27 DE NOVIEMBRE
MANUEL SCORZA, ¡PRESENTE!
EN SU NOMBRE
SE LIBRAN
NUEVAS
BATALLAS
Danilo Sánchez Lihón
Manuel Scorza
Imagen: Copy Paste Ilustrado
Un día como hoy, 27 de noviembre, hace 38 años, en 1983,
el
poeta Manuel Scorza murió al estrellarse en Mejorada del Campo,
cerca ya
del aeropuerto de Madrid, el avión en que viajaba junto con otros
escritores
a participar en un congreso de literatura en Bogotá.
Muchos consideramos que con él moría el escritor
que en un tiempo
cercano hubiera obtenido para las letras
peruanas el segundo Premio
Nobel. He aquí un artículo de homenaje, donde
se podrá leer fragmentos
de sus poemas, hoy día más vigentes que nunca.
1. Chorreando
alaridos
Manuel Scorza significa
ejemplo de lucha y de militancia para ser una nación feliz, alcanzar a
construir una patria grande, ser un pueblo liberado, una sociedad con justicia
individual y social, una comunidad alentada y orientada en su desarrollo y
devenir por valores e ideales sociales.
Poeta para salvar al
hombre, abolir las injusticias, alentándonos a ser libres para hacer que la
vida vibre con más intensidad todavía que cuando aquella únicamente palpita en
la realidad cotidiana.
Porque asumió el Perú
integralmente, con toda su miseria y con toda su grandeza, con toda su pena y
también con su indoblegable esperanza, cuando dice:
Yo no conocía el rostro de mi patria.
Tuvo que caérseme el corazón a un pozo.
Tuve que alzarla chorreando alaridos,
tuve que oírla llorar de miedo en las prisiones,
tuve que verla con su cartel de ciego en los
suburbios.
para comprender que la patria
era lo que me dolía bajo tanto dolor.
Poesía en donde no solo
relumbra el relámpago, sino que contiene y es el relámpago mismo. Pero
relámpago que siembra, que cultiva, que enseña y que sana.
2. Si el viento
me
llama
Supo Manuel Scorza ser un
poeta del mañana, de esta hora en que lo sobrevivimos y tenemos todavía la
oportunidad de pelear por instaurar aquí y ahora una patria hermosa y redimida,
como cuando advierte:
Para entonces, guardadme lo soñado.
Soñad nomás, no tengáis miedo de soñar.
Yo os traeré las increíbles cosas que soñabais,
la novia traeré al muchacho feo
y cantaré hasta que el sapo sea hermoso.
Yo, poeta,
nombro al pueblo
heredero universal de la risa y del rocío.
¡Camaradas!
En esa aurora aguardadme.
Pero si ese día llega y estoy callado y no
respondo:
Si el viento me llama y no respondo;
si la tarde me llama y no respondo;
si, con palomas de amor, el amor me llama y no
respondo,
¡llámame, América!,
¡llámame con tu voz!,
¡y marchará mi polvo tras tu bandera roja!
3. Para que yo
no
muera
En suma, porque supo
comprometerse con lo humano y, junto al dolor, supo ser solidario y jubiloso y
feliz; que es una moral que debemos rescatar para los hombres de nuestro tiempo
y de nuestro país:
Amigos:
aunque os supliquen,
jamás perdáis la fe;
aunque vengan día más sucios,
jamás perdáis la fe;
aunque mañana yo mismo os lo pida de rodillas,
no me creáis.
Amad la vida,
guardad rocío
para que las flores
no padezcan las noches canallas que vendrán.
Sed felices, os ruego,
salid de los cuartos sombríos,
sed felices para que yo no muera.
Porque hemos
venido a este mundo a realizar plenamente nuestro destino superior, el cual
trae uno grabado en el alma, pero también hemos venido a ser felices, a
celebrar la vida, hasta sorber el último capullo de miel que la vida nos ofrezca
dadivosa y amablemente.
4. El orden
vital
¿A qué más puede aspirar un
poeta sino alcanzar a perfilar aquellos dos cantos de diamante, cuales son el
amor a la mujer amada y el amor de la adhesión al pueblo, al hombre, a la
patria sea rica o pobre, y a la tierra que nos vio nacer?
Pero él hizo mucho más. Solo
por mencionar una sola y gran obra suya: hizo el festival más gigantesco de
edición de libros en nuestro país y en América Latina, denominado Populibros,
mediante el cual llegaron a nuestros hogares lo mejor de la literatura peruana,
latinoamericana y mundial, y a precios asequibles para las grandes mayorías como
nunca antes fue posible tenerlos.
Como lo dice en la
dedicatoria de su novela Garabombo, el Invisible, que hace a sus hijos Ana
María y Manuel:
Para que leyendo esta historia aprendan que el
mejor trabajo es el trabajo que hacemos por los demás.
Porque lo que importa para
Manuel Scorza es la emoción humana y el aliento social; la adhesión a una causa
y la reivindicación de un mundo por redimir.
Lo que importa es el verbo,
el alma y la vida puesta al servicio de causas nobles, coherentes, con la
dignidad del hombre y ajustadas al orden vital y que sean, además,
trascendentes.
5. Un
militante
Su obra se coteja entonces
más que en relación a criterios formales, estéticos o de “me gusta” o “no me
gusta”, se mide más en relación a la condición humana, al dolor y a los
sufrimientos reales y tangibles del pueblo, en relación al clamor de justicia,
de libertad, de la realización del destino del hombre sobre la faz de la
tierra.
No es un escritor de éxito
por la brillantez de sus obras, aunque es brillante en sumo grado. No es un
escritor de éxito por sorprender con sus metáforas, aunque ¡cómo nos sorprende!
No es un escritor de éxito por el hechizo de su verbo, ¿y quién mejor que él
para hechizar?
Manuel Scorza vale por su
filiación a la causa del hombre. Por la emoción social que lo embarga y por
saber que en los hechos puso su brazo en lo más duro y en lo más arduo de la
represión, y puso su vida al servicio de la transformación y el cambio social.
Y, por paradójico que
parezca, por esta filiación es marginado, silenciado y hasta expulsado del
ámbito oficial de la cultura nacional.
Pero su ejemplo vale y
perdura porque es el modelo de todos los que como él anteponen los sagrados
derechos del hombre como comunidad a los halagos del reconocimiento y el éxito
de la poesía comprometida a la literatura trivial y a los cánones en boga.
6. Su poesía
es
para ser proclamada
Celebremos entonces en él a
la poesía y la narrativa consagradas a defender la causa del hombre.
Comulguemos en él, con la
poesía que asume la presencia del dolor y la justicia por corregir.
Defendamos con él el
rebelde e incorruptible canto a la vida heroica. Y de que no cabe ninguna
felicidad previa a la abolición del oprobio de la miseria que se cierne sobre
los pueblos.
Porque él fue un estratega,
un capitán de ejércitos invencibles. De allí que su poesía adquiera un tono
admonitorio y un carácter indómito.
Porque siempre fue un
militante, un líder, un abanderado. Siempre abrazó una causa justa, y de la que
fue, invariablemente, su promotor y su adalid.
Su poesía es de combate, es
la de un gladiador, de un comandante en jefe; de un brigadier de ejércitos sublevados.
Es poesía para ser
proclamada en las plazas públicas, en las marchas de los trabajadores, en los
mítines populares, como también frente al oleaje de una mar agitada; como
también en calma, a solas y al atardecer; como es ante quien se pueden decir
los hechos verdaderos.
Manuel Scorza
imagen: Tulancingo cultural
imagen: Tulancingo cultural
que
son diamantes
Como también es poesía la
suya para decirla en las noches profundas, cuando se desgranan las notas
temblorosas de una guitarra. Y surgen del oleaje del tiempo los rasgos de rostros
aparentemente olvidados y otros apenas presentido en el alba.
Cuando se perfila una
imagen que sobresale de aquel mar infinito e insondable que es el olvido. Mar
hondo, vasto e inabarcable, adonde los poetas enrumban sus barcas, en el
amanecer sueltan sus amarras y rescatan milenarias y palpitantes estrellas.
Procedente de ese arcano
Manuel Scorza es una vela izada, un estandarte desplegado y una bandera que
flamea. ¡Es una herencia, una imperativa convocatoria y una consigna!
Es una enseña tremolante de
lucha y conflagración en estos tiempos oscuros y aciagos, hacia donde se
orienta y dirige el cauce de la historia para encontrar su luz.
Por eso es que en su nombre
se libran cada día nuevas y más grandes batallas, donde es vencido ese silencio
infame, claudicante y tenebroso de hablar a media voz.
Consigna
tenaz
Por tanto:
Convocados por Manuel
Scorza y lo mejor de la literatura, el arte y la cultura en general de nuestro
pueblo; inspirados y comprometidos siempre con José Carlos Mariátegui, con César
Vallejo y José María Arguedas, y tantos otros trovadores, narradores y guerreros
insignes de nuestro pueblo:
Corresponde:
Alentar un movimiento que
vuelva a izar lo más alto y al tope la bandera de la revolución social y el
sentido humano de la historia.
Corresponde por la
trayectoria de nuestras culturas originarias, y por artistas consecuentes como
Manuel Scorza, ser indesmayables en la forja del proyecto histórico de una
sociedad de la fraternidad humana, del bien común y de la adhesión a los
desposeídos.
Corresponde, invocando la
herencia moral de artistas consecuentes con su pueblo, alentar un arte del
respeto a la tierra, a la naturaleza y al mundo en que moramos, poniendo como
centro de todo orden de cosas: la justicia, el respeto a la vida, al bien común
y a las santas utopías.
Por todo eso, saludamos al guerrero
invicto, ileso y esclarecido. Paladín integérrimo, orífice de cantos que son
diamantes.
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