jueves, 26 de septiembre de 2019

26 de septiembre. Semana por los Derechos del Niño. Derecho de los niños a vivir los cuentos.


26 DE SEPTIEMBRE
SEMANA POR LOS DERECHOS DEL NIÑO

DERECHO
DE LOS NIÑOS A
VIVIR LOS CUENTOS


Danilo Sánchez Lihón


Narrando cuentos en Pensilvania


“Los niños no tienen
más que derechos;
los adultos no tienen
más que deberes”
Carmen Sylva


1.

Los niños
tienen derecho a que en esta vida
sus padres
los esperen con una gran canasta
de cuentos
que reanuden aquellos que ya les
narraron
antes de que nazcan, estando aún
en el vientre
materno. Y yendo más lejos, a que
ellos
los esperen proclamando lemas y
encendiendo
bombardas a favor de los cuentos
en parques
y avenidas por donde deambulan
ilusos
los novios, en donde se enfatice y
resalte
su importancia. Y hasta se graben
algunos de ellos
en murallas y piedras, en pencas y
nubes,
para que cuando los niños nazcan
los padres
sepan contarles historias intensas,
graciosas y
breves; plenas de aventura, humor
y suspenso.
¡Colmadas de belleza, heroicidad
y esperanza!




2.

Todo niño
tiene derecho a que el alcalde del
municipio y
el sacerdote del templo, formulen
a los aspirantes
a casarse, y consecuentemente a
ser padres
inminentes, una pregunta decisiva
y de fondo
acerca del mundo de los cuentos.
Y hasta
soliciten a las parejas impelentes,
a relatar un cuento
al público asistente, y conmovido,
en plena boda,
haciendo gala de distintas voces,
de susurros y
sollozos, de gemidos y carcajadas,
provocando
amistad de quienes asisten al acto
¡Y este sea un cuento
apto para niños recién nacidos! Así
cada infante
vendrá con su cuento bajo el brazo.
¡Sin esto, no habrá
certificado y ni siquiera matrimonio
que valga!





3.

El niño
tiene derecho a que la lucidez del
jurado
de los exámenes de graduación,
impongan
a los candidatos a optar el título
de maestros
una exigencia ineludible respecto
al mundo
de los cuentos, cuál es que cada
postulante
narre de modo espectacular uno o
más cuentos,
siendo ésta la cuestión de fondo e
irrevocable
para licenciar a personas que han
de trabajar con niños;
sea en establecimientos públicos
o privados,
sea en costa, sierra o selva. Sea
en lugares
céntricos, aledaños o de frontera.
Y todo ello para que
ilusiones de la gente y realidad se

se junten.





4.

Valorando
a las personas de avanzada edad,
al niño
le asiste el derecho a elegir a dos
o más de ellas
que le trasmitan historias, incluso
fabulando
su propia experiencia. Y a partir
de ese punto
indagar juntos el significado real
de la existencia; como
también en qué consiste el secreto
que guardan y
contienen seres y cosas. Y a partir
de entonces
fraguar otras, nuevas y renovadas
utopías.
Porque ¿qué son los cuentos sino
emblemas
que pugnan por flamear en el alba,
poderes
ocultos, puntas de lanzas y naves
izadas
que auscultan el misterio de todo
lo creado?





5.

El niño
tiene derecho a que los objetos
más modestos
y los seres indefensos de todas
las latitudes
no sean ignorados y, más bien,
ellos
sean protagonistas de historias
prodigiosas,
plenas de hermosura, asombro y
significado;
donde la cuchara es protagónica,
la pobre olla
es la heroína. Y hasta el estropajo
ofrece
la mejor fiesta. Donde la escoba
no solo vuela
por los aires llevando y trayendo
a brujas y hechiceras
sino barriendo día a día descubre
y desentierra
tesoros que hay por los aires y en
los suelos. Que
la lombriz, la oruga y el cuervo en
los cuentos
sean dechados de virtud, distinción
y altruismo.
Y el sapo deje de estar escondido
y sea, de una vez por
todas, el príncipe que en el fondo
lo es,
para que en definitivo conquiste
y haga suya
a la niña más hermosa del reino.





6.

El niño
tiene derecho a escuchar relatos
de espantos y
aparecidos, así como de almas en
pena; de endriagos
y esperpentos; aunque aferrados
al regazo
de sus mayores, madres y padres
naturales, como
son igual los adoptivos. Cogidos
a sus abrigos
capas o pañolones Y a estar bien
acompañados
por ellos al costado de sus camas
hasta
conciliar el sueño. Y, si es posible
a dormir
juntos para despertar venturosos
al amanecer
de un nuevo día con el trino franco
de las aves en
el tejado, sabiendo que el mundo
es seguro,
confiando en que los cuentos son
cofres de tesoros
encerrados en un tiempo y espacio
mágicos.




7.

El niño
tiene derecho a que la realidad se
complemente
con todo lo ilusorio. A que la vida
no solo sea esta
que se da en el horario cotidiano,
sino que marquen
en este mundo los otros mundos,
posibles e
imposibles; a que estos se narren
y presenten
en la voz afectiva de las personas
mayores.
Que a través de los cuentos todo
se trasparente.
Ya que las claves de la vida y del
universo
se dan en ellos, cuando cada tarde
y de a pocos
se recrean y pasan a formar parte
de nuestras
entrañas fascinadas. Y ellos sean
las campanas
enterradas bajos los mares y que
solo en los cuentos,
bien narrados, se oyen nítidos sus
repiques. Y
ellos sean los que nos despierten
hacia días nuevos
descubiertos y alumbrados por el
bien, la verdad y
la belleza que solo plenamente se
dan en los cuentos.


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