viernes, 24 de enero de 2020

Poesía y amistad Perú-Taiwán. Formosa en el alba.


24 DE ENERO
POESÍA Y AMISTAD PERÚ-TAIWÁN

FORMOSA
EN
EL ALBA

En Tamsuí, Taiwán

MI GUÍA
Y TRADUCTORA
EN TAMSUÍ

Danilo Sánchez Lihón
       
                                1.

          Me pongo
De pie, rodeo el salón y voy un momento
          hacia
La parte posterior, detrás del público
          que atiborra
La sala. Y ya está ella a mi lado, bella
          como es, de no más
De veinte años de edad. Aún una joven
          estudiante del último
Año, en el Departamento de Lenguas
          Extranjeras
De la Universidad de Tamkang, quien
          como una sombra,
O más bien como un rayo de sol, la siento
          como parte
De mi pulso y de mi sangre, cuando se
          posa junto a mí.


Delegación de Taiwán en la UNMSM

                                2.

          Pol si acaso,
¿Quizá necesitas pluma pala esclibil?
          Sí.
Le digo yo. Y solícita busca en su bolso
          una pluma
Y me la da, con sus ojos límpidos y
          sinceros.
Satisfecha hasta el éxtasis de ser útil
          para mí. Pero,
¿Cómo es que adivina el momento
          en que yo
Quiero escribir? Me pregunto arrobado.
          Y está
Atenta a todo lo que me pasa: en el bus,
          cuando camino,
En los almuerzos y cenas; extendiendo
          su sombrilla
Haga o no haga sol. Y así, poco a poco,
          trascurridos
Los días, ella se va haciendo inherente
          a mi alma y a mi ser.

                                3.

          Ahola,
¿Vas a hablal tú en el salón? Me pregunta.
          – Sí.
Le afirmo. / – Y, ¿tienes esclito lo que vas
          a decil? / – No.
Voy a decir algo improvisado. – ¡Ay, no!
          Implovisado, ¡no!
¿Puedes decilo ahola pala yo anotalo?
          Sí.
Voy a expresar que la poesía es llama
          viva
Y que el peor de los deshielos no podrá
          apagar. / Despacio
Pol favol. No te apules que etoy anotando.
          Y esto
Complende, es muy impoltante pala mí.


En la clausura del certamen en Tamsuí

                             4.

          Cuando
No sabe una palabra en español me
          hace
Repetirla varias veces, mientras me mira
          con sus ojos
Radiantes, concentrada en la palabra que.
          la deletrea
En silencio apenas moviendo los labios
          sin mancha,
De naturaleza pura. Extrae lentamente su
          celular que está
Siempre encendido y que guarda dentro
          de la manga
De su blusa y que pulsa como si los botones
          supieran el ritmo
De sus dedos, con una gracia y destreza
          que a mí me asombra.

                                5.

Y mientras busca el vocablo con su rostro
          inclinado
Delante de mí, con sus labios que tiemblan
          rojos y núbiles,
Como fresas aún en sus ramas, o pámpanos
          dormidos,
O la ciruela madura que aún no ha caído.
          O rubíes
De la granada aún sin abrir que dormitan
          extasiados.
Levanta hacia mí los ojos radiantes y afirma,
          asombrada
Ante la palabra que el vocablo encaja, que
          está bien
Y eso la extasía, la arroba y la hace sonreír,
          como si el universo allí
Recién se hiciera, todo en base a palabras
          que a ella le fascinan.


           Capulí en Taiwán

                                6.

          – Peldóname
Pol no hablal bien el español. –Se
          disculpa.
Antes de que yo me ponga de pie e
          intervenga
Diciendo algo en el auditorio sobre la poesía
          que ella luego
Traduce en chino mandarín. – Etoy nelviosa.
          Se confiesa
Repasando en su cuaderno de notas aquello
          que yo quiero decir
Poniéndole ella no solo su voz sino su palpitar.
          Al entregarme
Alguna cosa deja todo lo que tiene demás
          y lo hace
Con las dos manos juntas e inclinando
          la cabeza,
Como si me hiciera una reverencia.

                                7.

          Cuando
Al entrar en un ambiente tengo
          que quitarme
Los zapatos ella se inclina deferente,
          los coge,
Los acerca a su regazo y los conduce
          hasta
Un estante, caminando con un ritmo
          de ave
De otro mundo. Y me los trae con unción
          a la salida.
– Eles bueno y guapo. – Me dice un día
          en que llueve
Y me quedo trabajando bajo un árbol.
          centenario.
Y ella también se queda porque ese es
          su deber.
¡Increíble! No sé cómo me ha traído
          café caliente
Desde algún centro comercial lejano,
          calentándolo
Con sus manos, con su aliento su
          devoción.


Delegación de Taiwán en Chuco

                               8.

          El día
De la clausura del certamen se acerca
          por detrás
De mí y me dice al oído: – ¿Quieles
          una copa
De vino? –Le digo que sí, asintiendo con
          la cabeza.
Al traerla la bebo de un solo sorbo. Y abre
          sus ojos
De asombro. Y me pregunta si quiero otra.
          – ¿Dónde
Hay vino? –Le pregunto. – No te pleocupes.
          Yo te tlaigo
Otla copa de vino. – Es que quiero más
          de una copa.
Le digo. – Quiero beber mucho vino esta
          noche.
– ¿Sí? / – Sí, hoy quiero emborracharme.


              Capulí en Tamsui, Taiwán
                    
                              9.

          – Pelo
¡Pol qué! Se alarma, y me mira asustada,
          pero sonriente,
Con su traje de gala que cae hasta sus
          pies.
– ¿Pol qué quieles tomal mucho vino?
          – Porque
Me gusta mucho estar aquí. Y siento mucha
          pena
De tener que irme. –Digo mirándola. ¡Pero,
          ¡Dios mío!, qué bella
Es. Y le pregunto: – Tú, ¿quieres servirte
          una copa?
No. Nosotlas etamos plohibidas de tomal.
          Pelo dime,
¿Pol qué sientes pena? – Pena de que todo
          termine
Y se acabe. – ¡Yo siento igual que tú! –Dice.
          Se humedecen
Sus ojos y sin ocultarlos ni apartarlos de mí
          sus lágrimas
Cristalinas se derraman por sus mejillas.


              En la casa de César Vallejo 
                    
                               10.

          Al despedirnos
Y yo abordar el bus que me lleva al aeropuerto
          me mira
Con sus ojos que son de todo un continente,
          de toda
Una cultura y de toda la inmensidad del mundo.
          Sin límites ni
Fronteras. Sin mares o con mares, con montañas
          o sin montañas,
Con idiomas o sin idiomas que lo dividen.
          No sé.
Algo balbuce en su lengua. Y me entrega furtiva
          una carta
Que, entre otras cosas, dice: – «Peldóname
          pol no habelte
Cuidado mejol» Peldóname pol no habel
          tladucido
Mejol tus poemas. Peldóname pol no habelte
          cantado una canción.


          En el centro de Taipei
                    
                          11.

          – «Te julo
Que quise hacelo y la he lepetido
          en silencio.
Ahola la cantalé siemple pol ti, milando
          el holizonte.
Y, pol favol, no te olvides nunca de mí».
          Y yo
Ya en el trayecto a Taipei y mirando la orilla
          del mar
Que rompe a mis pies sus olas; y mirando
          también 
Los horizontes cubiertos de árboles y neblina,
          musito:
– Jamás de los jamases podré olvidarme
          de ti,
En el sinfín de los tiempos, infinitamente.


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