20 DE
DICIEMBRE
DÍA DE LA SOLIDARIDAD
HUMANA
EL EVANGELIO
DE LA
SOLIDARIDAD
Danilo Sánchez Lihón
1. vive
en poesía
Hay múltiples
aspectos en los cuales César Vallejo es un ejemplo de artista, de hombre y
paradigma egregio de la especie humana.
Quiero recoger
aquí solo un contenido de su majestuosa personalidad cuál es su adhesión, su
militancia, su solidaridad con la condición de los pobres y desposeídos de la
tierra.
Y la coherencia
de sus ideas y planteamientos, que él expone, con su vida; porque en muchos
luce muy bien defender a los pobres, pero ellos mismos vivir como ricos.
Tanto que para
darle moral a las palabras que sostiene y predica él se hizo mendigo. Y, sin
embargo, pese a esta precaria condición la grandeza de una persona como César
Vallejo fue hacerse padre, protector y, más aún, progenitor de una nueva
humanidad.
Es decir, es
quien la gesta, y más aún la hace parir mundos nuevos, como la solidaridad que
a partir de él se la palpa, se la siente y se la vive en poesía.
2. hecho
colectividad
Es portentosa en
él la autenticidad para asumir el mundo, solidarizarse con lo más sensible que
hay en él, como son los marginados, los golpeados, los indígenas, los
indigentes.
Y César Vallejo
murió por solidarizarse y consustanciarse con ellos, hasta el punto de hacerse
uno más de los dolientes, integrante de estas huestes que están en el centro
del mundo y pareciera que lo merodean.
¡Y he allí su
proeza! Porque reside la grandeza de un hombre en su capacidad para recoger
experiencias de la realidad y proyectarlas en un horizonte de valores y en una
nueva actitud frente a la vida, como él lo hizo.
Y en hacer que
muchos seres humanos rediman su vida, reconociendo que así como por el bien
individual hay que luchar por el bien colectivo.
La vida y obra
de César Vallejo es un coloquio con el ser más íntimo, pero también proyectado
hacia el hombre hecho colectividad, configurando pueblo, comunidad; y asumiendo
su compromiso como humanidad fraterna.
absoluto!
Es su blasón e
insignia la comunión con la humanidad dolida y representada en el hombre que
sufre. Es su significación y doctrina una dilucidación acerca del hombre en su
condición de especie que padece.
Y César Vallejo
sufrió, no por incapacidad sino por sobrehumana capacidad para hacerse
solidario con los demás, que para él no son otros, sino hermanos innegables.
Y murió por una
guerra que ocurría a mil doscientos sesenta kilómetros de distancia de donde él
estaba, como fue la Guerra Civil Española, residiendo él en París.
¿Pero acaso
murió por ser poco acertado en la solución de los problemas? ¡No! Él se echó
los problemas del mundo a sus espaldas y los supo resolver en documentos
irrefutables para la memoria y el ser del hombre.
Cantó el
responso al dolor humano, ¿acaso por su incapacidad para ser feliz? ¡No! ¡Era
de joven un ser pletórico y exultante!
Sufrió de hambre
y frío, ¿pero acaso por falta de dones para proveerse de recursos? ¡No! Sufrió
el no tener un techo dónde dormir; pero, ¿acaso por desidia, por indolencia o
apatía? ¡No! ¡En absoluto!
4. Sufre
por su
creación
César Vallejo
todo lo asumió por solidaridad humana.
Él se erige como
la boca del ser de la humanidad integral que habla, como el cuerpo integral y
como el alma integral del ser que proclama. Y asume como misión el testimonio
para la especie humana.
Es la voz que
interroga y que también blasfema, porque en él todo repercute como ser humano
trascendente.
Todo él se mide
con la esencia del hombre aquí y ahora, en la historia, no negándola ni
asumiendo una teología como entelequia, sino del ser humano como presencia
concreta y también como ideal y horizonte social a cumplir y redimir.
Con Dios más
bien se enfrenta para reprocharle tanto abandono y tanta desolación, a quien
adivina como alguien que también sufre por su creación, y a quien le dice:
Dios mío, si tú hubieras sido hombre,
hoy supieras ser Dios;
pero tú, que estuviste siempre bien,
no sientes nada de tu creación.
¡Y el hombre sí te sufre:
el Dios es él!
5. hondas
y viscerales
César Vallejo es
de los alzados en armas reclamándole a Dios acerca de su creación. Es el
réprobo por defender y solidarizarse con el hombre. Por quien habla el hombre
impertérrito en su soledad como habla la humanidad congregada, militante,
multánime y tornada gesta. Y clama:
Para ello, Vallejo
exploró hasta el fondo las raíces del dolor como un médico intentando extraer
el veneno de un cuerpo enfermo. Más al fondo de donde puede ser posible llegar.
O donde pueda verse y hasta, si se quiere, imaginarse o presentirse. Igual que
Cristo, pero sin un padre que lo auxilie y de él se apiade. Y clama:
Yo
no sufro este dolor como César Vallejo. Yo no me duelo ahora como artista, como
hombre ni como simple ser vivo siquiera. Yo no sufro este dolor como católico,
como mahometano ni como ateo. Hoy sufro solamente. Si no me llamase César
Vallejo, también sufriría este mismo dolor. Si no fuese artista, también lo
sufriría. Si no fuese hombre ni ser vivo siquiera, también lo sufriría. Si no
fuese católico, ateo ni mahometano, también lo sufriría. Hoy sufro desde más
abajo. Hoy sufro solamente.
Los Poemas
humanos son fruto de las entrañas más hondas y viscerales del sufrimiento a que
puede llegar el ser, por solidaridad y no por ineficacia personal.
6. diamantes
del
sufrimiento
Son poemas
cribados en las brasas al rojo vivo del peor de los sufrimientos, solo que en
este caso aquel que tiene razón y conciencia de ser, pero sin un Dios seguro
que lo sostenga ni lo ampare.
el dolor crece en el mundo a cada rato,
crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,
y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces
y la condición del martirio, carnívora, voraz,
es el dolor dos veces
y la función de la yerba purísima, el dolor
dos veces
y el bien de sér, dolernos
doblemente.
Y, siendo
«España aparta de mí este cáliz» la cumbre más alta de la poesía de todos los
tiempos, ¿cómo lo hizo? Lo talló, esculpió y forjó sin tener trabajo del cual
sustentarse; sin tener los medios para comer, ni tener siquiera una piedra en
qué sentarse ni donde recostar su cabeza.
Siendo así su
gigantesca aventura humana resulta majestuosa como proeza de la humanidad en su
conjunto, la de ganarle la partida al dolor, y de entresacar algunos diamantes
del sufrimiento y hasta de la muerte.
7. La muerte
desaparecerá
Erige así sobre
el abismo unas claves redentoras acerca de la condición humana, siendo una de
ellas la solidaridad. Y todo ello sólo alentado por el desvelo acerca de cómo salvarnos
con la adhesión al destino de la humanidad como conjunto.
De allí que los
«Poemas humanos» y «España, aparta de mí este cáliz» sean nuevas Sagradas
Escrituras, a la altura y al nivel de los profetas bíblicos, dado que todo lo
transforma en infinita redención humana y colectiva.
El Evangelio
Vallejo expuesto más explícitamente en el sermón del llano o del círculo, que
es el poema «Masa», preconiza en síntesis de que nadie se salva si no nos
salvamos todos.
Que hasta el
criminal no es culpable de serlo. Que no debe haber un solo Judas, ningún
réprobo ni condenado. Elimina y abole el Infierno y el Purgatorio por no ser
lícitos ni legítimos, considerándolos en frío desde la condición humana.
Glorifica que la
muerte desaparecerá porque todos los hombres de la tierra se han de juntar
solidariamente en un ruego y en un abrazo común, y a quien al unísono le
haremos escuchar nuestro clamor.
8. Se forjó
aquí
Entonces la
muerte despertando emocionada de su letargo, ha de levantarse de su postración
y ha de abrazarse, ¡ella misma viva!, al primer hombre, emocionada, sí, emocionada.
Emocionada por
haber sido salvada con nuestra unión inquebrantable. Y se echará a andar ya no
muerta sino viva.
De ese modo
predica y profetiza el Evangelio Vallejo, de que hasta el cielo tiene que
volverse un hombrecito. Que él tiene que venir hacia nosotros y no ir nosotros
hacia él.
Que el cielo
tiene que ser bueno y la muestra que ha de hacer es solidarizarse con el
hombre. Y no que el hombre tiene que hacerse merecedor del cielo. Y que el
hermano obrero y el hermano campesino, redentores y salvadores nuestros, perdonen
nuestras deudas y se apiaden.
Un ser así, para
advertir todo esto, solo pudo gestarse en una cultura de sustrato solidario
como es aquella que se forjó aquí e hizo de la solidaridad una política de
Estado y un orden social como fue el Tahuantinsuyo de los Incas.
Un hombre y un mensaje
así solo era posible que se dé como fruto de una cultura que es la más vieja
del mundo y que sin embargo por sabiduría a la vez es la más inocente, como es
la cultura andina, de la cual César Vallejo es el fruto más excelso.
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