5 DE OCTUBRE
NACE
MARIO FLORIÁN
HONDURA
DEL AMOR
ANDINO
Danilo
Sánchez Lihón
Mario Florián
1. Lágrima
de quena
Un elemento
nítido y en estado puro que transparenta la obra de Mario Florián poeta nacido
en Nanshá, un paraje pobre de la provincia de Contumazá en Cajamarca, es el
amor andino, transido, sublime y níveo; que alcanza a elevarse y coronar las
montañas. Y se hace nieve eterna que corona los picachos más empinados, por su
pureza y excelsitud:
PASTORALA
Pastorala.
Más hermosa que la luz de la nieve,
más que la luz del agua enamorada,
más que la luz danzando en los arco iris...
Pastorala.
Pastorala.
¿Qué labio de kukuli es más dulce,
qué lágrima de quena más mielada
que tu canto que cae como lluvia
pequeña, pequeñita, sobre flores?
Pastorala.
Pastorala.
¿Qué acento de trilla-taki tan sentido,
qué gozo de wifala tan directo
que muden en cenizas las entrañas,
como quema a mi pecho tu recuerdo?
Pastorala.
Pastorala.
Pastora. Cajabamba. Foto: Jaime Sánchez Lihón
2. El hilo
de tu ovillo
Donde la niña que se evoca es nieve, es agua, luz, arco iris y paloma.
Es kukuli de miel. Es el amor a todo lo inocente y a lo que nos ofrece la
naturaleza de idílico, de madrigal invencible, y de belleza sublime. Y continúa
el poema Pastorala:
Al gavilán le dije que te quiera,
y a zorro y a puma que amen tus ovejas.
Y puma y gavilán y zorro, desde
entonces, son palomas que te cercan.
Pastorala.
Pastorala.
Por mirar los jardines de tu manta,
por sostener el hilo de tu ovillo,
por oler las manzanas de tu cara,
por derretir tu olvido: ¡mis suspiros!
Pastorala.
Pastorala.
Por amansar tus ojos, tu sonrisa,
perdido entre la luz de tu manada,
está mi corazón en forma de alqo,
cuidándote, lamiéndote, llorándote...
Pastorala.
Pastorala.
3. Cárdena
herida
Pero, ¿cómo es
que el ande abrupto y marmóreo, ciclópeo y abismal produce una presencia tan
dulce, tenue y frágil como es la mujer andina?
¿Cómo es que
exista una nota tan sutil y tierna entre tanta aspereza, fragosidad y
desolación?
Y de voz dulce y
cristalina, "mielada" dice él, comparable al rocío o al pétalo de una
flor, nacida en un océano de rocas y peñascos sobre los precipicios. Mujer que
es fiel entre las fieles.
Donde es
prodigioso también cómo el ande ha podido urdir y cincelar un animal de figura
tan grácil y etérea que crece entre pedruscos como es la vicuña.
Hada animal, de
una estampa tan distinguida, desenvuelta e incorpórea en los abruptos
roquedales y grácil en los vientos frígidos
de las punas.
He allí el
misterio y el amor sublime que se da en nuestras serranías, amor tierno que
entrega toda el alma, sin mezquindades ni menoscabos, sin cálculos menudos ni
ordinarios. Amor que es panal de miel, flor de alelí y torcaza ensimismada:
¿Tienes costumbres de ave, mi pastora...?
Con la luz de tu edad estremecida,
con tus ojos de
luz horadadora,
–delante de una grey balando flores–,
has abierto un nidal, cárdena herida,
en el maguey en
flor de mis amores.
4. Ternura
de la poesía andina
Poesía devota,
de adoración y sacrificio infinitos; de veneración consumada al ser amado.
Y no hay
imágenes más apropiadas para describirla que todo aquello que entraña pureza y
excelsitud: la nieve y la flor para la amada, el lucero y el sol para el amado.
En toda su obra
está viva esa transparencia y fulge aquel resplandor de piedra preciosa.
Se vivencia
aquel amor completamente inocente y que se rinde sin condiciones al otro ser.
Amor de renuncia
plena e indefensa, porque todo se entrega en la hoguera del amor. Dependiente y
sumiso porque todo lo ofrece y consagra.
O se convierte
en viento en el ala de la cuculí en el paisaje sideral.
Amor de la
renuncia enmudecida, que se confunde con el destino ineluctable. Amor que se
evoca en los plenilunios y en las noches estrelladas.
Este es el amor
de toda una cultura, de todo un universo como es el mundo andino.
De allí que no
podemos decir la ternura en la poesía de Mario Florián sino la ternura de la
poesía andina, de la poesía quechua y del mundo andino.
5. Escancia
su dulzor
Ternura que
tiene como logro una poesía rítmica, musical, acompasada; de baile suave y
reverente, de cadencia maternal en las estrofas; de silencios estallantes en
las palabras y de gritos de clamor en los silencios:
LUNA DE POESÍA
ENAMORADA
Suspendido dulzor. Elixir rubio.
¡Oh, panal
verdadero en la enramada!
Me sentaré a mirarte hasta que llegue
la niña de las fuentes y el efluvio
de los campos en
flor, y tu miel pruebe.
(Una flauta tiernísima yo tengo
para alabar su gracia montañesa:
melodía que trae el abolengo
de un jarawiq
antiguo de tristeza).
Amándote con ella, como en nido
de candela –panal– y de fragancia,
llégate por el aire, sin ruido,
con suavidad de pluma, y derretido,
escancia tu
dulzor en mi ansia y en tu ansia.
6. El delirio
que te tengo
Y es que el amor
andino es tal amor que junta también su arco de pasión con el nidal del adiós y
de la muerte.
Es amor que se
hunde y sumerge en la pena y en la despedida. Es amor que por ser tanto es casi
un imposible sentirlo y vivirlo y no morir n su fuego o en su saeta.
Amor que es una
herida mortal para la cual no hay alivio, bálsamo ni cura, y en donde cuando el
amor se niega todo es lobreguez, noche cerrada y ya no hay olvido.
¡Pero no lo
dudes, te llevaré por todos los caminos! ¡Ese es el delirio que te tengo, y ese
será mi consuelo! ¡Mientras tú te quedas con todo mío y bajo esa sombra estarás
eternamente conmigo! ¡Y no sabrás cuánto has perdido!
ES UNA PENA LA
MÍA:
Pastor andando, pastor
que modula, en su andarilla,
no sé qué acento
de amor.
Y desciende la montaña,
y sube, pronto, el alcor:
bufanda al cuello, y, al fondo
del corazón, un
amor...
¡Qué te importa la majada,
si eres la pena, pastor,
que anda buscando sólo una
muerta andarilla
de amor...!
7. En la sangre
de sus venas
Deben estar
presentes aquí, al fondo de este sentimiento, muchos dolores y desgarramientos
históricos que hacen que el corazón vibre así y de ese modo.
Desde los
mitimaes incaicos que tenían que abandonar familia y no establecer raíces,
hasta el despojo de nuestra raza por el conquistador foráneo que Mario Florián
ha fustigado tanto a través de su poesía.
Amor que la
cultura criolla no comprende y, al contrario, maltrata y zahiere, haciendo de
ello membretes y clichés.
Amor del mundo
humilde, pobre, amenazado por el puma codicioso y devorador.
Amor donde hay
una dicotomía en la cual lo favorable es representado por la oveja, la majada,
el rebaño y la pazña; que es la mujer andina.
Y hay, del otro
lado, el mundo amenazante del zorro, el puma, el atoq, del político, la
autoridad oficial y el diablo.
Eso sí, no hay
poesía erótica andina; no hay allí el amor sensual, devorador, lascivo y
material; aquel que hace del otro una presa, un botín o una prebenda y un
objeto. Aprendamos esta sabiduría del amor del sentimiento andino y de la
poesía de Mario Florián que lo ha expresado con honda y plena autenticidad.
Los textos anteriores pueden ser
reproducidos, publicados y difundidos
citando autor y fuente
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
*****
DIRECCIÓN EN FACEBOOK
HACER CLIC AQUÍ:
*****
Teléfonos:
393-5196 / 99773-9575
Si no desea seguir recibiendo estos envíos
le rogamos, por favor, hacérnoslo saber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario