25 DE SEPTIEMBRE
PARLA
EL FOGÓN
SANTIAGO
DE CHUCO, TIERRA
DE POETAS
Danilo
Sánchez Lihón
Panorámica de Santiago de Chuco. Foto: Jaime Sánchez Lihón
1. En los cuartos
de algunas voces
– ¿Oyes?
– ¿Qué?
– El silencio.
Así nos hacen
dormir de niños nuestras madres en Santiago de Chuco, y nosotros, cargados a
sus espaldas entresacamos el rostro desde atrás por el borde, admirados de oír
el silencio y el mundo rodando.
Envueltos en sus
rebozos, abrimos asombrados los ojos, los oídos y el alma al escuchar la noche
y el universo en su proeza de permanecer vivo, extasiado y en calma.
¡Qué maravilla
entonces es sintonizar con el silencio en este gran estallido que es la
creación, que se da a cada instante!
De aquel modo,
nuestros padres en este promontorio y arrecife que es mi pueblo, nos exilian en
el mundo interior y profundo de las cosas.
O bien nos
encierran en los cuartos solitarios de algunas voces o palabras, por ejemplo,
cuando nos cuentan los relatos de muertos y aparecidos.
2. ¿O,
qué es?
Creo que todo
eso es lo que al final nos ha quedado más intensamente grabado en el alma a los
chucos; y que se impone, subyugando a todo lo racionales y lógicos que
pudiéramos ser, haciendo que en mi pueblo sobresalgan tantos poetas, siendo el
más universal y profundo de todos ellos César Vallejo.
El peso de lo
trascendental ocurre también cuando todos regresan callados después de una
serenata y se siente, sin razón aparente, el vacío y el desconsuelo,
precisamente por ser muy lleno y repleto todo lo que se presiente.
Quizá sea porque
la serenata es algo en donde no se alcanza nada, salvo el sentimiento, hecho
jirones en el lamento por lo que no se tiene, por lo menos en ese instante, y
que se anhela tanto como adueñarse de una estrella. ¿O, qué es?
Porque siempre
la serenata es la endecha que se dice hacia lo alto y al fondo del firmamento
y, frecuentemente, al vacío o a la indiferencia.
¿Quién está
seguro de que la persona a quien se dirige la haya escuchado?
3. ¿Quién
es?
De allí que
cuando se vuelve después de haberla dicho o declarado, nadie habla, nadie está
contento, todos van ensombrecidos y cabizbajos.
Y una serenata
en Santiago de Chuco se la vive así sea sin ser directamente convocados a su
vórtice y a sus pétalos caídos.
Porque uno
duerme predispuesto a despertarse al escucharla en las noches hondas de mi
comarca.
Y en relación a
todo esto me pregunto y me respondo respecto a un detalle, por ejemplo, cual
es:
¿Por qué no hay
tantas poetas mujeres en mi pueblo, como sí los hay varones?
Y creo que es
porque ellas –¡yo las he visto u oído de niño!– se levantan en las noches y
llegan hasta las ventanas; y si están a oscuras miran hacia abajo del balcón
queriendo reconocer a alguien:
– ¿Quién es?
¿Quién es? –Se preguntan apuradas. Y eso las prohíbe y las inhabilita para la
poesía. Querer explicarse las cosas.
4. ¿Por
qué?
Así espantan al
misterio con sus miradas y sus preguntas ansiosas, mientras nosotros urdimos el
secreto y lo dejamos expandirse en el viento.
– ¿Escucharon
anoche? Insisten, queriendo ser indiferentes, al otro día, con el afán de que
alguien les diga quién era, o quiénes eran.
Todo esto se me
ocurre pensar cuando trato de explicarme por qué Santiago es cuna de poetas, al
punto de haber sido este lugar declarado como: “Capital de la Poesía del Perú”.
Y esta realidad
lo demuestran el medio centenar y más, de personas en mi pueblo que por lo
menos han publicado un libro de poesía, cada uno de ellos constituyendo
presencias peculiares y hondas en las diversas temáticas que abordan.
Pero, aparte de
aquellos hechos referidos, hace poco Manuel Velásquez Rojas, quien conoce a
cabalidad Santiago de Chuco y se embelesa con su paisaje, nos dijo que lo raro
sería que los santiaguinos no fueran poetas.
¿Por qué?, le
preguntamos. Y he aquí más o menos expuesta cuál es su reflexión:
5. Genio
indiscutible
Sostiene que lo
incoherente sería que ante tal naturaleza que estalla a la vista y ante la
cultura que allí se tiene palpite y en el fondo del alma. Lo raro, expresa él,
sería que los santiaguinos no tuvieran una sensibilidad predispuesta para el
arte y la vida.
De allí que en
el panorama del siglo XX y en todo lo que llevamos de recorrido del Siglo XXI
Santiago de Chuco presenta, en el campo de la poesía resultados sorprendentes.
Mucho más
extraordinarios si consideramos que no se trata de una ciudad capital de primer
orden en el Perú sino de una provincia fundada el tres de noviembre del año
1900, precisamente al inicio de este siglo.
Sin embargo, he
aquí algunos hechos sorprendentes: Santiago ha dado a luz al poeta más señero y
trascendente de la historia del Perú, sin duda uno de los hispanoamericanos más
egregios de todos los tiempos y genio indiscutible no sólo de la lengua
castellana sino de la poesía a nivel mundial.
6. Aroma
del pueblo
Todo lo anterior
sería una feliz casualidad si a la vez esta tierra no fuera cuna de dos parejas
de hermanos poetas de extraordinaria jerarquía literaria y vital, signados por
una existencia de consagración al arte y al cultivo del conocimiento, a tal
límite que adquieren ribetes de leyenda.
Ellos son los
hermanos Pereda Hidalgo y los hermanos Arias Larreta, todos ellos con múltiples
obras publicadas en poesía y cuya calidad tan ostensible, y el olvido de
escándalo en que se los ha sumido, es una herida abierta y una deuda por saldar
en la historia y panorama de la literatura de nuestro país.
¡Y qué
significativo, en este repaso, es detenerse en la idea y en el hecho de que son
parejas de hermanos poetas!, lo que indica que la poesía en el lugar donde
nacieron y vivieron gran parte de su vida, no es un accidente o un extravío
incidental sino un alimento que se consume o se respira de manera natural, sea
en el hogar, en el aroma del pueblo o en el paisaje del lugar. A lo anterior se
suma un tercer factor a tener en cuenta en relación a la significación
literaria de la tierra de Vallejo:
7. Su genio
y su proeza
Es un pueblo que
cuenta con un plantel de más de media centena de escritores, cada uno con su
visión peculiar y sus logros propios, que han publicado todos ellos por lo
menos un libro de poesía, hecho que nos da testimonio de su fe en su vocación y
de una intensa dedicación a este trabajo.
A todo ello
debemos sumar lo más importante, cual es el inmenso caudal de tradición oral
que en el caso de Santiago es inagotable estando todo ello a la espera de un
trabajo sistemático de recolección y recreación constante, en el cual
deberíamos comprometernos el magisterio y la juventud de este lucero en el
alba, como es la tierra natal del autor de Los heraldos negros.
De dicha
tradición y sensibilidad, tan arraigada, César Vallejo es un exponente genuino.
Su genio y su proeza literaria tienen una relación íntima con lo que es su
pueblo natal, con su cultura y su gente, pues él nació en una tierra en donde
hay esencias, lenguaje y paisaje propicios para la poesía.
8. Clarín
y gesta
A eso él le puso
genio, pasión y visión de altura; así como también honestidad y grandeza de
alma, contenidos y experiencias que también son componentes de la educación y
de la sociedad en esta región del ande de nuestro país.
Sin embargo,
César Vallejo rescata algo más de nuestra identidad andina, cual es saber ser
universales, sin dejar de ser íntimos y entrañables Es ejemplo señero de esta
simbiosis en la cual tantos se equivocan los míseros que por el prurito de ser
ciudadanos del mundo traicionan su ancestro, su origen y localidad, y resultan
monigotes de feria.
Vallejo es poeta
sincrético, que junta y enlaza culturas. Está contenida en él toda la cultura
occidental, así como lo mejor del pensamiento oriental, y como un himno
fervoroso la cultura andina que es su eje y su centro, y a partir de la cual se
ordenan todas las demás, visión que Capulí, Vallejo y su Tierra para hacer
frente a la globalización deshumanizante ha prometido hacerlo clarín y gesta en
el mundo actual.
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