HOY
ES EL SOLSTICIO DE VERANO
CREPÚSCULOS
DE
LIMA
Danilo
Sánchez Lihón
“Oh, escándalo de miel
de
los crepúsculos”.
César
Vallejo
1. Arreboles
del ocaso
No hay crepúsculos más
hondos, infinitos y desgarrados en las puntas de los mástiles y en las
espadañas de los templos, que los crepúsculos de Lima.
Cruelmente hermosos,
despiadadamente sangrantes, tanto que solo es en el océano que pueden hallar
asidero y encontrar un poco de consuelo.
Tiñendo de bermejos y
púrpuras el horizonte, porque todos en él sucumbimos, heridos en lo peor y más atroz
de la batalla.
Lucha y fragor donde todo
estalla, donde lo terrible y feroz es el silencio y la calma, sin un solo
relincho de caballo, ni estridencia de sables que se cruzan.
Y que ocurren en el vacío y
lo ausente absolutos; aunque hacia el fondo resuenen trompetas, clarines y
trombones.
Y un violín sonámbulo punce
su cuerda primera lánguida en lo alto.
2. Salidos
de madre
Y que es cuando atruenan
tambores que se pierden en lontananza. Y llegan los ecos de truenos de duelo
que se extinguen a lo lejos en el mar en éxtasis.
¡Y qué terrible que las
casas yazgan entonces al pie de estos cielos incendiados, atravesados de
tormentas y al filo de los acantilados que se erigen, tensan y curvan!
¡Con portones y ventanas
astilladas y por los recuerdos y evocaciones bajo la vastedad doliente de los
arreboles que se extinguen!
Y, ¡cómo es que dichas
moradas, bajo las cuales los seres humanos se guarecen, pueden sobrevivir a
estos holocaustos!
¡Tan indefensas ante tanto
estupor, asombro e infortunio, sueltos y salidos de madre y desbocados de
padre!
3. Esta
avecilla
Y, me digo y me repito,
demudado y absorto:
¿Desde qué timbre del día
empieza a acumularse esta expiación, pena y desdicha?
Hasta el punto de no poder
siquiera llorar lágrimas vivas sino agitar en la orilla apenas un pañuelo de
despedida.
¡Un aleteo entre oleajes
estupefactos de aguas saladas siendo el océano un mar de lágrimas que antes fue
agua dulce!
Siendo la interrogante: ¿Desde
qué momento, estando el cielo en paz y sosiego, empezó a latir el corazón de esta
avecilla desventurada que es el crepúsculo?
¡Para que después riele sangrante
y desconsolada en el océano!
4. El germen
núbil
¿Desde qué semilla de la
tarde surge su aleteo fascinado, luego frenético y después en convulsión
demente y enajenada?
¡Hasta el grado del
martirio, del descalabro y la fatalidad póstuma y suprema!
¡En qué instante ocurre su
primer latido!
¡Y su palpitación
primigenia con el germen núbil de su postrera desesperanza, inmolación y agonía!
Cuando es que primero
tiembla tímida, luego extasiada y después delirante en su martirio.
¡Estremecida ante la
sobrecogedora cosmogonía que todo lo abarca, inunda y posesiona!
5. La mar
ignota
Tanto, que incluso el héroe
erguido en su pedestal en el centro de la plaza, tiembla en lo alto de su
monumento.
Atónito de tanto enigma, de
tanta desolación y malhadada locura en que se destroza el firmamento.
Él mismo, que es grande y
valeroso, parece desvanecerse ante esta hora infausta y aciaga.
Donde él mismo, que es
decidido e impertérrito, vacila y titubea.
Y se sumerge en la duda
ante tanta conflagración allende el barranco y de la mar ignota.
6. En todo
este naufragio
Su corazón, hecho de tosca
piedra y su memoria incólume, tremola aquí, ensimismado y tembloroso.
Y pese a su moral invicta sufre
ante tanto enigma, y se apena dentro del mármol indolente que lo contiene.
De este vivir con todo el
sentimiento y el alma expuesta. De este habitar el mundo así desolado e inerme.
Y este tener que quedarse
inhiesto.
Y este tener que estar de
pie e inmóvil en todo este naufragio.
Y de esta manera de estarse
así, vivo ante tanto misterio, que no se entiende ni comprende.
7. Y hasta
el sol
¡Crepúsculos de Lima, que
no sé por qué son de este modo! Que nada lo explica, que no hay nada que sosiegue
en algo el alma para sobrellevarlos.
Que empieza con una señal
imperceptible de la tarde, en que todo de pronto se torna lento, innombrable y
angustioso.
¡De impiedad abismal y
suprema!
Que es cuando algo nace o
muere, aparece y desaparece en el universo. Y que también yace en el fondo del
ser sin remedio.
Que es cuando el cielo se
deja invadir de una atroz premonición.
Y hasta donde el sol,
soberano y todopoderoso, y amando tanto el mundo y la vida, anuncia que es
ineludible hundirse y fenecer.
Y ojalá, a su vez, renacer
hacia otro universo.
Los textos anteriores pueden ser
reproducidos, publicados y difundidos
citando autor y fuente
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar
a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
*****
DIRECCIÓN EN FACEBOOK
HACER CLIC AQUÍ:
*****
Teléfonos:
393-5196 / 99773-9575
Si no desea seguir recibiendo estos
envíos
le rogamos, por favor, hacérnoslo
saber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario