23 DE
SEPTIEMBRE
DÍA DE LA JUVENTUD
JOVEN
ES
QUIEN AMA
Danilo Sánchez Lihón
Alumnos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos participando en Capulí,
Vallejo y su Tierra. Foto: Jaime Sánchez Lihón
1. ¡Buenos
siempre!
Me dicen que ahora los jóvenes ya no aman
sino que se vacilan. Que no son ya quienes traban quereres hondos, totales y
consumados sino que practican amor al paso, cual es: usar y desechar.
¡Y yo digo que no! ¡Que eso no es cierto!
Que eso quizá acontezca en jóvenes que no
pertenecen a una realidad como la nuestra, o están contaminados con una manera
de ser que no es de aquí y no nos concierne.
Porque nuestra cultura tiene fondo, ancestro
y raigambre; es mítica, gloriosa y acrisolada; con rumor, ritmo y sonido
profundos; como un volcán, una tempestad, un vendaval.
Que hay jóvenes así y que viven entre
nosotros, puede que sea cierto lo que dicen, pero en verdad serán bien pocos.
Porque los jóvenes auténticos de mi
comunidad yo los veo henchidos, ecuánimes y briosos. Firmes, tajantes y
dispuestos a asumir grandes retos y compromisos.
2. Afrontar
los hechos
Me dicen que los jóvenes de ahora eligen
todo lo que es frívolo y superfluo. Y que viven en el frenesí inconsciente de
todo lo que es diversión y desparpajo.
¡Y yo digo que no! ¡Que eso es falso!
Que esos serán los jóvenes de los países
opulentos, que viven de la usura de una deuda que pagan nuestros pueblos a
costa del sacrificio de hombres y mujeres, y que en los países ricos crea
soberbia, relajo y desorden. Por eso, los jóvenes de aquellos países no tienen
limpidez para afrontar los hechos de la realidad con honestidad y
transparencia; porque no sufren ni le toman peso a toda situación. Por eso son
débiles, ligeros y en el fondo desamparados, a quienes bate cualquier soplo de
viento que los derrumba y hace sucumbir.
Porque a los jóvenes de mi vecindario yo
los veo poner el hombro en todo lo que vale la pena, y trabajan ayudando en
algo. Apoyan a sus padres y se trasladan de un lugar a otro buscando
oportunidades y recursos. Aquí se labora, aunque sea en forma rústica. Yo los
veo esforzados estudiando una profesión, o esbozando ya un desempeño en la
vida.
3. Belleza
e identidad
Me advierten que a los jóvenes de hoy ya no
les interesa la cultura, ni el arte, ni nada que sea espíritu, siendo que para
ellos todo es diversión, sensorialidad y huyen de algo que les parezca serio,
que huela a conocimiento o sabiduría.
¡Y yo digo que no! Que están equivocados.
Que esos serán los jóvenes de los sectores
adinerados, que miran el país como botín. Aquellos de las prebendas y
canonjías, los hijos de quienes han lucrado acumulando fondos mal habidos.
Que si hay alguien así lo copia del modelo
que se difunde a través de los medios a cargo de empresas enquistadas de otros
países, porque les resulta conveniente que nosotros sigamos sojuzgados. Y
entonces emiten patrones de comportamiento que nos mantengan siempre sumisos,
aletargados y como mera sociedad de consumo.
Pero los jóvenes que conozco en mi
comunidad son serios, enterizos e íntegros. Vibran ante cualquier manifestación
de belleza, altruismo e identidad. Se inquietan por la construcción de mejores
condiciones de vida para su familia y para toda la comunidad.
4. Puños
en alto
Empero, me recalcan que a los jóvenes de
este tiempo solo les interesa lo fácil, lo cómodo, lo que está al alcance de la
mano y aquello que es inmediato y rentable.
¡Y yo digo que no! Que mi constatación es
otra, y distinta.
Que esos jóvenes no sé quiénes son. Serán a
quienes no los han criado sus madres sino las madrastras sustitutas que son los
televisores.
Que han sido amamantados por las pantallas
de las máquinas y después por el chateo indiscriminado. Que son hechura de los
videos-juegos, o de las mangas japonesas.
O quizás por sus institutrices insulsas e
indolentes, porque sus padres sanguíneos prefirieron las fiestas, los viajes de
placer o las frivolidades, que todo lo es cuanto por ello abandonamos el
cuidado de nuestros hijos.
Pero los jóvenes de los pueblos entrañables
que yo conozco son gente esforzada y cabal, de puños en alto, que saben lo que
es virtud, bondad y lo que es coraje.
Capulí, Vallejo y su Tierra recibido por la juventud en Corongo. Foto: Ruben Lettieri
5. Muy
pronto
Sin embargo, me advierten que ahora a los
jóvenes les interesa sólo la risotada, la chacota y el palmoteo pueril ante
cualquier sorna o chiste barato; y hasta sórdido.
Y yo digo que no. Que no concilio con esa
imagen.
Lo sé porque soy profesor y voy con ellos a
las excursiones. Y sé cómo piensan y sienten. Y, al contrario, digo que son
sacrificados y austeros, un poco tímidos, es cierto. ¿Quién no? Pero, nada
complacientes con la chabacanería. ¡Qué va!
A los jóvenes de mi comunidad les interesan
las grandes preguntas y las respuestas inacabables. Están obsesionados por
indagar en los temas raigales y en los misterios del alma, de la naturaleza y
del cosmos.
Son jóvenes que tienen interesantes
propuestas. Que están inquietos por corregir los males que se han enseñoreado
de este mundo. Que espero de ellos muy pronto definiciones contundentes para el
bien de nuestras sociedades.
6. Fulgor
en los ojos
Y eso es natural, comprensible y lo que se
espera, porque ser joven:
Es tener los horizontes abiertos para hacer
los caminos que se deben hacer; es tender los puentes que se deben tender; y es
dar los pasos que se deben dar. Es sentirse fuertes, animosos y confiados.
Es adorar y celebrar la vida, porque ella
es sencillamente hermosa. Es recoger, exprimir y probar el zumo de las fresas y
moras silvestres y el dulzor de las mieles repentinas.
Pero igual, antiguamente untarse el cuerpo
con la sangre y la grasa de un animal salvaje y entrar a sostener las batallas
más decisivas.
Es tatuarse insignias en el pecho con el
tizne de las más riesgosas victorias.
Es llenarse de futuro; habitar esa
vastísima pradera alborotada de espigas vehementes y de flores por nacer.
Es quien todo lo abarca, asimila e incluye.
Quien tiene perenne el brillo y el fulgor de la animosidad y el entusiasmo en
los ojos.
7. Hálito
que irradia
Porque ser joven:
Es quien ve que todo comienza a cada
instante y cada día. Que todo es hora de inicio. Y ¡eso le colma de alegría!
Es quien se siente confiado en que ganará
ésta y la otra contienda. Y prorrumpe en gritos de júbilo y arrebato que le
nacen desde el fondo del alma.
Es ser generoso, comprometido y utópico.
Es tener flama amorosa y vivificante en el
alma. Es tener luz en la frente, y nutrirse del mismo fulgor con que arden las
estrellas.
Es descubrirse creados con la misma llaneza
que tienen los caminos.
Es solidarizarse con los hombres humildes
de la tierra. Es abrazar las causas magnánimas.
Es ser honestos, honrados y anhelar un
mundo nuevo y mejor.
Es encontrar la voz de nuestra identidad y
el hálito que irradia la obra de nuestros antepasados.
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Va para LA ESQUINA DE PERCY ANTONIO, igualito así como está con tu permiso Luis.
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