22 DE OCTUBRE
DÍA DE LA MEDICINA NATURAL
CANTO
DEL
GALLO
Danilo Sánchez Lihón
El canto del gallo
…aleteando la pena de su canto,
salta
un gallo gentil, y, en triste alerta…
César
Vallejo
Mi hermano Guillermo murió el 29.7.2017, en EEUU.
Antes pudo contarme el siguiente relato y hacer
la reflexión que aquí anoto. Escribo estas líneas
en su memoria, adhesión y homenaje.
1. Cayó
fulminado
Fue mi tía Carmen quien me
dijo: Hijito, para sanarte tienes que hacer que te cante el gallo. El primer
gallo que hice que me cante cayó fulminado porque era débil.
Le pedí entonces a Sofía que me
traiga un gallo grande, fuerte, joven desde Santiago de Chuco, porque aquí,
¿dónde iba a conseguir un gallo así? Y lo trajo en su mano, colgando de una
bolsa grande de mercado. Era un gallo imponente, orgulloso. Con una gran
estampa de gladiador.
Le corté la cresta como me
había dicho mi tía. Y en una bolsita con un limón y un diente de ajo, el más
blanco que pude conseguir, esa cresta sanguinolenta la colgué a mi pecho. Yo me
sentía entonces morir y quería salvarme.
Ese día el gallo me cantó a las
cinco de la mañana. Me cantó fuerte y cristalino. Y sentí cómo despertó mi alma
que la tenía inerte, entumecida y casi muerta. Instantes después todo se me
despejó y yo era un hombre nuevo, jovial y animoso.
Pero el gallo imponente,
orgulloso y con una estampa de guerrero. cayó temblando, exterminado. Quedó
yerto, inanimado como un cascajo en el piso, hecho un despojo, o un guiñapo.
¡Muerto, como atravesado por una bala o espada!
Cómo será nuestro miedo, pena o
dolor, ¿no? Digo yo, ¡para que fulmine a una criatura inocente, a un ser que es
pura vida y naturaleza. ¡Y de talante tan indómito! Para que caiga vencida ¡y de
ese modo! Como atravesada por un rayo.
2. Esos gallos
ni cantan
Por eso, yo le insisto a mi amigo
que está padeciendo aquí lo mismo, que haga igual que yo hice. ¡Y que le cante
el gallo!
Pero no quiere. Se burla de
esas cosas. Me dice que él no cree en supersticiones ni en patrañas. Para él es
patraña, pese a que yo le testifico.
Pero, le digo: prueba, ¿qué
pierdes probando? Prueba y si no te resulta, ¡ahí queda!
Peor es que estés padeciendo de
ese modo, arriesgando tu empleo y creando en tu casa una angustia sin límites,
principalmente en tus hijos.
Pero no quiere. Además, cuando
pienso: ¿aquí dónde va a conseguir un gallo como esos? Hay gallos, claro, pero
en establecimientos que son avícolas. Pero esos gallos ¡ni siquiera cantan!
A mi amigo le han hecho más de
cien tomografías a la cabeza, estudios de la irrigación sanguínea de su cerebro;
con un escáner le han mirado como con lupa cada recoveco de todo su organismo.
Y no hallan nada. Y es que estos males son del alma.
Le han hecho análisis de la
química de los elementos de su linfa raquídea. Y de las sustancias que irrigan
hasta su corteza cerebral.
¡Porque aquí dicen que la
depresión es química del cerebro!
3. Me curó
llorar
¡Así, de ese modo curan aquí!
Puro laboratorio. Y en algunos casos aciertan, pero si dan con la clave de todos
modos te fregaste, porque ya de por vida los pacientes tienen que consumir pastillas.
Y los hacen fármacos dependientes.
Así, de ese modo la han curado
también a la esposa de otro amigo, con puras pastillas, que son drogas, y ahora
ella es fármaco dependiente. Y no pueden vivir sin tomar sus pastillas.
Y con las pastillas que le han
dado, y toma todos los días, ahora está sana.
Aquella señora ya está
trabajando. Y ha vuelto a ser el ama de casa que era antes. Pero las pastillas
las sigue tomando. Le han dicho que es de por vida, hasta que muera.
Pero yo puedo dar fe y
testimonio de que mejor es el canto del gallo. A mí me hizo un hombre nuevo,
hecho y derecho. Y se me despejó todo.
Eso me curó a mí.
Y también me curó llorar en las
faldas de mi tía Carmen.
Felizmente la encontré. Y
estaba sola en Cantogrande. De lo contrario hasta hubiera tenido vergüenza de
que me vean allí sus nietos llorando y siendo ya un hombre viejo.
4. El soplo
vital
Porque esa mañana cuando me vio
llegar Carmela, su hija, aprovechó para salir y me dejó solo con mi tía.
Si no yo hubiera tenido
vergüenza de recostarme en su regazo. Y de llorar como un niño de falda,
teniendo ya cuarenta y tantos años.
Y que ella se durmiera espalda
con espalda conmigo.
Porque yo me salvé, haciendo lo
que esa viejita adorable me dijo que hiciera.
De lo contrario, ¿cuánto
hubiera gastado en psicólogos, psiquiatras y en medicinas? Además, no hubiera
podido pagar desempleado como estaba ahí.
Y de repente mi vida hubiera
sido irrecuperable, y hasta ya me habrían enterrado. Pero mi amigo ni me
escucha cuando le hablo del canto del gallo.
Ojalá que él se cure de la
ansiedad y el pánico que siente de vivir en este mundo tan cruel y amargo.
Yo tuve suerte, me curé de un
día para el otro, de modo súbito, así como te he contado. Me cure, en realidad,
en un instante, y con el soplo vital del canto del gallo.
5. De vuelta
a mi tierra
Pero me curé también, como
repito, con el consuelo de esa viejita. Ancianos a quienes a veces ya ni les
damos cabida en nuestras vidas.
Porque estamos en una situación
en que si no producimos como fuerza laboral se cree que ya no valemos nada. Eso
ocurre aquí, donde el alma, el sentimiento y el espíritu no cuentan para nada,
donde todo es consumo y cuánto pagas.
Pero el caso es que las
emociones no desaparecen, sino que se esconden, se ocultan, y de un momento a
otro afloran como un volcán, o un turbión, o un huracán. Y es una avalancha. Ahí
se hacen presentes y hacen el estrago que hacen las grandes faltas, las
ausencias que hemos tenido y las sombras que nos oscurecen el alma.
Y todo parte de que tengamos o
no tengamos trabajo en nuestros países. Por eso debemos luchar porque haya
buenos gobiernos. Y de que sepamos votar bien y saber elegir.
Y todo parte desde mucho antes
incluso, desde que nosotros dejamos nuestros pueblos de origen.
Cuando es allí donde debemos
forjar el progreso, tal y como lo hicieron nuestros antepasados.
Por eso yo, si Dios quiere,
regresaré dentro de uno o dos años para ir y quedarme definitivamente en
Santiago de Chuco y ahí realizar mis sueños, hacer producir la tierra,
establecer una empresa, o ya veré qué hago.
6. Voluntarios
del alba
Pero he querido contarte todo
esto porque siempre pienso y vuelvo a este hecho y reflexione en lo que es y
significa el canto del gallo, que a mí me curó, y porque me consta y lo he
comprobado que en eso está la clave para que yo pueda ahora tener salud y salir
adelante.
Y porque quiero que ese canto
del gallo no solo me haya sanado a mí, sino que ahora sane a mi querido Perú.
Quiero que le cante el gallo al Perú. Por eso medito: ¿Qué es?
Y concluyo: ¡Que es soplo
vital! A eso se reduce. Porque, ¿qué hace el gallo? Cantar, pero esta vez
asumiendo y desde el interior de un mundo dolido, sufrido, que se retuerce y
padece.
Ahí está el secreto y la
fórmula. Asumir nuestra realidad, pero erigiéndose, cantando fuerte, alentando el cambio de manera
total. ¡Y volver a creer en nosotros mismos y en lo que somos!
El canto del gallo es el ánimo
con que asumimos las cosas. Es sacudirnos de tanto miedo. Es confiar y creer en
que lo podemos hacer.
Es ser voluntarios del alba
como lo quería César Vallejo. Por eso la cruzada de Capulí, Vallejo y su Tierra
que tú haces me parece que es eso. Por eso te llamo para darte todo mi aliento.
7. Un nuevo
amanecer
El canto del gallo es valorar
lo nuestro, es auto valorarnos. Es decisión, coraje y arrojo.
Es la lucha con el mal, con
aquello que quiere atacarnos desde dentro y hacernos fracasar y sucumbir.
Es tener la suficiente
felicidad que nos haga fuertes, dulces y clementes.
Es tener las suficientes
pruebas en la vida que nos hagan cada vez más humanos y fuertes.
Es tener suficientes penas que
nos mantengan sensibles y generosos para con los demás.
Es saber que en cada
impedimento, fracaso y desastre hay en el fondo la gran oportunidad para
afirmar la vida.
Es tener suficientes esperanzas
que nos mantengan alertas acerca de qué es lo que se anuncia.
Es confiar en base a lo que
somos, que vamos a vencer y a triunfar. Que siempre después de una oscuridad
tenebrosa sale el sol.
El canto del gallo es saber que
detrás de cada noche oscura hay un nuevo amanecer.
El canto del gallo es el mundo
andino que ha sufrido tanto y que hoy debe despertar con lo que sabe ser: su
canto a la vida, a la solidaridad y fraternidad humanas.
Los
textos anteriores pueden ser
reproducidos,
publicados y difundidos
citando
autor y fuente
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
Obras de Danilo
Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San
Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Ediciones Capulí:
capulivallejoysutierra@gmail.com
*****
DIRECCIÓN EN
FACEBOOK
HACER CLIC AQUÍ:
*****
Teléfonos:
393-5196
/ 99773-9575
Si no
desea seguir recibiendo estos envíos
le
rogamos, por favor, hacérnoslo saber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario