6 DE NOVIEMBRE
CAPTURA Y PRISIÓN
DE CÉSAR VALLEJO
TINIEBLAS
QUE CONVIRTIÓ
EN TRILCE Y
ESCALAS
Danilo Sánchez Lihón
César Vallejo. Pintura de Eladio Ruiz
Perdónanos hermano
nuestras deudas.
(Juventud Palermo de
Trujillo.
Cartel dejado en la tumba
de César Vallejo en París)
1. La pared
de enfrente
Refugiado de la persecución policial que se
había tendido sobre él y otras personas más por los luctuosos sucesos que
ocurrieron el 1 de agosto del año 1920 en Santiago de Chuco, en los cuales también
participó el pueblo llano y sencillo en plena Segunda Fiesta del Apóstol
Santiago el Mayor, que se celebraba el 1 de agosto del año 1920 en Santiago de
Chuco y en los cuales resultó involucrado, César Vallejo permanece oculto en un
rancho que su amigo Antenor Orrego tiene en la zona de Mansiche, cercana a
Trujillo y al cual denominan El predio.
Debemos advertir acerca de estos hechos que
César Vallejo sufrió persecución y cárcel en Trujillo no por delitos
relacionados a la corrupción, a la inmoralidad ni al cohecho, sino por el
contrario: fue por involucrarse en aspectos de protesta social, a fin de que no
se cometieran abusos ni actos en contra de la ciudadanía por una gendarmería
beoda y finalmente homicida azuzada por un cacique local.
Sufrió prisión César Vallejo por ponerse al
lado se su pueblo, puesto que la gendarmería embriagada abrió las puertas de la
cárcel para que todos los reclusos escaparan, insultó a la autoridad y disparó
en contra de una comisión de ciudadanos entre los cuales estaba el subprefecto
de la provincia, el Sr. Ladislao Meza, y que habían concurrido a solicitarles
moderación y recato, disparando desde dentro y causando la muerte de un
ciudadano notable como era el señor Antonio Ciudad con un disparo que le hizo
volar los sesos que quedaron regados en la pared de
enfrente.
2. Hasta
ahora
Por estos acontecimientos César Vallejo fue
capturado y sufrió 112 días de cárcel; lo paradójico es que por haber actuado en
defensa del orden y del bien común, puesto que en todo momento estuvo al lado
de la legalidad, apoyando al subprefecto local. Y no estuvo privado de libertad
por inconductas de su vida privada en la cual incurren muchos personajes, y aún
más artistas principalmente de aquellas corrientes que representan justamente
la orilla opuesta del arte que César Vallejo cultiva, propugna y defiende.
Por eso, a partir de agosto del año 1920 en
que fuera incluido en la denuncia y juicio, permanece oculto en Santiago de
Chuco y después en Huamachuco. Y las semanas previas a su captura en El predio
que tiene Antenor Orrego, hombre de letras, periodista y principal animador del
colectivo de amigos a los cuales se los reconoce ahora como el Grupo Norte de
Trujillo, al cual pertenece César Vallejo.
Allí pasa las horas leyendo y en tertulia
con algunos amigos de confianza que conocen acerca de su paradero. Sin embargo,
el día 5 de noviembre de 1920 recibe allí la visita de una persona que le
aconseja que se traslade a un nuevo refugio. Y le dice cuál, en donde habría de
estar más seguro.
3. Amistad
multánime
Así, el día 6 de noviembre sale muy
temprano de El predio hacia ese otro lugar recomendado, que es la casa de
Andrés Ciudad en la calle San Martín 564, en donde estaba refugiado Héctor
Vásquez, otro de los implicados y perseguidos por los sucesos de Santiago de
Chuco. Ocurre que el juez del crimen ya había detectado el hecho y dictado
orden de allanamiento de aquel domicilio, en coordinación con el subprefecto
Eduardo de la Flor, estando ya en marcha el operativo para incursionar en él.
¿Quién fue ese ingrato agente de la
represión con máscara de amigo, de familiar, de paisano o de persona conocida,
tan preciso y cabal en su deslealtad, traición e inquina? Porque fue ese sujeto
quien entregó de la manera más exacta, así como Judas llevando a la cohorte de
alguaciles y dándole un beso al maestro en señal de vendetta, bajo un aparente
cariño.
César Vallejo se negó a revelar la
identidad de la persona que le sugirió ese traslado. Ha callado aquel nombre
para siempre. Quizá no ha querido hacerlo pasar a la posteridad al lado suyo,
hubiera sido un premio o un halago inmerecido. Lo ejemplar de actitudes como
ésta, es el hecho de no ocuparse de ruindades y bajezas. Y que es lo que hizo
posible que él construya la amistad multánime que
siempre tuvo, disculpando flaquezas y perdonando miserias humanas.
4. Detrás
de él
Y que se puso de manifiesto también cuando
el día de su liberación, el 26 de febrero del año 1921, fuera una multitud la
que permaneciera de pie y lo acogiera nuevamente en su seno. Fue la razón para
que tuviera un recibimiento tan sentido que se le tributó a la salida de la
penitenciaría. ¡Porque él tampoco denunció ni ese ni cualquier otro día a quien
lo traicionó la fecha en que fue arrestado!
Intervención y captura de César Vallejo que
ocurriera el 6 de noviembre por la mañana, y que no dejó de ser espectacular: En
primer término, fue numeroso el contingente de personas que participaron en el
hecho.
En primer lugar, contamos con la presencia
de Belisario Vásquez, Mayor de Gendarmes, y de Víctor Otiniano, Escribano del
Crimen, quienes actúan con diligencia extrema como si de cazar a lobos se
tratara. Los acompañan un pelotón de seis guardias civiles y una nube de
curiosos que se aglomeran para contemplar la escena.
Llenadas las formalidades con el dueño de
la casa y dictadas las advertencias, a las 11.30 de la mañana parte el
contingente desde la calle San Martín llevando a César Vallejo esposado, como
si se tratase de un avezado delincuente. Detrás de él conducen también esposado
a don Héctor Vásquez.
Plaza de Armas de Huamachuco
5. Que no
escape
El recorrido que hace el séquito y la gente
que lo secunda, es seguir el curso de la calle San Martín hasta el encuentro
con la calle Mariscal Orbegozo, en donde la comitiva dobla a la izquierda en su
rumbo tomado.
Los inculpados van rodeados de gendarmes y
los hacen caminar por la parte céntrica de la calle a fin de que no escapen,
sea por alguna esquina o sea por alguna puerta entreabierta. Sin embargo, a
quien más cuidan y de quien están más pendiente es de César Vallejo como si
este fuera el cabecilla. Quizá porque han notado, por los comentarios de la
calle y la prensa, que es quien más defensores tiene.
Al llegar el cortejo al cruce formado por
la calle Orbegozo con Independencia, se produce un conato de nerviosismo,
sujetando los custodios fuertemente a este reo.
Se trata de una diferencia de criterios
entre el Mayor de Gendarmes y el Escribano del Crimen. El primero opina que es
mejor cruzar la Plaza de Armas y el otro es de la idea que mejor sería evitarla
previniendo a que grupos de personas pudieran allí interponerse, rodeándola por
el contorno.
Prevalece el primer criterio en
consideración al mismo argumento. Ingresan a la Plaza de Armas por la esquina
de la Catedral. La atraviesan en diagonal, bordeando el monumento central.
6. Sin
luz
Así llegan a la esquina de la
Municipalidad, para de allí dirigirse por el jirón Francisco Pizarro, hasta
llegar a la penitenciaría donde son introducidos los acusados.
Allí menudean órdenes, mandatos, palabras
soeces. Se llenan los papeles reglamentarios. Se registran las huellas
dactilares, siendo puesto luego César Vallejo en manos del alcaide del lugar,
don Cipriano Barba, para luego ser encerrado en una mazmorra deplorable, sin
luz y nauseabunda:
Ah
las paredes de la celda.
De
ellas me duele entretanto, más
las
dos largas que tienen esta noche
algo
de madres que ya muertas
llevan
por bromurados declives,
a un niño de la mano cada una.
Y
sólo yo me voy quedando,
con
la diestra, que hace por ambas manos,
en
alto, en busca de terciario brazo
que
ha de pupilar, entre mi dónde y mi cuándo,
esta mayoría inválida de hombre.
Casa de Vallejo en Santiago de Chuco
Foto: Jaime Sánchez Lihón
7. Todo lo convierte
en obra creativa
Ahora bien, la prisión de César Vallejo, ¿qué nos deja como
significado, y qué podemos extraer de ella, como algo o mucho, de positivo? Y,
¿por qué faltando solo un año para que se cumpla un sigo de haber ocurrido, nos
seguimos ocupando de ella?
En primer lugar, nos testimonia que nuestro máximo poeta no
solo fue un autor en la escritura de decisivos, hermosos y trascendentales
poemas, sino que fue un hombre que supo identificarse, defender y luchar con su
presencia y su vida por las causas nobles y justas de los hombres y los
pueblos.
Nos deja la lección de haber sufrido, padecido y purgado
condenas por sus convicciones, ideas y puntos de vista, siempre del lado del
sentir popular, como lo hizo después con la España crucificada con la Guerra
Civil Española. Nos deja la muestra de su sacrificio y su martirio, puesto que
escribió:
– El momento más grave de mi vida
fue mi prisión
en una cárcel del Perú.
Pero lo más importante que nos muestra como fortaleza moral es
que en esos días suyos de cárcel, que amargaron y ensombrecieron su vida, convierte
lo deleznable en obra creativa escribiendo en la oscuridad y las condiciones de
vida más atroces el poemario Trilce que transforma la lengua castellana y
escribe el libro de narrativa Escalas, hito de la narrativa contemporánea,
convirtiendo hechos penosos e injustos en victoria y en triunfo.
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