea Sánchez Lihón en el Capulí

7. Y

lucho

 

El 6 de abril de ese año, a los pocos días de nuestro éxodo, nació mi hermana Luz Elvira, ya en Trujillo; siendo la única que no nació en Santiago de Chuco, y la última de los once hermanos que somos de padre y madre.

Una semana después, el 14 de abril, murió mi abuela Rosa, madre de mi mamá, y quien fuera la que la castigara tan rudamente siendo ya mayor y estando en cinta.

Ella murió en un accidente de tránsito en la carretera viniendo de las aguas termales de Cachicadán al desbarrancarse el auto en que venía. Está enterrada en la entrada del panteón de Santiago de Chuco, a cuyo nicho cada vez que voy me acerco y le hablo con mi corazón sollozante.

Por eso, cuando alaban las virtudes de mi hermana Rosita, quien es sacrificada, hacendosa y comprensiva, yo solo asiento y a lo más cuento que desde que nació se convirtió en el paño de lágrimas de mi madre. Todo lo demás lo callo. Y nunca cuento lo que hoy he contado, con tanto dolor en el alma.

Recuerdo más bien las alegrías en nuestra casa de infancia, que fueron muchas, salvo la pobreza. Por eso digo que la pobreza no es buena y lucho porque no la haya. Porque fue el motivo para que dejáramos nuestra tierra tan querida.

 

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1 comentario:

  1. FELICITACIONES PAISA VALLEJIANO POR EL TESTIMONIO DE VIDA HECHA LITERATURA O NOVELA SOBRE TU FAMILIA. QUE SIGAS CON TU BELLA PRODUCCION INTELECTUAL ANDINA Y EL AMOR A TU HERMANA EN LAS CIUDADES DE LIMA Y DE ESTADOS UNIDOS. GRACIAS POR COMPARTIR TUS OBRAS. FELIX GUTIERREZ QUEZADA. LAREDO. TRUJILLO.

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