jueves, 10 de octubre de 2019

22 de octubre. Día de la Medicina Natural. Canto del gallo.


22 DE OCTUBRE
DÍA DE LA MEDICINA NATURAL


CANTO
DEL
GALLO


Danilo Sánchez Lihón



El canto del gallo

…aleteando la pena de su canto,
salta un gallo gentil, y, en triste alerta…
César Vallejo


Mi hermano Guillermo murió el 29.7.2017, en EEUU.
Antes pudo contarme el siguiente relato y hacer
la reflexión que aquí anoto. Escribo estas líneas
en su memoria, adhesión y homenaje.

1. Cayó
fulminado

Fue mi tía Carmen quien me dijo: Hijito, para sanarte tienes que hacer que te cante el gallo. El primer gallo que hice que me cante cayó fulminado porque era débil.
Le pedí entonces a Sofía que me traiga un gallo grande, fuerte, joven desde Santiago de Chuco, porque aquí, ¿dónde iba a conseguir un gallo así? Y lo trajo en su mano, colgando de una bolsa grande de mercado. Era un gallo imponente, orgulloso. Con una gran estampa de gladiador.
Le corté la cresta como me había dicho mi tía. Y en una bolsita con un limón y un diente de ajo, el más blanco que pude conseguir, esa cresta sanguinolenta la colgué a mi pecho. Yo me sentía entonces morir y quería salvarme.
Ese día el gallo me cantó a las cinco de la mañana. Me cantó fuerte y cristalino. Y sentí cómo despertó mi alma que la tenía inerte, entumecida y casi muerta. Instantes después todo se me despejó y yo era un hombre nuevo, jovial y animoso.
Pero el gallo imponente, orgulloso y con una estampa de guerrero. cayó temblando, exterminado. Quedó yerto, inanimado como un cascajo en el piso, hecho un despojo, o un guiñapo. ¡Muerto, como atravesado por una bala o espada!
Cómo será nuestro miedo, pena o dolor, ¿no? Digo yo, ¡para que fulmine a una criatura inocente, a un ser que es pura vida y naturaleza. ¡Y de talante tan indómito! Para que caiga vencida ¡y de ese modo! Como atravesada por un rayo.


Mi hermano Guillermo

2. Esos gallos
ni cantan

Por eso, yo le insisto a mi amigo que está padeciendo aquí lo mismo, que haga igual que yo hice. ¡Y que le cante el gallo!
Pero no quiere. Se burla de esas cosas. Me dice que él no cree en supersticiones ni en patrañas. Para él es patraña, pese a que yo le testifico.
Pero, le digo: prueba, ¿qué pierdes probando? Prueba y si no te resulta, ¡ahí queda!
Peor es que estés padeciendo de ese modo, arriesgando tu empleo y creando en tu casa una angustia sin límites, principalmente en tus hijos.
Pero no quiere. Además, cuando pienso: ¿aquí dónde va a conseguir un gallo como esos? Hay gallos, claro, pero en establecimientos que son avícolas. Pero esos gallos ¡ni siquiera cantan!
A mi amigo le han hecho más de cien tomografías a la cabeza, estudios de la irrigación sanguínea de su cerebro; con un escáner le han mirado como con lupa cada recoveco de todo su organismo. Y no hallan nada. Y es que estos males son del alma.
Le han hecho análisis de la química de los elementos de su linfa raquídea. Y de las sustancias que irrigan hasta su corteza cerebral.
¡Porque aquí dicen que la depresión es química del cerebro!


Parva en Santiago de Chuco. Foto: Jaime Sánchez Lihón

3. Me curó
llorar

¡Así, de ese modo curan aquí! Puro laboratorio. Y en algunos casos aciertan, pero si dan con la clave de todos modos te fregaste, porque ya de por vida los pacientes tienen que consumir pastillas. Y los hacen fármacos dependientes.
Así, de ese modo la han curado también a la esposa de otro amigo, con puras pastillas, que son drogas, y ahora ella es fármaco dependiente. Y no pueden vivir sin tomar sus pastillas.
Y con las pastillas que le han dado, y toma todos los días, ahora está sana.
Aquella señora ya está trabajando. Y ha vuelto a ser el ama de casa que era antes. Pero las pastillas las sigue tomando. Le han dicho que es de por vida, hasta que muera.
Pero yo puedo dar fe y testimonio de que mejor es el canto del gallo. A mí me hizo un hombre nuevo, hecho y derecho. Y se me despejó todo.
Eso me curó a mí.
Y también me curó llorar en las faldas de mi tía Carmen.
Felizmente la encontré. Y estaba sola en Cantogrande. De lo contrario hasta hubiera tenido vergüenza de que me vean allí sus nietos llorando y siendo ya un hombre viejo.

Tía Carmen, de pie. Abuela Sofía, sentada.

4. El soplo
vital

Porque esa mañana cuando me vio llegar Carmela, su hija, aprovechó para salir y me dejó solo con mi tía.
Si no yo hubiera tenido vergüenza de recostarme en su regazo. Y de llorar como un niño de falda, teniendo ya cuarenta y tantos años.
Y que ella se durmiera espalda con espalda conmigo.
Porque yo me salvé, haciendo lo que esa viejita adorable me dijo que hiciera.
De lo contrario, ¿cuánto hubiera gastado en psicólogos, psiquiatras y en medicinas? Además, no hubiera podido pagar desempleado como estaba ahí.
Y de repente mi vida hubiera sido irrecuperable, y hasta ya me habrían enterrado. Pero mi amigo ni me escucha cuando le hablo del canto del gallo.
Ojalá que él se cure de la ansiedad y el pánico que siente de vivir en este mundo tan cruel y amargo.
Yo tuve suerte, me curé de un día para el otro, de modo súbito, así como te he contado. Me cure, en realidad, en un instante, y con el soplo vital del canto del gallo.


Guillermo en Casapalca. Abril, 1981

5. De vuelta
a mi tierra

Pero me curé también, como repito, con el consuelo de esa viejita. Ancianos a quienes a veces ya ni les damos cabida en nuestras vidas.
Porque estamos en una situación en que si no producimos como fuerza laboral se cree que ya no valemos nada. Eso ocurre aquí, donde el alma, el sentimiento y el espíritu no cuentan para nada, donde todo es consumo y cuánto pagas.
Pero el caso es que las emociones no desaparecen, sino que se esconden, se ocultan, y de un momento a otro afloran como un volcán, o un turbión, o un huracán. Y es una avalancha. Ahí se hacen presentes y hacen el estrago que hacen las grandes faltas, las ausencias que hemos tenido y las sombras que nos oscurecen el alma.
Y todo parte de que tengamos o no tengamos trabajo en nuestros países. Por eso debemos luchar porque haya buenos gobiernos. Y de que sepamos votar bien y saber elegir.
Y todo parte desde mucho antes incluso, desde que nosotros dejamos nuestros pueblos de origen.
Cuando es allí donde debemos forjar el progreso, tal y como lo hicieron nuestros antepasados.
Por eso yo, si Dios quiere, regresaré dentro de uno o dos años para ir y quedarme definitivamente en Santiago de Chuco y ahí realizar mis sueños, hacer producir la tierra, establecer una empresa, o ya veré qué hago.

En New York: Guillermo, Jaime, 
Juvenal, Rosita y yo

6. Voluntarios
del alba

Pero he querido contarte todo esto porque siempre pienso y vuelvo a este hecho y reflexione en lo que es y significa el canto del gallo, que a mí me curó, y porque me consta y lo he comprobado que en eso está la clave para que yo pueda ahora tener salud y salir adelante.
Y porque quiero que ese canto del gallo no solo me haya sanado a mí, sino que ahora sane a mi querido Perú. Quiero que le cante el gallo al Perú. Por eso medito: ¿Qué es?
Y concluyo: ¡Que es soplo vital! A eso se reduce. Porque, ¿qué hace el gallo? Cantar, pero esta vez asumiendo y desde el interior de un mundo dolido, sufrido, que se retuerce y padece.
Ahí está el secreto y la fórmula. Asumir nuestra realidad, pero erigiéndose,  cantando fuerte, alentando el cambio de manera total. ¡Y volver a creer en nosotros mismos y en lo que somos!
El canto del gallo es el ánimo con que asumimos las cosas. Es sacudirnos de tanto miedo. Es confiar y creer en que lo podemos hacer.
Es ser voluntarios del alba como lo quería César Vallejo. Por eso la cruzada de Capulí, Vallejo y su Tierra que tú haces me parece que es eso. Por eso te llamo para darte todo mi aliento.


Guillermo bailando en la fiesta del Apóstol, 
en Santiago de Chuco

7. Un nuevo
amanecer

El canto del gallo es valorar lo nuestro, es auto valorarnos. Es decisión, coraje y arrojo.
Es la lucha con el mal, con aquello que quiere atacarnos desde dentro y hacernos fracasar y sucumbir.
Es tener la suficiente felicidad que nos haga fuertes, dulces y clementes.
Es tener las suficientes pruebas en la vida que nos hagan cada vez más humanos y fuertes.
Es tener suficientes penas que nos mantengan sensibles y generosos para con los demás.
Es saber que en cada impedimento, fracaso y desastre hay en el fondo la gran oportunidad para afirmar la vida.
Es tener suficientes esperanzas que nos mantengan alertas acerca de qué es lo que se anuncia.
Es confiar en base a lo que somos, que vamos a vencer y a triunfar. Que siempre después de una oscuridad tenebrosa sale el sol.
El canto del gallo es saber que detrás de cada noche oscura hay un nuevo amanecer.
El canto del gallo es el mundo andino que ha sufrido tanto y que hoy debe despertar con lo que sabe ser: su canto a la vida, a la solidaridad y fraternidad humanas.


Los textos anteriores pueden ser
reproducidos, publicados y difundidos
citando autor y fuente

dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com

Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Editorial Papel de Viento: papeldevientoeditores@hotmail.com
Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe
Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
Ediciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es

  *****
DIRECCIÓN EN FACEBOOK
HACER CLIC AQUÍ:


*****

Teléfonos:
393-5196 / 99773-9575

Si no desea seguir recibiendo estos envíos
le rogamos, por favor, hacérnoslo saber.


No hay comentarios:

Publicar un comentario