23 DE DICIEMBRE
NACE ANTONIO CORNEJO POLAR
CERTEZAS Y
DILEMAS
DE LA LITERATURA
INFANTIL
Danilo Sánchez Lihón
Introducción
Antonio Cornejo Polar del Perú, junto con Ángel Rama de Uruguay,
son los baluartes que desde la crítica literaria estructuraron para América
Latina categorías de pensamiento sistemáticas, rigurosas y propias.
Él configuró un sistema de pensamiento definido como la
heterogeneidad discursiva, que ahonda no solo en los géneros y formas
literarias, sino en los espacios de sensibilidad, en los sujetos de producción
verbal, como en la heterogeneidad del mundo.
Nació en Lima el 23 de diciembre del año 1936 pero siempre reclamó
su identidad arequipeña, como correspondía por sus ancestros. Establecido en
Arequipa cursó estudios en el colegio jesuita de San José y luego en la Universidad
Nacional San Agustín donde pronto ejerció la docencia.
Luego se traslada a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en
Lima, en 1966, en donde llegó a ejercer el cargo máximo de rector, en el año
1983, para posteriormente ejercer, a partir del año 1966, la docencia en los
EE.UU.
En clases sus palabras, fluidas y exactas, y que obedecían a
esquemas de razonamiento y erudición bien estructurados, apenas dejaban
espacios a las bocanadas de humo de los cigarros que fumaba uno tras otro.
Las volutas nublaban el pizarrón, pero no su mirada límpida detrás
de los cristales de sus anteojos, ni tampoco empañaban los colores vistosos de
sus corbatas que apenas sobrepasaban la mitad de su pecho en su figura delgada,
esbelta y elegante.
Fue director de la Casa de la Cultura del Perú en la época más
expectante de nuestro país, y fue elegido Rector de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos, como culminación de un movimiento apoteósico de renovación
universitaria.
Me invitó a visitarlo en Pittsburg y pasar algunos días en su casa
en donde me alojé. A mi llegada fue a recibirme junto con su esposa Cristina.
Vestía esta vez ropa deportiva y lucía en la cabeza una boina marrón de cuero
con correa y hebilla hacia atrás. Después caminamos bajo la lluvia, guareciéndonos
bajo los alerces y castaños del inmenso campus universitario, visitando el edificio
central y sus recintos aledaños.
En su casa conversamos de muchos aspectos, pero pude grabar una
entrevista que le hiciera sobre un tema en aquel entonces marginal, como es el
de la literatura infantil y juvenil, que dividí en dos partes. La primera que
publiqué hace algún tiempo y esta segunda parte que presento ahora. Antonio
Cornejo Polar murió en el mes de mayo de 1997 aquejado de una imprevista y
penosa enfermedad. (D.S.L.)
1. LIJ
y educación
D.S.L. Antonio,
pasando a otro aspecto, mucho de la literatura infantil y juvenil exitosa es
aquella puramente lúdica, que es la capacidad de ilusión, de fascinación y
creatividad abierta al mundo, sin ningún lastre ni atadura que lo limite u
oprima. Pero eso es casi inimaginable en algún escritor peruano.
¿Crees que hay
alguna razón por la cual un autor, un escritor literario en el Perú tenga una
suerte de impedimento casi fatal de poder hacer volar la imaginación, la
ilusión, la fantasía de manera desprendida de todo lo que son sus substratos
sociales, concretos y reales?
¿Por qué no hay
escritores que se dediquen al hechizo puro de la palabra y de la quimera, como
en otras latitudes? ¿Hay alguna razón cultural que permita explicar esto y que
nos prohíba o nos condene a no tener una literatura infantil que sea el
gracioso y soberano gusto por la imagen, esa dimensión netamente de hechizo,
encanto y sortilegio?
A.C.P. Yo creo que
tal vez hay dos puntos a tratar respecto a esta problemática. El primero es que
la literatura infantil y juvenil ha estado muy ligada a la pedagogía y de
alguna manera ha funcionado en relación con ciertos objetivos o metas que se
tratan desde una perspectiva concretamente didáctica o educativa.
Y eso hace que
este tipo de literatura tienda siempre a enseñar algo, a ser útil de alguna
manera, a coadyuvar en el trabajo educativo. Pensando en términos positivos si
se quiere, en el sentido de que hay que dar lecciones de civismo, lecciones de
cualquier materia, pero siempre con la idea de ofrecer una lección.
Creo que eso ha
limitado un poco la capacidad de una literatura de este tipo que sea más
puramente imaginativa, lo cual evidentemente es un error, porque también la
imaginación, la sensibilidad, la capacidad de fingir y de emocionarse frente a
lo puramente fantasioso, es parte de la condición del hombre y debería ser
también parte de su educación.
Por otro lado,
creo que no solo en el campo de la literatura infantil y juvenil, hay una
tradición en la literatura peruana y sudamericana de compromiso o de necesidad
de enfrentar situaciones socialmente angustiosas o deprimentes, o problemas que
directa o indirectamente atañen a grandes núcleos humanos, y creo que eso
funciona tanto en la literatura adulta como en la literatura infantil y también
puede haber sido una razón para que este tipo de literatura imaginativa se
cultive menos, o se cultive muy poco.
Creo, sin embargo,
como lo decía hace un momento, que es importante señalar que aún desde esa
perspectiva la capacidad de fabular es una de las capacidades que permiten que
el hombre sea más humano.
2. LIJ
y oralidad
D.S.L. En
México y en España, Antonio, yo he asistido recientemente a una especie de
festivales muy entusiastas de gente en las calles, en los trenes, en los
parques y en distintos espacios públicos que hacen actividades muy gratas y
significativas como la de narrar cuentos, tanto de la tradición literaria
nativa, como de versiones orales de textos escritos por autores universales,
muchos de ellos inclusive de la actualidad.
Este es un
movimiento pujante en otros países latinoamericanos y europeos. ¿Es ésta una
forma de cumplir con algún rito esencial del quehacer literario? ¿Qué
observaciones, alcances o notas darías sobre este tema, que en el Perú también
se ha iniciado con grupos que cada vez con mayor animación, confianza y fervor
empiezan a hacer narración de cuentos en talleres, teatros y plazas?
A.C.P. Dependiendo
de las épocas, que son muy definidas a este respecto, siempre hubo una
tendencia a oralizar la escritura o a difundirla oralmente cuando es de raíz
oral. Desde los juglares en la Edad Media, siempre ha habido esta tentación,
por decirlo así, de poner un relato directamente en contacto con su auditorio,
que puede reaccionar en el mismo momento.
Es importante
señalar que a través de las repercusiones que se van logrando en la actuación
inclusive puede suscitarse que quien lo está contando modifique algunas partes,
enfatice otras, quite algunas que parecen inoportunas en ese momento o qué se
yo. Es decir, se produce una comunicación mucho más directa entre autor y público
y una relación mutuamente productiva.
Entonces, la idea
me parece estupenda y como digo es una tradición que viene por lo muy menos
desde los juglares y que en América Latina tuvo un momento bastante
interesante, si bien no en el campo del relato, en el campo del teatro, cuando
en la década del sesenta se habló de teatro en la calle, de teatro improvisado
–de alguna manera improvisado– en circunstancias políticas y sociales
especialmente significativas.
Este teatro
volcado hacia la calle y que más bien trata de mimetizarse con la vida real,
podría ser un antecedente valioso para esta renovación o este renacimiento del
fabulador que cuenta sus propias creaciones, o creaciones ajenas, directamente
ante un público, con el que se vincula hasta corporalmente, puesto que ya no es
solamente la letra sino también el gesto, la entonación o algunos otros
elementos que pueden ingresar en la comunicación.
Creo que es una
práctica interesante que los grupos de promoción cultural de vanguardia podrían
asumir como una experiencia válida para reinsertar la literatura de manera más
productiva y fecunda, en el cuerpo social del país.
3. LIJ
y legitimidad
D.S.L. Antonio,
la literatura infantil y juvenil en el Perú, ¿te parece promisoria? ¿Es
legítima y auténtica? ¿Qué reflexiones te produce pensar en este tema que en el
Perú ahora alcanza más o menos una especie de noticia de primer orden?
A.C.P. Yo creo
que, también en términos generales, uno de los grandes problemas que se están
discutiendo en la teoría literaria y también en el pensamiento crítico, en
muchas partes, es la reivindicación y revalorización de aquello que puede
denominarse como literaturas marginales o marginadas.
Estoy pensando,
por ejemplo, en la literatura femenina, en la literatura de los grupos étnicos
desfavorecidos históricamente, en el testimonio de otros grupos sociales
igualmente discriminados, que hoy día comienzan a ser trabajados dentro del
“corpus” de la literatura, siempre con el problema de encontrar métodos
adecuados para acercarse a estas literaturas que antes se veían como
subliteraturas o como literaturas de segunda categoría, y que obviamente no lo
son.
En este sentido,
teóricamente se trata de un problema general que podríamos resumir en que se
está produciendo un cambio en el concepto mismo de literatura, y que este
cambio tiene como objetivo fundamental modificar el concepto de literatura para
incorporar precisamente todas estas manifestaciones que habían quedado un poco
en los márgenes, y que se veían desde una perspectiva central, algo
borrosamente.
Entonces yo creo
que sí, la literatura infantil y juvenil también puede entrar dentro de esta
reivindicación de las formas marginales, y que ése podría ser un trabajo
francamente muy estimulante.
4. Afinamiento
teórico
D.S.L. Máximo
Gorki escribía que los verdaderos artistas en el campo de la literatura eran
aquellos que escribían obras auténticas y legítimas para niños. Los otros
escritores para él no eran artistas sino artesanos.
Indudablemente,
la literatura infantil es importante y fundamental porque a través de ella
recuperamos el derecho a la imaginación, el pleno disfrute de la belleza, la
soberana disposición a la utopía y, sobre todo, a la construcción de una
esperanza para nuestros pueblos.
En ese sentido,
¿qué recomendaciones tanto para los creadores de literatura infantil como para
los críticos, estudiosos y comentaristas darías tú?
A.C.P. Lo que
pienso es que hay muchos problemas que aún no han sido suficientemente
pensados, ni resueltos en este campo específico. Por ejemplo: con relativa
frecuencia existe la idea de que el niño admite solamente un determinado
contenido expuesto en un lenguaje excepcionalmente simple, y en realidad creo
que el niño es mucho más sensible y mucho más inteligente de lo que
presuponemos.
El problema que
mencioné hace un momento, esta especie de ligazón casi inevitable entre
literatura infantil y pedagogía, creo que tendría que repensarse o, en todo
caso, debe dársele una nueva dimensión.
Todo eso hace que
en el campo de la literatura infantil haya más dificultades y se haya
adelantado menos que, por ejemplo, en el campo de la literatura femenina, donde
sí se ha producido una transformación sustancial y se han logrado resolver
problemas teóricos y metodológicos de análisis de esta literatura.
Pienso en resumen
que, dentro de esta corriente, que es muy estimulante, de ampliar el circuito y
el ámbito de la literatura y de incorporar dentro de ella manifestaciones que
parecían secundarias, creo que podríamos incluir la literatura infantil y juvenil.
Creo, sin embargo,
que falta una especie de afinamiento teórico sobre qué entendemos acerca de
ella y cómo ésta se inscribe dentro del campo general de nuestra literatura.
Me da la impresión
que, mientras no resolvamos estos problemas, que son más bien teóricos, algunos
de los dilemas de los que hemos hablado van a subsistir por algún tiempo.
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