24
DE NOVIEMBRE
UN
POEMA
QUE
NOS
SINTETIZA
Danilo
Sánchez Lihón
Pintura de Luis Armas, fragmento
1.
El dolor
más
acerbo
El poema Los heraldos negros de
César Vallejo contiene un mensaje personal, pero también resume y sintetiza un
mensaje colectivo y, más específicamente, nuestra historia nacional; y en gran medida
de toda la América Latina y del mundo. Es por eso que es un poema consagrado,
que aún nos sume en el asombro. Y que nos remueve, nos causa espasmo y nos reta
haciéndonos regurgitar.
Es un poema que nos hace
salir de dentro hacia afuera, es decir nos vomita, devolvemos en él lo que
teníamos dentro, que hemos mal comido; con aquello con lo cual nos hemos
embriagado y autodestruido. Es un poema que nos lacera, expone, y ojalá nos salve.
Nos deja, así como al
personaje que habla desde dentro del poema mismo, mientras nosotros al
principio lo leemos y lo escuchamos desde fuera, pero pronto ya estamos dentro
y somos el personaje del poema.
Y sentimos que nos anonada,
nos sumerge en el dolor más acerbo, ante el cual reaccionamos con la mirada
desorbitada y sentimos que esos monstruos de los heraldos negros están
llegando, en realidad están saliendo de mí para asestarme golpes, que son como
del odio de Dios.
2.
Esos
golpes
Lo sensible de todo esto es
que ocurre en el centro y en el meollo de algo extraordinariamente sensible,
cual es: ¡la vida!
Y de la vida sin ropajes, máscaras
ni corazas; de la vida sin disimulos, soslayos ni distracciones; de la vida sin
subterfugios, escamoteos ni dilaciones.
Acontece en la yema de la
vida, tan honda y a la vez tan leve; tan maravillosa y a la vez tan débil, y tan
expuesta al punto de esfumarse.
Acontece en el meollo de la
vida tan luminosa y humilde, tan indefensa y acosada por la sombra implacable
de los heraldos negros de la muerte.
El poema Los heraldos negros está
situado en la médula de lo sagrado, ¡que eso es la vida! Es así que empieza,
diciendo:
Hay
golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
Se ocupa de esos golpes, pero
tanto o más acerca de dónde se dan esos golpes, ¡y a quien golpean!
3. Poema
de la vida
Se descargan con todo furor
en esas alas que son tan frágiles. Se imponen y aplican en esa cuerda de
equilibrista tan fina, apenas un hilo suspendido sobre el abismo.
Se asestan en esa hebra que
es una nota suprema suspendida de una a otra orilla; que es un milagro de que la
vida allí exista y pueda caminarse con ese torbellino. Justamente, allí se perpetran
esos golpes.
De allí que duelan tanto,
como duele cualquier cuchillo que toque esa yema, como duele todo lo que roza y
toca ese tuétano que somos. Esos golpes se sancionan en contra de la vida.
¡A la vida! Que es un milagro
que exista en esta noche pavorosa del universo y del tiempo. Allí se dan, hecho
que resulta realmente grave. Y es de eso que trata el poema: de la vida y de aquello
que lo amenaza, como es lo peor de todo: la muerte.
4.
Latigueando
esclavos
El poema tiene honduras y
abismos que son similares e idénticos a los de nuestra geografía, tierna y a la
vez grandiosa, entrañable y a la vez espeluznante. Y que la vemos ante nuestros
ojos, cada día desde cualquier ángulo, balcón o mirador, sea en la costa la
sierra o la selva del Perú.
Cualquiera sea el lugar donde
vivamos, podemos ver esa geografía donde todo es gigantesco, y hasta infinito;
ya hecha de montañas inhiestas como de caídas y barrancos pavorosos, sea que
miremos desde lejos o ya sea que miremos desde cerca lo que somos. Y lo que es
el Perú.
Pero el poema, así como
representativo de nuestra geografía lo es de nuestra historia. En él está
Atahualpa cayendo preso en esta plaza, la plaza de Cajamarca. Resume nuestra
historia que en el transcurso de todas las épocas ha recibido estos golpes
sangrientos
Esos golpes son los caballos
de los conquistadores, pero es también la guerra con Chile. Es nuestra historia
que sorpresivamente nos da esos golpes y que son los potros de bárbaros atilas
desatados. Pero es también cada asonada, cada hacendado o patrón montado en su
caballo latigueando esclavos o súbditos que son esos
mismos golpes que nos manda el destino.
5.
Creyéndonos
culpables
Pero, así como barrancos, honduras
y abismos, otro de los elementos consustanciales del poema es que esos golpes
se dan de improviso.
Es la índole sorpresiva de
esos golpes lo que le da contundencia y dramatismo. Es el carácter repentino o
inesperado de esos golpes, lo que lo hacen temibles, como fue la conquista
española.
Ese talante sorpresivo, repentino
e inadvertido, es lo que les da un carácter cruel e implacable a esos golpes. Ya
que es cuando en el estado más tranquilo, sosegado y ecuánime en que me
encuentro, cuando algo cae produciendo una desgracia, como fue la llegada de
los españoles. O como fue la guerra con Chile. O como lo es la misma minería
extractiva que contamina el ambiente y destruye nuestros campos y nuestros pueblos.
Así como otro elemento que se
da en el poema y que forma parte de nuestra psicología es que todo lo
convertimos en culpa, en error nuestro, en desliz y remordimiento pese a ser
inocentes. Y en autodestrucción, pese a no tener nada que ver con las causas y
sí solo con sus efectos, como lo remarca el poema al decir: como cuando por
sobre el hombro nos llama una palmada. Y nos sentimos culpables, creyendo
que nosotros fallamos, achacándonos la responsabilidad de todo.
6.
Detectado
en
su pulso
Visualizamos así que el poema
Los heraldos negros tiene un valor que va de lo personal a lo social e
histórico; que vale para cada individuo, pero que tiene también un valor como
colectividad que conforma una nación.
Es el poema de la destrucción
del imperio de los incas en tierras donde la organización se hacía en base a la
familia. Es la sorpresa de la llegada de los españoles. Es el poema que modula
Atahualpa en sus oídos en el largo cautiverio que sufrió hasta su ejecución y
muerte por garrote.
Porque la conquista española
no alcanzó sino a ser eso: un golpe sorpresivo y un gran holocausto. Es la
historia de un reino donde primaban valores y que sucumbe ante algo extraño, ante
la codicia y la rapiña que es todo lo que está representado en Los heraldos
negros.
Es el poema del
descuartizamiento de Túpac Amaru en la plaza del Cuzco. Que para ser escrito
tuvo que ser detectado en su pulso, en el latir de su
sangre derramándose en el momento en que se lo ejecutaba. Son los crímenes y
asesinatos producidos en masa por el ejército invasor en la Guerra con Chile.
7. hay,
hermanos
Es un poema que resume todo
un holocausto, el más atroz de la historia humana, como aquí se dio. Es la
historia del Perú resumida en unas imágenes. Son los potros de bárbaros atilas
que nos sigue mandando la muerte, hasta ahora.
Ahora bien. Entonces, ¿cuál
es la solución y la salida a este arrasamiento y a esta devastación?
Porque no importa que no
podamos discernir en este misterio. Y no importan las desgracias que nos
sucedan. Lo importante, y este es el mensaje político, social y moral, es qué
hacer.
¿Cuál es entonces el
resquicio a la solución de los problemas y a la irrenunciable esperanza? ¿Cuál
es la solución y la respuesta a aquel “Yo no sé”? Y a la pregunta anhelante que
nos formula un niño en la escuela, o un estudiante en la cátedra universitaria.
Lo escribe y lo da César
Vallejo veinte años después y ya para morir, como respuesta a este poema y a
aquel “Yo no sé”.
Y lo da en el poema Los nueve
monstruos, que data de 1937, y que tiene que ver indudablemente con los
monstruos de Los heraldos negros, al decir:
“¡Ah!
desgraciadamente, hombres humanos,
hay,
hermanos, muchísimo que hacer.
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