sábado, 2 de noviembre de 2019

2 de noviembre. Nace el poeta Luis Valle Goicochea. El signo en la frente y el alma.


2 DE NOVIEMBRE
NACE EL POETA LUIS VALLE GOICOCHEA

EL SIGNO
EN LA FRENTE
Y EL ALMA


Danilo Sánchez Lihón


Retrato al óleo del poeta:
Gonzalo Meza Cuadra


1. Caídas
atroces

Nació Luis Valle Goicochea en La Soledad, un villorrio del distrito de Parcoy, en la provincia de Pataz, en el departamento norteño de La Libertad en la región de la sierra del Perú.
Nació en una aldea humilde de casas absortas, sostenidas por paredes vetustas y tejados pasmados, pero, aun así, titubeantes, conmovidos y estupefactos de soportar el más abismal misterio de las estrellas danzantes en el infinito.
Aunque siempre recordó su onomástico el 2 día de noviembre, día para mayor coincidencia de los Fieles Difuntos o de los muertos, sin embargo, nunca supo exactamente qué año nació, siendo el más probable el año 1911.
Pero su vida sí coincide con el día porque estuvo signada por la palidez y la vacilación muerte, y su vida coincide también con el nombre de su pueblo puesto que transcurrió en una atroz soledad.
Como si quisiera ser leal con su estrella del 2 de noviembre que se incrusta en su frente, y con su lugar de origen, lar al que evocó, cantó y tuvo presente en todos sus escritos, como también en todos sus pensamientos.
Y en sus caídas atroces como aquella definitiva en que murió arrollado por un vehículo en una Plaza de Barrios Altos en esta Lima a veces huraña e inclemente.

Pueblo de La Soledad, en Pataz

2. La casa
vieja

Algunos de sus cuentos y poemas empiezan a publicarse en las revistas de su época. He aquí uno de su primer libro:
Tú eres mi hermana porque escribiste
conmigo, a escondidas,
el apodo a Don Benjamín en la puerta
de la casa.
Porque una noche que llovía te preocupaste
conmigo
de un nido que la tala dejó al sereno…
Porque cuando eras chiquita te cargó
la Rarra…
Porque nos miramos juntos en los ojazos
de la vaca pintada.
Porque mamá es tu mamá…
¿Te acuerdas?
Sabíamos que los jilgueros jugaban
en los árboles cercanos
y entonces la Rarra nos llamaba a mirar
los últimos pollitos…
¿Te acuerdas? Estabas conmigo
cuando murió mi corderito y para consolarme
me ofreció otro Rosalía...
Me preocupa hoy que estamos lejos
la pared torcida de la casa vieja...

Seminario de San Carlos y San Marcelo, en Trujillo

3. Dardos
o espadas

Fue alumno primero de sus padres, quienes tuvieron como desempeño ser maestros de aula, y le enseñaron a leer y escribir a su pequeño hijo; de ojos en donde ya se veía doloroso el asombro ante el vasto mundo como de cada brizna que se mece.
Pero los estudios primarios y secundarios formales los realiza en el Seminario de San Carlos y San Marcelo de la ciudad de Trujillo. Y en el año 1926, al terminar la Educación Secundaria, postuló e ingresó para ser sacerdote en esa misma casa de estudios.
Sin embargo, en 1929, atraído por la bohemia trashumante pródiga en esa villa, abandona dicho propósito y se dedica al periodismo. Pero, sobre todo, a escribir literatura y sobre todo a la pasión de su vida: la poesía.
En 1934 se inscribe en la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica del Perú, para seguir estudios de literatura. Sin embargo, no pudo proseguirlos por factores de índole económica.
Después de varios años trabajando como periodista y recreándose como escritor, de manera súbita, imprevista y furtiva regresó a los hábitos religiosos, sin que nadie lo viera, sin que a nadie le explicara ingresó al Convento de San Francisco de Lima, el año 1943. Y es que estaba tocado por dos flechas dardos o espadas: la muerte y la soledad.

4. Ese
misterio

Luego sería enviado por su congregación como padre franciscano al paraje andino de Urquillos en el Cuzco el único refugio posible para librarlo de otro esperpento que se le había incrustado en el alma: el alcoholismo.
En 1948 regresó irredento a Lima para trabajar en la Biblioteca del Seminario de la Facultad de Letras en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, también en el Museo Arqueológico y en el diario El Comercio, donde escribía crónicas lacerantes denunciando problemas sociales bajo el seudónimo de "Carlos Bernabé".
En 1950 sufrió una fuerte enfermedad que lo postró por dos meses y lo dejó con la salud muy resquebrajada. Durante los años siguientes ingresaba y salía de los nosocomios en donde se atendía. Falleció trágicamente moribundo bajo la banca de la Plaza Italia en el centro de Lima hasta donde se deslizó luego de ser arrollado por un vehículo en la madrugada del 13 de agosto del año 1953.
Así su vida coincide con el onomástico de su nacimiento, el 2 de noviembre, signado por la muerte, los trasmundos y las caídas hondas del alma. Su vida estuvo atravesada en todo momento por ese misterio, y coincide también con el lugar donde nació y que es el poblado de la Soledad.

Convento de San Francisco, en Lima

5. El niño
eterno

Sus principales obras son: Las canciones de Rinono y Papagil, libro que se publicó el año 1932 gracias al apoyo del poeta Enrique Bustamante y Ballivián. Trae una portada diseñada por el pintor cajamarquino Camilo Blas y con dos poemas prólogos de Enrique Barrenechea.
Quiere decir que Luis Valle Goicochea era un poeta querido, respetado y admirado por las personalidades más ilustres de su época, quien obtenía la adhesión entusiasta de las sensibilidades más exquisitas y encumbradas de su tiempo, hecho que le añade un cariz más a su tragedia, cual es que fue inevitable y pese a todo.
Así las Canciones de Rinono y Papagil es uno de los libros más amados entre los textos infantiles de su generación. Y no únicamente por los niños comprendidos y circunscritos en un período etario, sino por el niño eterno que tenemos todos los seres humanos y que lo llevamos dentro.
A través de poemas y canciones, nos presenta a Rinono, un pajarito cantarín que embelesa a la Rarra con su canto. Alrededor suyo, otros animales y humanos se reúnen para también cantar con sus composiciones, destacándose el viejo Papagil, que hace de maestro de Rinono, obra que destila cariño y ternura en cada uno de sus poemas, aunque debajo se sienta como ruge y amenaza el turbión.

6. Un sólo
fresco

Otro libro es El sábado y la casa, editado en 1934, siguiendo el estilo y los temas que expusiera en Las canciones de Rinono y Papagil.
Luis Valle al alcanzar a urdir y plasmar esta colección de poemas queda consagrada e indeleble su figura como poeta para niños.
Pero esta vez, junto con la alegría y la luminosidad de su obra anterior, coloca también poemas más nostálgicos y sentimentales que agregan ternura, intensidad y más encanto a su poética.
Porque, ¿qué puede haber de más desolador que esta asociación de sábado y de casa? Es decir: un sábado vacío, casi una desgracia, o una fatalidad.
Donde los temas principales son el paisaje, los animales, la vida de campo y los niños.
Marianita Coronel, 1943. Libro que cierra su trilogía poética, iniciada con Las canciones de Rinono y Papagil y que alcanzaran su máxima potencia, potencia al infinito en El sábado y la casa.
Pero no es únicamente este libro, sino que todas las obras de Luis Valle Goicoechea forman un sólo fresco, con su drama y su paisaje propios.

Urquillos, en Cusco

7. El dolor
en las cosas

Así también: Parva, Paz en la tierra y otros.
Visión de un poeta que ha elegido la infancia para con ese corazón sentir el mundo.
Visión de un niño en quien la ternura, la sencillez y el candor son una elección y una sabiduría.
Visión de quien ha temblado ante el presagio de la muerte y las pérdidas irreparables, que hacen aquel desierto o páramo que es la soledad.
La poesía de Luis Valle Goicoechea es el canto a lo sencillo, a ese mundo de la infancia transido de vivencias íntimas y ligeras.
En donde el ambiente de la casa y el paisaje rural están recogidos con profunda naturalidad, arde con llama lacerante también por su incoherencia, tal como es el dolor en las cosas y en los hechos:
"Niñitos, váyanse a dormir
la gata ha amanecido con gatitos".
Luis Valle Goicochea hizo de la Literatura Infantil una obra de arte y no un anexo de la buena intención, ni para pagar culpas ajenas, ni para ser rico ni ganarse la vida.

8. Niño
grande

Su poesía, sencilla y exacta, convoca profundas emociones hacia el mundo que rodea al niño: su familia y hogar, su colegio, el campo de juego, los animales.
A través de la ternura y el cariño que imprime en cada poema, demostró un profundo amor a la infancia y a su significado para las sociedades.
Así el escritor, poeta y ensayista Sebastián Salazar Bondy destacó esta característica diciendo:
"En sus delicados libros están para siempre la infancia, el lar, los bosques, la luz, sus hermanos, los animales (domésticos), las montañas, el juego, los sábados y la casa, firmes como un sábado infinito".
Y es que conmueve este niño grande y desolado, este ser que nació con dos estigmas que se le imprimieron en la frente y en el alma.
Como también en su largo esqueleto desvencijado, en su solapa, en el tejido raído de su corbata apenada.
Y sobre todo en el alarido de su mirada que la tenía despavorida.

Caricatura de Luis Valle Goicochea

9. Sobre la faz
de la tierra

Su estilo también fue destacado por el académico y crítico literario Luis Alberto Sánchez, quien comenta de él:
"Valle Goicochea, en su obra poética, convocó a la sencillez y a la castidad, como Eguren y Martín Adán, pero no se enredó en giros retóricos, ni se entregó a pesquisas semánticas; no hizo experimentos. Cantó, cantó lo tierno, lo profundo, lo humanamente irrenunciable... Amaba las cosas simples y las expresaba simplemente".
Su obra sigue estando vigente en los niños, maestros y autores actuales quienes buscan entre sus versos un compañero de juego y una inspiración para su propia vida.
Como también sueños y quimeras. Y sobre todo exorcizar temores, como para que él que lo sufrió tanto, nos alivie de esas dos Rarras: la muerte y la soledad.
Y es que su sensibilidad no caduca, porque a aquellos elementos él agregó valores que se renuevan en cada momento en nuestra sociedad, como lo es el amor a la familia, el compromiso hacia nuestros compañeros y hacia la naturaleza y la unión solidaria de todos los seres humanos sobre la faz de la tierra.

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