1.
No hace mucho visité y vi el trabajo en
su propio escenario de Luis Gutiérrez Morales, bibliotecólogo y especialista en
ciencias de la información y director Investigador en el Centro de
Documentación y Comunicación del Instituto de Investigaciones de la Amazonía
Peruana, IIAP, en Iquitos.
Es desde allí de donde proyecta un
conjunto de actividades en diversos proyectos de difusión y promoción cultural,
organizando el Festival del Libro y la Lectura Verde, las bibliomalocas
itinerantes, el Tetablas Ecoteatro Con-ciencia para el Desarrollo Sostenible, como
los Círculos de Estudio e Investigación Universitarios.
Me llenó de entusiasmo la dinámica que
viene sosteniendo y comprometí entonces interiormente toda mi adhesión y apoyo incondicional
a su labor. Precisamente, por eso estoy ratificando dicha adhesión presentando ahora
su poemario “Utopía y otros poemas para no perder el paso”.
Al respecto
quisiera sostener en primer lugar que hay una relación de amor entre la
bibliotecología y la literatura, que en
el caso de Luis Gutiérrez esta fusión se da en el centro del alma dotándole de
mayor cabalidad, fuerza y sabiduría.
En el caso suyo junta en su desempeño,
quehacer y destino, junta los sueños y las manos, junta la idea y el acto.
Junta la ciencia de la información, el trabajo técnico de organización de redes
y sistemas de bibliotecas, como también el procesamiento técnico de la
clasificación y la catalogación, y ver el mundo de manera encantada.
2.
Pero además su dedicación a la
literatura no solo es escribiendo de manera constante poesía, puesto que cuenta
con tres libros de poemas editados, sino también siendo un creador de obras de narrativa
y teatro, contexto respecto al cual sostiene que:
“Conocer y comprender la literatura como
fuente de humanización y emancipación del hombre postmoderno, es ineludible, en
la actual sociedad de la especulación”.
Luis escribe poesía sobre aquellos
aspectos que son ejes de la sensibilidad de todos los tiempos. De allí que ejes
sustentadores, aquellos que estructuran las páginas de su libro: “Utopía y
otros poemas para no perder el paso”, son los siguientes:
Por un lado, un eje es el sentimiento de
amor a la mujer amada ausente, que representamos aquí con el poema “Adoro”.
Otro es el anhelo de una condición humana más justa, auténtica y coherente con
el sentido trascendental de por qué hemos venido y por qué estamos aquí en el
universo.
Otra clave es su sensibilidad y
conciencia respecto al quehacer al cual cada hombre dedica su inquietud, su
inteligencia y su desvelo, cuál es su oficio, profesión o quehacer en el mundo,
que en el caso de Luis es la bibliotecología que en nuestro país es revivir
desde las cenizas y siempre orientándose en el sentido de la luz del sol, como
él lo grafica en su poema dedicado al ave Fénix; anhelos que, en conjunto, y en
la conclusión que hace Luis Gutiérrez, conforman la utopía.
3.
Para el primer caso, del sentimiento de
amor a la mujer amada, incluyo como muestra un fragmento del poema Adoro, que
dice así:
ADORO.Adoro las noches fríasEn las que diligente, me procuraTú cálido aliento y me desnudasSumergiéndome en las dulcesY vastas aguas que devoran mis sentidosEntre tus trémulos labios mansos.Adoro las noches sin lunaCuando silenciosa te refugiasSobre mi pecho y te aferrasAbrazándome con tus pies y tus adorables manosBesándome enardecida y arrullándomeLa cabeza entre tus irresistibles senos.Adoro los días lluviosos en los que regresasAl lecho presta y me cobijas con tu cuerpo tibioEntre pecho y espalda arrobadoRedibujo tus formas y contengo tus nalgasBojeando con mis dedosPalmo a palmo el calor de tu vientre.Adoro la llama de tu suficiente amorY no hay ya cobertor que sea necesarioMientras tú muerdes mis murallasYo adoro tus formas y tus horquetasCabalgando sin la menor compasiónTus dulces y tórridas llanuras.Adoro tus noches de insomnioEn las que ensillas tu corcelY te adentras en el mar, jadeando las olasPanal de miel que manaInundando tu cabellera purpuraDespertando al resplandor del nuevo día.Adoro las noches transidas de amorTu dulce gemido que como una saetaRompe el silencio y desencadenaTu grito arrancándome el vientre.Y te quedas quieta, temblando y mascullandoDe placer, hasta quedarte vaída.Adoro la frialdad, la oscuridad y la lluviaPorque no necesito a nadie más que túPara seguir viviendo.
4.
Para el caso de ejemplificar con un
poema el sentimiento de compromiso, solidaridad y justicia social, pongo como
muestra un fragmento del poema que da título al libro: Utopía donde dice precisamente
lo siguiente:
Ahora que se han degenerado las esenciasY se han acabado las metáforasEn megamixturas y fusiones nauseabundasQue adoran repiten y reclaman las masasEn simulacros virtualidades y clonesSin fondo finalidad ni contenidos.Ahora que la realidad ha sido apuñaladaPor la ilusión, y la imagen espectacularNos deja sin poder ejercer la palabra,Babel monstruoso de signos y significadosQue la orgiástica liberación reproducePublicita e intercambia su engendroCondenado a nuestras indiferencias todas.Cuando todo ya está consumadoIntegrado en tejos la humanidad y el objeto.Cuando ya no tiemblo ni necesito nada.En florilegios templando mi terca vidaentre uno y otro hito.Tú te vuelves y me miras en lontananzaMe abres los brazos sonriéndome bondadosaY me dices que no me conforme, que infrinjaQue salte la brecha y sea un absoluto nómadaTú me animas en mi indignación y me pidesDiscernir en silencio mi sagrado deberSin miedos ni crueldades caprichosasSin violencias pancartas ni transpolíticas.Tu mi última esperanza y fuerzaExorcizando mi encarnecida ontologíaExigiéndome seguir tus huellas sin perderme.Tú eres aquella Baucis la que siempre me esperaSacudir mi cansancio y mi destino finalHasta envolverme en tu gloria, aunque solo seaPor un solo momento por un solo instante¡Mi utopía!
5.
Y he aquí un fragmento del poema Fénix,
revelador de esa tercera dimensión que anotábamos, y respecto al quehacer al
cual se dedica:
Te quedaste para siempre arriba siempre arribaDe hinojos ante los apus acariciando el cieloCapitán y timonel: ¿A dónde te has llevadoTus más caros ensueños? ¿Con quién has encargadoTus almácigos entre ranúnculos profanos?Ya los puquios se han secado de tanto llorarLa brutal voluntad que desmanteló tus alasMuerte temeraria delectación inhumanaReiterado dolor sobre la roca quebradaSanguinaria ausencia que nunca se olvidaSin saber por dónde voy sigo las pisadas de tu heridaAnhelando vengarte procuro a tan indolente fieraQue demolió tu ilusión restándole a nuestras vidas
Ahora bien, el poemario de Luis
Gutiérrez lleva el título egregio de Utopía, y que nos da la clave del cuarto
eje y definitivo que se complementa a los tres ya señalados. Y utopía es anhelo
de un mundo ideal y posible, de lo contrario no podríamos ni soñarlo.
Y las utopías en esta época y en estas
circunstancias que nos rodean se vuelven necesarias, pero a la vez subversivas,
haciendo del poeta un ser siempre en riesgo, quien vive en el filo de un
cuchillo. Porque existe una estrecha relación entre mundo de justicia y
solidaridad y utopía.
6.
Recordemos que el término y el concepto
de utopía como mundo ideal fueron acuñados por Tomás Moro y de alguna manera se
refería, se aplica y señala para el mundo y el orden social, es decir lo que
debe ser un buen gobierno.
Reflexión ante la cual surge entonces la
pregunta: ¿Por qué se hace poesía? Precisamente para hacer posibles las
utopías. Urgidos e impelidos por el anhelo de que esos mundos se acerquen, se
junten y se hagan realidad.
Entonces es allí que surge y está la
poesía, capaz de sustituir las condiciones adversas de la realidad. Y ser más
que aquel referente. Tener más fuerza que el ser que la propicia, porque la
poesía es más fiel, es más confidente, es más compañera y amante definitiva.
Y entonces conmueve verla, saber que
existe, que está allí en nuestras vidas, vibrante, indispensable y a veces
urgente. Está allí para llenar vacíos del alma, para reemplazar si es posible a
la amada ausente y al mundo defectuoso y deforme, que no se avienen a nuestros
reclamos, ruegos y requerimientos.
Es hermosa, digo, la poesía confrontada
a la vida, como ocurre con el poemario Utopía y otros poemas para no perder el
paso, de Luis Gutiérrez porque es la poesía en su estado puro, inocente, sin
afeites ni ambages ni cortapisas, como cuando dice:
Quisiera haberte amado sin escamasFondeado en las cenizas de tu avernoDescostrando la oscuridad de tus espantos
7.
Quisiera haberte redimido con mis doloresSurcando tu sangrante y virulenta heridaPor ensoberbecidos mares y fecundas tierrasQuisiera haber sido yo el que en vez de callarRescate el principio de tu presagiada locuraPagando con mi muerte tu contumaz destierroMás nuestra insondable fatalidad estaba echadaLeyenda negra mala sangre disparate arbitristaRancia y cerrada ignorancia que nos negó la vida
Debo confesar que como nunca, al leer el
poemario de Luis Gutiérrez Morales se me ha hecho evidente que la poesía es la
capacidad de sentir, de emocionarse, y de conmoverse, de dejar abierto el
corazón, con el riesgo de deshacernos en lágrimas y hasta sangrar:
“Más ahora he llorado en mi soledad el haberte amado,he llorado como se llora una vez en la vida”.
Y eso es ser poeta. Poeta es quien se
confiesa, quien tiembla, quien se conmueve, quien se conduele. Poeta es quien
vibra, se tiempla, se estremece.
Quien se expone indefenso, inerme,
confiado. Quien sale al frente para que le disparen todas las balas o las
flechas. Es el ser íntimo y juvenil, a quien le arrojan todos los dardos y
hacen blanco en él todas las armas de fuego.
Pero, ¿qué fuego es ese? Donde es
hermoso verlo nuevo, denudo, desasido. Como ocurre al leer su poesía, donde se
tiene la sensación de mirar por primera vez a la poesía, simple, natural y
sincera.